Iremos al hospital, Estela.

–Señora largo de aquí, no quiero ver a nadie–Respondió Estela enojada.

La señora realmente se preocupó, no quería ver a la joven así de triste, quiso ser amable pero Estela no le permitió.

–Señora de Rivera, solo trato de ser amable –Sonrió la empleada.

–No quiero escucharte.

–Pero señora, solo quiero ayudarla.

–Pues no lo vas a conseguir.

No obstante la empleada se acercó más a Estela hasta sentarse junto a ella, era una mujer de algunos cincuenta años con una vida recorrida, su aspecto era muy sereno, con un cuerpo no tan ancho y de piel blanca.

–¿Le ha hecho algo el señor?

Por primera vez, Estela quiso confiar en la mujer, más porque le hacía recordar a su madre. Cristina.

–Ese monstruo me ha tomado por el cuello. ¡Casi me mata!–Dijo con la voz temblorosa.

–¡Ay Dios mío!– Dijo con impresión la mujer.

–Pero te juro que esto no se va a quedar así–Respondió segura Estela.

–Señora no se le ocurra hacer nada.

–¿Qué? No ves como me ha dejado el cuello–Le mostró y este estaba colorado.

–Lo entiendo, pero se lo doy por consejo, no se le ocurra hacer nada, usted no sabe de lo que es capaz el señor Marlon.

–No me interesa, yo soy más peligrosa que él–Rió con ironía. En el fondo se sentía partida en dos, nunca antes un hombre la había maltratado.

Ambas son interrumpidas por la arrogante voz de Marlon.

–¡Estela, ves a cambiarte vamos a salir!.

Antes de levantarse la empleada le susurra a Estela.

–Solo se buena chica y todo saldrá bien–Le sonríe. Estela se levantó del comodo césped y sin mirar a Marlon se dirigió a la habitación, escogio un jens negro con un bluson naranja, en su pies se coloco unas zapatillas negras y dejo su cabello suelto.

Salió de la habitación, pero antes de bajar las escaleras sintió una pequeña punzada en su brazo izquierdo, no se preocupó ya que esto le pasaba a diario, pero esta vez fue un poco dolorosa.

Escaleras abajo noto como Marlon reprendió a uno de sus hombres, le hablaba en un tono muy elevado mientras le enseñaba algo desde su laptop.

–¡Qué tienes por decir!–Le abrió los ojos y el escolta trago grueso.

Pero antes de este responder, Marlon vio el reflejo de Estela, por lo tanto bajo la guardia y soltó un suspiro agotador.

–Estela por favor, ve subiendo al auto–Le pide y ella colocó los ojos en blanco, pero acató la orden de su esposo–Más tarde terminare contigo–Cerró su laptop de un portazo y lo dejó encima del sofá.

El guardia estaba temblando de miedo, sabía que no había hecho su trabajo bien, y eso le traería serios problemas.

Marlon camino hasta el garaje donde se encontraba Estela mirándose en el espejo del auto.

–Subete al auto Estela–Ordena y rápidamente se subió al auto, no quería pelear con Estela, ya hoy había cogido demasiada rabia con uno de sus hombres.

–¿A donde me llevas?–preguntó la chica.

–Iremos al hospital–Ella lo miró confundida.

–¿A qué se debe eso? ¿Estás enfermo?–Volvió a preguntar.

–Creo que ya has preguntado mucho. ¿Podrías callar un poco?.

Las palabras de Marlon salían como un robot, no tenía sentimientos a la hora de hablar, era crudo y seco. No le gustaba dar detalles de nada.

Por primera vez Estela guardó silencio, solo se asomó a la ventana a mirar el campo, le generó mucha paz, ver las vacas mientras comían pasto.

A los pocos minutos llegaron a un hospital, el cual Estela jamás había visto, pero para Marlon era como entrar en su propia casa, la recepcionista del hospital no le pidió documentos de nada, solo le dijo;-delante señor Rivera.

Estela estaba tan impresionada de cómo las personas respetaban a Marlon, era como una figura súper importante, y fue allí donde sintió que el dinero lo hacía todo, hasta el trato de las personas se basa en el dinero, como quien dice, entre más dinero tengan más respeto reciben.

Ambos tomaron el ascensor hasta llegar al piso doce. Entraron al consultorio del doctor, quien estaba súper feliz de tener a Marlon enfrente, se emocionó mucho por tanto no dudo en darle un abrazo.

–Hermano que gusto tenerte aquí–Dijo el médico. Marlon tomó asiento y más atrás Estela.

–Para mí es igual–Dijo Marlon. Estela quedó anonadada luego de escuchar la palabra hermano y no dudo en preguntar.

–¿Son familiares?–Ambos miraron a Estela, pero solo el médico respondió a su inquietud.

–Así es, soy el hermano menor de Marlon, mucho gusto, mi nombre es Oscar–Estrecho su mano. Pero Estela no se la dio, para ella todo lo que tuviera que ver con Marlon era algo maligno, por tanto solo analizó la situación y guardó silencio.

–Vamos Oscar, a lo que vinimos–Dijo Marlon interrumpiendo la incomodidad.

Oscar empezó a preguntar a qué se debía su grata presencia, al parecer Marlon no avisó.

Marlon empezó a comentar a su hermano lo que pasaba con Estela, y que le preocupaba verla de esa manera tan lamentable, parecía un palillo de dientes.

El doctor se levantó de su asiento y empezó a tomarle la presión y luego a revisar sus latidos.

–¿Cómo te sientes?–preguntó Oscar mirando a Estela fijamente.

–Bien–Respondió en seco, era inevitable no imaginar qué le pasaba algo, pero ella solo mintió era muy orgullosa, no quería causar lastima a nadie, y mucho menos con Marlon.

–Entiendo–Dijo Oscar, pero realmente no había encontrado nada anormal en Estela, ya que a simple vista todo indicaba estar bien. No obstante le mando unos exámenes, para ver cómo estaba su organismo.

Al terminar la valoración Oscar se acercó a Marlon para susurrarle unas cuantas cosas, las cuales Estela no logró escuchar.

–Muchas gracias Oscar, lo mantendré en cuenta–Dijo Marlon despidiéndose de su hermano y luego abrir la puerta para salir del consultorio.

Dentro del ascensor Estela no se sintió bien, por tanto se apoyo de las barandas del ascensor no podía con su cuerpo estaba muy débil.

–¿Estás bien?–preguntó Marlon mientras sostenía sus brazos.

–Si. Estoy bien–Respondió sin ánimos.

–Te llevaré con mi hermano nuevamente.

–¡No!-Bufó y de inmediato se soltó del agarre de Marlon.

–Estela, no seas terca, carajo–Farfullo Marlon.

–Déjame en paz, y jamás me vuelvas a tocar.

–Deja tus pendejadas y vamos–Marlon insiste.

–¡Te he dicho que me dejes en paz!–Le grito y oprimió el botón para ir al piso uno. Marlon no dijo nada, solo guardó silencio y se rasco la cabeza. Al llegar al piso uno, Estela caminó rápidamente al garaje hasta subir al auto.

–¿Que se ha creído ese?–Dijo en su enojo, y empezó a limpiar su brazo con la palma de su mano–No quiero que me toque, ¡nunca más!.

Guardó silencio en cuanto vio a Marlon quien se acercaba al auto.

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