aceptó ser tu esposa

–¿Por qué esa actitud tan a la defensiva, mujer?–Marlon coloca los ojos en blanco.

–¿Acaso debería estar feliz de casarme con un viejo como tú?–Esa respuesta dolió hasta en el abismo, justo donde se situaba el corazón de Marlon, en el mero abismo, se había convertido en un hombre que no sentía nada, pero esa respuesta dolió.

Sin pensarlo tomó a Estela del antebrazo y la apretó con fuerzas.

–Debería darte un par de latigazos por decir esa m*****a estupidez, niña grosera–Aflojo su agarre en cuanto vio que uno de sus colegas se acercaba con confianza.

–¡Ey Marlon!–Saludo con una sonrisa en sus anchos labios.

–Lian, pensé que no ibas a venir–Era impresionante la manera tan rápida de como Marlon cambiaba el estado de ánimo.

Estela colocó su otra mano encima de su antebrazo para sobarse, realmente la había maltratado.

–Marlon, ¿cómo dices eso?, jamás me perdería este día tan especial, sabes muy bien que eres como un hermano para mí–Respondió Lian, pero luego volteo su rostro hacia Estela quien tenía la mirada enterrada al piso–¿Le pasa algo a tu esposa?–añade Lian con preocupación.

–No, es solo que está emocionada–Marlon coloca su brazo encima del hombro de Estela. Esta al sentir el peso de su enorme brazo se asustó-¿verdad cariño?-pregunto.

–Si, es verdad, es solo que estaba ensimismada, aun no me creo la idea de ser su esposa–Respondió entre titubeos

–Ah, entiendo, bueno, me retiro no quiero quitarles más de su tiempo como la nueva pareja del año.

Lian dio media vuelta para desaparecer de sus vistas.

La fiesta de boda fue sin duda espectacular, todos se divirtieron, menos Estela y su madre, pero siempre demostraron una falsa felicidad, al menos para no alertar a los invitados y a la prensa más que todo.

–¿Acaso no te está gustando la fiesta?–preguntó Marlon. Pero Estela de inmediato negó.

–Solo quiero irme–Lo aniquiló con la mirada.

–Está bien, puedes irte–Respondió sin siquiera mirarla.

-¿Es enserio?-Le abrió los ojos, exigiendo una explicación.

-Niña, solo haces berrinches, pensé que eras más madura, creo que me estoy arrepintiendo de lo que hice.

-Si tan arrepentido estás, ¿porque no me dejas ir y listo?.

Marlon soltó una risa.

-Pero claro que te irás, pero a mí casa, a vivir conmigo, más tarde me deshago de ti.

-¿Para que me quieres?-Sus ojos se aguaron. Se sentia impotente.

Marlon sacó su teléfono e informó a uno de sus hombres para que llevara a su esposa a su casa, ya más tarde veía como se las arreglaba para no alertar a los invitados e inventar cualquier excusa barata.

–Si señor, cuente con eso–Respondió el escolta.

–Esta bien, solo mantenme al tanto si intenta hacer algo estúpido.

-Te hice una m*****a pregunta-Exclamo Estela por segunda vez. Pero él solo la ignoró.

Marlon tenía mucha confianza en sus hombres por ello se mantuvo tranquilo en la fiesta, por otro lado Estela se subió en uno de los autos y se fue del lugar se sentía muy cansada sus pies dolían jamás había tenido unos tacones durante tantas horas, le había comentado a su madre que se sentía indispuesta, y por ello se iba a casa de su esposo.

–¿Por qué vive tan lejos el señor Rivera?–Cuestionó Estela preocupada. Ya había pasado media hora exactamente desde que partieron de la iglesia.

–Falta poco señora–Luego de cierto tiempo, llegaron a la mansión–Llegamos señora–Avisa el conductor.

Estela se bajó del auto como si hubiera venido a esta casa antes, ni siquiera pregunto por donde era la entrada cuándo ya estaba dentro.

Sus ojos se abrieron luego de entrar a la sala de estar. Todo era hermoso, había muchos cuadros de naturaleza, y jarrones tinajas.

–Bienvenida señora de Rivera–Saludo otro escolta.

Estela no respondió siquiera, solo siguió caminando con su boca abierta pero a pasos firmes, se sentía como dueña de casa.

(Marlon)

–Mi esposa es muy tímida, solo que se sentía mareada–Dijo Marlon para no alertar a la prensa quien estaba como piedra en el zapato jodiendo su paciencia.

–¿Acaso está embarazada su joven esposa?–Preguntó con impresión uno de los periodistas.

–Amigo, si me disculpas tengo que hacer algo-Los hombres de Marlon apartaron a los periodistas para que él pudiera pasar ya que invadian su espacio.

Se sentó en una banca playera y dejó aflojar su cuerpo en este, se sentía cansado y abrumado, pensó que Estela era una mujer sumisa y con el autoestima por el piso. Pero se llevó tremenda sorpresa. La chica era más astuta que una hiena salvaje. Y con un carácter del demonio.

Marlon estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no escuchó su teléfono, pese a que se encontraba en una zona bastante alejada de la fiesta. Pero al poco rato contestó la llamada.

–¿Qué pasa escudero?–Dijo Marlon pegando su teléfono al hombro hasta llevarlo a su oreja, tanta era su pereza que ni siquiera quería sostener el teléfono con las manos.

–Señor, su esposa está causando pleito–Respondió asustado. Al interior de la llamada se podía escuchar la voz alterada de Estela quien gritaba.

–¿Qué pasó ahora?–Marlon soltó un suspiro, apenas llegaba Estela a casa y ya estaba causando berrinches.

–¡Mira Marlon si crees que voy a dormir contigo estás muy equivocado! ¡En el contrato no dice nada de eso!–Estela le arrebató el teléfono al escolta para hablar.

Marlon sólo se echó a reír y colgó la llamada, lo cual detonó mas la ira de Estela.

(Estela)

–Ese viejo verde es un maleducado, mira que colgar la llamada–Farfulla.

–Señora, realmente no le veo nada de malo que duerma con el jefe–Dijo el escolta tratando de calmarla.

Pero Estela estaba segura de que si dormía con ese hombre lo más probable es que terminaría violada o quizá peor… ¡Embarazada!.

–Ni en sus peores sueños, me tendrá bajo sus sábanas–Bufó y salió corriendo.

–¿A dónde va señora?–Preguntó el escolta, ya que estela se dirigía a gran velocidad al jardín. Su vestido estaba sucio debido al arrastre por el cual era sometido.

Se acostó en el césped y miró hacia el cielo, la luna estaba menguando y las estrellas se veían más enormes de lo normal.

–Si ese viejo piensa que me va a convencer de sus estupideces, no lo va a conseguir–Se dijo así misma.

Cerró sus ojos lentamente y soltó un suspiro, estaba estresada, y su corazón se quería salir.

En ese momento se odiaba así misma, porque nunca debió aceptar tal contrato, había otra manera para resolver la deuda, pero su madre así lo quiso.

Cuando por fin se sentía más tranquila, la voz prepotente de Marlon hizo que saltara del susto.

–¡Levántate del piso!–Estela abrió los ojos de golpe. Y rápidamente se levantó del suelo.

–¿Con que ya estás aquí?… Querido "esposo"–Hizo la seña de entre comillas con sus dedos.

Marlon pasó su mano por su rostro, como quien dice: Vamos con lo mismo.

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