El sonido de un disparo dentro de la habitación dejó a todos los presentes aturdidos. Se había hecho un silencio sepulcral, Nicolás había cerrado con fuerza los ojos, aceptando su derrota, le había fallado a su mujer y a su hijo, y ahora pasaría los días del resto de su vida lamentándose por esto.Escuchó un llanto a unos metros, seguido de una respiración agitada, levantó el rostro con los ojos pesados, quedándose casi inconsciente, si iba a morir en esa fría habitación entonces sería al lado del cuerpo de su mujer, o por lo menos lo último que vería seria el rostro de ella. Pero cuando pudo enfocar la mirada hacia la esquina donde yacía el cuerpo de Carla, se encontró con la mujer estaba abrazada a sí misma y sin ninguna marca aparente de un disparo, miró más allá de su mujer y divisó una gran mancha rojo carmesí que había manchado de forma brutal e irregular el empapelado de la pared, esa sangre no era de su esposa, era de su enemiga, que yacía detrás de Carla con los ojos mirando
Carla vio desde su habitación en la clínica a doctoras y doctores corriendo por el pasillo hacia una misma dirección, se los veían bastante apresurados, parecía una emergencia. Sin poder soportar la curiosidad y la sensación de inquietud en su nuca se bajó lentamente de la cama, con cuidado de no caerse porque aún estaba débil y se asomó por la puerta.-¡Traigan el desfibrilador!- gritaron desde dentro del quirófano que estaba al final del pasillo. -¡Que venga la anestesista!- volvieron a gritar. Una mujer con bata blanca corrió hacia dentro de la sala de cirugías, las puertas se abrieron y por un milisegundo Carla pudo ver el cuerpo de su esposo recostado en la camilla rodeado de cables y de médicos que corrían de un lado al otro.-¡Despejen el área!- gritó un médico con el desfibrilador en la mano, frotó los extremos- Un, dos, tres- los apoyó en el pecho de su esposo haciéndolo saltar con fuerza, pero luego del impacto el cuerpo seguía inmóvil. -¿Hay latidos?- preguntó el médico.
-Señorita, necesito que me acompañe afuera por favor- dijo suavemente una enfermera a Carla, que no quería alejarse de su esposo.-No- Exclamó con el rostro hundido en el pecho de Nicolás, no quería aceptarlo, no era capaz, de un momento a otro toda su vida había cambiado ¿Como iba a hacer para seguir adelante?Comenzaron a quitarle los cables al difunto, ya había terminado todo ahí. Cuando la máquina, que todavía no había sido desconectada del cuerpo, hizo un “Pip” mostrando que la línea recta hacía un salto. Carla levantó la mirada con los ojos rojos hacia la pantalla, que ahora había vuelto a la larga línea de muerte, se sentía confundida pensando que habían sido sus deseos y que su mente estaba jugando con ella. El doctor, que estaba de espalda, se volteó porque también lo había oído, y miró a su compañera con extrañeza. “Pip” hizo nuevamente y el médico corrió hacia el paciente, puso sus dedos en el cuello de Nicolás para tomarle el pulso mientras Carla ponía su oreja en el p
Cuando comprobaron que Nicolás estaba estable lo pasaron a una habitación común, donde su familia lo pudo ir a visitar mientras aguardaban a que recuperara la conciencia. La primera vez que abrió los ojos, el joven mafioso se sintió perdido, no tenía idea de donde estaba y qué había pasado. Como si los recuerdos de los últimos días los hubiera reprimido en su subconsciente, cómo si su mente quisiera protegerlo.-Mi amor…- escuchó al lado suyo y giró su rostro hacia donde venía la voz, encontrándose con su mujer sentada al lado de la camilla sonriendo ampliamente y con lágrimas en los ojos. Abrió la boca y la cerró, tratando de decir algo, pero le dolió, sintió un dolor punzante en la garganta, pero no pudo levantar los brazos y tocarse. -Está bien mi amor, no es necesario que hables- dijo su mujer, que puso su mano cálida sobre la suya- has estado varios días inconsciente es normal que al principio cueste. Pero él igual quería hablar, así que luego de varios intentos por fin lo co
-¡Mami!- gritó el niño cuando vio a su mamá venir caminando hacia él en el comedor. El hombre que estaba en frente del pequeño se volteó hacia donde estaba mirando y vio a Carla caminando en su dirección con una expresión preocupante. -Hola Cariño- sonrió nerviosa y miró al empleado de su esposo- Dile a uno de tus hombres que se quede con él, necesito que vengas conmigo- ordenó por lo bajo y rápidamente, para que su hijo no escuchara. El hombre la miró extrañada, pero asintió sin hacer preguntas frente al menor y le hizo una seña con la mano a otro hombre que vigilaba a lo lejos. -Quédate con el señor- le dijo con cariño a su hijo- Mami tiene que hablar unas cosas y luego viene. El pequeño asintió y el otro hombre se sentó delante. Ambos caminaron por el largo pasillo, Carla iba con una mano sosteniendo su panza, tanto estrés y ejercicio la estaban agotando, necesitaba un reposo, pero sentía que no iba a conseguir uno por mucho tiempo. -¿Sucedió algo señorita?¿el señor Hamilton
La mujer mafiosa tomó el cuerpo de su hija y lo abrazó con fuerza, como nunca antes lo había hecho y por primera vez en muchos años lloró desconsoladamente. Quien sea que haya matado a su única hija quería la guerra, pensó luego de recobrar la compostura y dejar el cuerpo de su hija sobre la cama y cubrirlo con una fina sábana blanca y cerrando sus párpados. -Juro que voy a vengarte hija mía- exclamó mirando el bulto en la cama.Salió del cuarto decidida, y bajó al sótano de la casa, donde guardaba todo lo necesario para matar a alguien, hace años que no lo hacía con sus propias manos, siempre tenía a alguien bajo su mando que con gusto lo hacía por ella, pero esta vez era personal. Tomó un arma, una 9 milímetros, de sus favoritas y guardó en su bolso suficientes balas como para matar a un pelotón. Volvió a subir las escaleras y entró al cuarto de controles, donde tenía las cámaras de toda la casa y se sentó a ver todo lo que había pasado en su ausencia mientras colocaba las balas
-¿Qué vamos a hacer ahora? ¡No tenemos nuestros pasaportes ni documentos!- entró en pánico Carla, al ver que se alejaban rápidamente de la casa incendiada-Tranquila, vamos a encontrar una solución- exclamó igual de nervioso su esposo- Podemos viajar igual en uno privado con un buen soborno- Miró al niño que miraba hacia el vidrio de atrás sollozando por su muñeco- lo que me preocupa es que ella sepa lo que estamos por hacer- dijo en voz baja-No sería capaz de hacernos algo en medio del aeropuerto ¿No?- exclamó la mujer y Nicolás la miró preocupado, como si no supiera qué responder- ¿No?- dijo más asustada aún. -No lo sé mi amor, es capaz de cualquier cosa, matamos a su única hija. Carla asintió estando de acuerdo, y acunó su estómago con miedo-Tranquila- dijo suavemente el joven, apoyando su mano en la panza de su mujer- Vamos a salir de esta. La mujer llegó a gran velocidad a la clínica, estacionando en la parte prohibida-¡Ey! ¡Señora!- gritó un guardia- Esa área es para ambul
El vehículo frenó en el aeropuerto, pero en la parte trasera, en la entrada de aviones privados. Primero bajó el conductor y comprobó junto con su pistola cargada, que no había señales de la mujer a los alrededores. Era la parte menos concurrida, donde la gente común y los turistas no pasaban, era una zona de pocas personas, lo cual empeoraba las cosas, una pista de aterrizaje privada con un solo avión pequeño estaba detrás de ellos y nada más. No había lugar para esconderse, solo tenían que correr hacia el avión que los estaba esperando, parecía tarea fácil pero también eran un blanco fácil. -Pueden descender- informó el hombre a través de la ventana rota, luego de confirmar que la mujer no estuviera en los alrededores. Nicolás asintió, levantó su arma y miró a su mujer, que lo miraba con terror-Salgamos ahora Carla, solo son unos metros, es ahora o nuncaTenían que atravesar la reja de metal, que impedía que el vehículo se acercara más y luego correr. Nicolás bajó primero y miró