Nicolás no pudo esperar a que sea tarde para volver a su casa, desde que su mujer la llamó y le comentó que el pequeño estaba triste y preocupado por ser desplazado por su nuevo hermanito, no pudo dejar de pensar en ello. Nicolás amaba al pequeño tanto como el que estaba por venir, tenía lugar para ambos en su corazón, no le importaba no ser el padre biológico, desde que supo que quería pasar el resto de su vida con Carla, supo que haría lo imposible y más para que el pequeño lo llamara papá y se olvidara de Pablo, no por celos ni por envidia, sino porque ese hombre no merecía ser recordado. Llegó a su casa y se puso manos a la obra, cocinó lo preferido del pequeño, papas fritas con hamburguesa y Nuggets de pollo, normalmente hubiese preferido cocinarle una cena nutritiva, pero había excepciones, puso el helado del gusto favorito del niño en el freezer para el poste y envolvió el regalo que le había comprado, una figura de acción de su superhéroe favorito. Todo estaba listo para cua
-Que linda pancita- dijo uno de los hombres, burlándose de mí y acariciando mi barriga.Yo me retorcí asqueada cuando sentí el tacto de una mano fría y rasposa que no era la de mi esposo acariciar descaradamente mi vientre como si tuviera el derecho. Me habían atado de pies y manos, sentí el dolor en mis muñecas y en mis tobillos como aquella vez en la sucia fábrica, pero ahora no estaba en condiciones de soportar ese trato, no con una criatura a cuestas. La camioneta se movía a gran velocidad imaginé que huyendo de la policía, comiéndose todas las lomas de burro y los pozos de la calle sin frenar, haciendo que la parte trasera se sacudiera con fuerza y moviera mi cuerpo con brusquedad. No tenía mis manos para poder abrazar mi estómago y protegerlo de los golpes.Sentí como la venda que cubría mis ojos se humedeció por mi llanto silencioso ya que me habían amenazado con que me callara la boca. -¿Tienes la cámara?- Escuché que uno de los secuestradores le decía a otros de ellos-Si,
-Señor, con todo respeto, debería ir a un hospital a hacerse ver- sugirió el empleado de Nicolás que pasó el brazo sano de Nicolás sobre su hombro y lo alejó del accidente. -Gracias por la sugerencia, pero voy a ir cuando mi esposa y mi hijo estén en casa conmigo- exclamó el joven mafioso sosteniendo su brazo izquierdo que sabía que estaba en mal estado, se tragó el dolor y entró al asiento trasero del vehículo. Cerró los ojos y respiró hondo tratando de tragarse el dolor latente- ¿Alguna novedad? ¿Hemos recibido alguna llamada o algo? - Preguntó al chofer. -No señor, no hemos recibido ninguna llamada- dijo igual de preocupado que su jefe. -¡Maldita sea!- gritó y golpeó con su brazo sano el asiento delantero del vehículoEl joven mafioso no entendía por qué no habían llamado todavía los secuestradores, ya deberían haberlo contactado para pedir una suma irrisoria por la vida de su familia, la cual daría sin problemas. -Estén atentos, van a llamar en cualquier momento- ordenó el jo
-¡Vamos arriba bella durmiente!Carla se despertó abruptamente por el gritó en su oído que sonó como una alarma insoportable que le taladraba la cabeza. -¡¿Qué pasó?!- exclamó confundida y aun medio dormida, sintió la boca seca y pastosa, y un extraño dolor punzante en su mejilla. “¿Me quedé dormida?” Pensó a sus adentros, tenía que llevar al niño al colegio, ¿Era tarde? Normalmente Nicolás la despertaba si ella no lo hacía. Algo andaba mal.Movió sus brazos para alcanzar el celular en la mesa de luz y comprobar la hora, pero cayó en la cuenta de que estaba inmovilizada, ¿era una parálisis del sueño? Intentó mover sus piernas, y también estaban tiesas y presionadas contra el colchón. Recobró la sensibilidades de las extremidades y sintió un fuerte dolor muscular. -Bueno días princesa- Un rostro que no era el de su esposo apareció delante de sus ojos, era grotesco y terrorífico, sonriendo con sus dientes amarillos, su piel curtida y tatuajes estilo carcelario. “¿Pero qué?” gritó p
-¡Por favor piedad!- gritó el traficante que era golpeado una y otra vez por un Nicolás que ya no estaba razonando a esa altura, el tiempo iba pasando cruelmente y no tenía ninguna pista nueva de su mujer y su bebé en camino. -¿Dónde está mi esposa?- golpeó la boca de su enemigo con el puño cerrado, rompiendo las paletas del maleante y lastimando su propio nudillos. Pero ya no sentía el dolor, la ira y la desesperación lo mantenía en un trance constante de escenas violentas. -No sé de qué me estás hablando ¡yo porque querría a tu mujer! - gritó el hombre salpicando saliva con sangre sobre el rostro de Nicolás. El joven mafioso cerró los ojos por la salpicadura, lo tomó de la playera y lo acercó más, chocando sus narices. -Sabes muy bien por qué- gruñó-hace un año te arruiné una entrega en el exterior- dijo sacudiendo al hombre. -¡así que fuiste tú!- exclamó el traficante intentando levantarse para pelear contra su enemigo y traidor. -Si- admitió el joven mafioso restándole impor
-¿Está bien? Creo que se pasó señorita. -¡Ella me provocó fue su culpa!-¿Deberíamos llevarla a un hospital?-¿Estás loco? ¿Y qué les va a decir a la policía cuando nos interroguen porque la chiruza está toda cagada a palos?-No lo sé, ¿Dejarla en puerta e irnos? ¿Qué hacemos? Va a perder al bebé-Yo digo que esperemos, no fue tan fuerte, acostala en la cama y tráele unos calmantes. -Si señora-No la ates, pero vigilada, podría estar fingiendo. Carla estaba entre la conciencia y la inconsciencia mientras escuchaba a lo lejos las voces distorsionadas del hombre y de Lily, que discutían qué hacer con ella y su vida. Sintió que la tomaban por las axilas y de las piernas y la levantaban del suelo-¡Ahhh!- gritó de dolor cuando la movieron, el golpe le había generado un sufrimiento insoportable que nacía en el centro de su estómago y se iba expandiendo por toda la barriga. -¡Con cuidado!- gritó la rubia- ¿Quieres que escuchen todos?- protestó nerviosa. Su madre estaba de vacaciones p
Lily se cepillaba su largo cabello con nerviosismo, ya se había maquillado estilo natural y se había puesto un vestido de bambula blanco holgado al cuerpo, unas sandalias de verano y por supuesto, debajo un conjunto sexi por si la cosa se ponía candente. -Señorita- llamó su atención uno de sus hombres que se asomó por la puerta de su cuarto- El señor Hamilton está entrando a la quinta. -Perfecto- retocó el labial color rosa- Que pase a la sala de espera. ¿La sirvienta como esta?-Parece haberse recuperado de lo de anoche, señoritaLily sonrió triunfante mirando por la ventana de su cuarto el auto color negro de su amante entrar al estacionamiento privado. -Todo parece salir de acuerdo al plan- se regocijó la rubia- Asegúrate que la zorra que tiene como esposa se quede callada y no haga algo de lo que se puede llegar a arrepentir. El hombre asintió con una profunda inclinación y salió hacia la habitación donde tenían cautiva a Carla. La joven castaña se había despertado hace tan s
Nicolás hizo un rápido movimiento, hundiendo su codo en el estómago de la rubia, pero sabiendo que el movimiento haría que la mujer deslizara el filo de la navaja por su cuello. Iba a morir, de eso estaba seguro, pero mientras tuviera conciencia salvaría a su mujer. La escuchó gritar su nombre, y eso le dio fuerzas para seguir luchando e ignorando el dolor punzante al costado de su cuello. Lily estaba tirada en el suelo, sosteniendo su estómago y tratando de recuperar el aire, un poco de su propia medicina. El joven mafioso pasó rápidamente por encima de ella y se abalanzó sobre el corpulento hombre antes de que siquiera pudiera agarrar a Carla de escudo, la castaña se arrastró por el suelo, alejándose de la pelea que se estaba dando. -¡Hijo de puta, te voy a cortar las manos!- gritó Nicolás mientras golpeaba al hombre, pero este también lo golpeaba, y su mano era mucho más dura que la suya, además la sangre seguía corriendo del pequeño pero certero corte y el brazo de Nicolás aún