CAPÍTULO 141: VISITA AL HOSPITALNo sé cómo sentirme con respecto a Jake. Pensé que todo estaría bien entre nosotros, pero me doy cuenta de que me hice ilusiones demasiado rápido. No puedo pedirle que entienda las cosas como un adulto, no puedo pedirle que simplemente acepte a Ricardo como su nuevo padre y se olvide de quien lo ha cuidado desde que era un bebé.A pesar de que lo recuperé, a pesar de que he encontrado la paz y he dejado la venganza atrás; el daño irreversible que me hicieron Camila y Leonardo no se sana tan fácilmente. Perdí demasiadas cosas, hay muchas otras que hubiesen sido diferentes.Pero no puedo lamentarme ahora por lo que pudo haber sido. Debo enfrentar mi realidad tal y como es ahora. Suspiro, al tiempo que me estaciono en el aparcamiento del hospital.—Ya llegamos —le anuncio a Jake. Él está tranquilo, mira por la ventana como si este fuese un paseo por el parque.—Mamá, ¿ya no quieres a mi papá? —pregunta.Siento una punzada en el corazón. Él pensaba que nos
CAPÍTULO 142: EL ANILLO DE COMPROMISORicardoHablar con Cristhian siempre me deja más tranquilo. Él es como la conciencia que no tengo.—Sí, estoy seguro. Quiero que Isabella vuelva a ser mi mujer, quiero que sea mía de nuevo en todos los sentidos —le digo conteniendo una sonrisa en los labios.—Cuenta conmigo para lo que necesites.—Gracias Cris, de una vez te digo que quiero que seas mi padrino. Podrías venir con Becca de acompañante —le digo con un ligero tono insinuante.Él se ríe, pero rápidamente sacude la cabeza y suspira.—No creo que eso ocurra. Ella no quiere verme y para serte sincero, yo tampoco sé si quiero verla.—¿Por qué? ¿Qué ocurrió? Pensé que ustedes dos andaban bien.—Sí, yo pensé lo mismo. La ayudé con el problema de su exmarido, están a punto de condenarlo por ser un maldit0 maltratador, pero… no sé qué es lo que ella quiere realmente de mí.—¿A qué te refieres? —pregunto, inclinándome hacia delante en el escritorio.—Pasé unos días en su departamento y todo est
CAPÍTULO 143: UNA NOCHE CASI PERFECTAMe dejo caer en el sillón después de haber pasado toda la tarde jugando con Jake. Su risa todavía se repite en mi mente, pero debajo de la alegría siento un peso en mi pecho. No puedo evitar pensar en la futura decepción en sus ojos cuando finalmente comprenda que no me casaré con Edward. Siento que debo compensarlo de alguna manera, aunque no sé si alguna vez será suficiente.—¿Necesita algo señorita? —me pregunta Julia con una sonrisa amable.—Sí, una copa urgente de vino —le digo con la misma sonrisa. Ella se ríe y asiente.—Ahora mismo se la traigo.Julia se ríe y desaparece hacia la cocina. Me recuesto, cerrando los ojos por un momento, mientras intento encontrar algo de paz. Sin embargo, un sonido suave y distante llama mi atención. Música. Al principio, creo que es una melodía proveniente de algún vecino, pero la intensidad crece, y la curiosidad me vence. Me levanto y camino hacia la ventana, asomándome con cuidado.Lo que veo me deja sin
CAPÍTULO 144: INTERFERENCIARicardoMe subo al auto, lleno de frustración y rabia. La noche que había planeado cuidadosamente para Isabella, la que debió ser inolvidable, ahora se arruina por algo que pensé haber dejado atrás hace mucho tiempo: Débora. Nuestro capítulo estaba cerrado, ¿o no? Desde el momento en que intentó forzar algo entre nosotros, nuestra relación, si alguna vez se le pudo llamar así, terminó para siempre.Sin embargo, ahora estoy aquí, dirigiéndome al hospital por un intento de suicidi0. Incluso para Débora, eso parece un extremo al que nunca pensé que llegaría.Cuando llego al hospital, me invade una profunda incomodidad y frustración. Camino hacia la recepción, donde una enfermera me dirige hacia la habitación donde está Débora. Mis pasos son pesados. Tengo una horrible sensación de obligación por algo que no quiero tener. Esto no es lo que había planeado para esta noche. Yo debería estar con Isabella, no aquí, lidiando con la estupidez de Débora.Antes de entra
CAPÍTULO 145: DISCULPASRicardoEstaciono el auto frente al rancho y dejo escapar un largo suspiro que parece salir de lo más profundo de mi frustración. Miro al retrovisor y ahí está, el hijo de Débora, durmiendo plácidamente en el asiento trasero. No tiene idea de todo lo que ha pasado esta noche ni de lo que significa su presencia aquí. Yo, por otro lado, estoy agotado, molesto y confundido, preguntándome cómo demonios terminé cuidando al hijo de una mujer con la que ya no quiero tener ningún vínculo.Apago las luces y, para mi sorpresa, veo la silueta de Dan, parado como un maldit0 fantasma frente al auto.—Aquí estoy, señor, tal como me pidió —dice en cuanto salgo del auto.—Gracias, Dan. Lleva al niño adentro y acomódalo en una de las habitaciones de huéspedes.Dan mira al pequeño dormido con una mezcla de sorpresa y curiosidad.—¿Ese no es… el hijo de Débora?Aprieto la mandíbula, intentando no perder la paciencia.—Sí. Pero será mejor que no preguntes, solo hazlo.Sé que no de
CAPÍTULO 146: LA SEGURIDAD DE SU AMORNo puedo enojarme con él. No después de todo lo que ha hecho por mí, de sus gestos románticos, y de este nuevo Ricardo que me demuestra, una y otra vez, que ha cambiado de verdad. Por supuesto que una parte de mí se sintió insegura anoche cuando no volvió a casa a tiempo, pero lo que realmente importa es que volvió a mi lado.Él regresó a mí.Confío en Ricardo plenamente. Sé que lo que pasó con Débora no tiene importancia. Ya no me preocupa, porque lo que tenemos es más fuerte que cualquier cosa. Ahora, entre sus brazos, sintiendo el calor de su cuerpo y la intensidad de sus besos, todas las dudas se desvanecen. No hay lugar para la inseguridad cuando lo tengo tan cerca, cuando nuestras miradas se cruzan y el deseo y la certeza de nuestro amor llenan el espacio entre nosotros.Ricardo desliza mis manos hacia abajo y deja caer la bata de baño que se cae al suelo en un segundo. Mi corazón late con fuerza, un calor inunda mis mejillas mientras me sie
CAPÍTULO 147: YA NO ES SORPRESAConduzco hacia la empresa con una sonrisa enorme en mis labios. A pesar de las dudas sobre tener al hijo de Débora en la casa, me siento bien, por primera vez en muchos años soy plenamente feliz.No dejo de preguntarme cuál habrá sido esa sorpresa que Ricardo quería darme anoche, se me pasan muchas ideas por la cabeza, pero no quiero hacerme demasiadas expectativas y acabar decepcionada, así que prefiero no pensar en ello.Entro al edificio después de dejar el carro en el estacionamiento y tomo el ascensor. Las puertas se abren en el piso de presidencia y enseguida veo a Lucía y a Rebecca cuchicheando en una esquina, cerca de mi oficina.Cuando me ven ambas sonríen con una especie de complicidad que me pone nerviosa. Avanzo hasta ellas, quienes me ven con una sonrisa de oreja a oreja.—Hola —saludan al mismo tiempo, como esperando que yo diga algo más.—Hooola —digo en un canturreo, un poco confundida y quizá, incómoda—. ¿Pasa algo? —pregunto.Ellas nie
CAPÍTULO 148: UN MALENTENDIDOLa reacción de Jake rompe el ambiente por completo. El aire se siente denso y cargado de una incomodidad que ninguno de nosotros parece saber cómo manejar. Ricardo se levanta del sofá y deja a John jugando solo.—Solo quise animarlo un poco, el niño se veía bastante deprimido —explica en un tono suave, casi como si temiera que algo en mi rostro reflejara un juicio que no ha recibido.Respiro hondo, forzando una sonrisa.—Está bien, no tienes que explicármelo. —Mi voz sale más cortante de lo que pretendía—. ¿Pudiste hablar con Valverde? Pasé por su oficina, pero no estaba.—No, ha salido de viaje. Regresa pasado mañana. No quise adelantarle nada por teléfono —dice, moviendo las manos en un gesto de calma.—Oh, pues sí, mejor esperar un par de días más —respondo, sintiendo mi propia sonrisa tensa, casi forzada, aferrada a mis labios.Por dentro, no puedo ignorar las sensaciones que me golpean. Ver a Ricardo tan cercano a John me revuelve. Sé que no es racio