Luciano se aclaró la voz un poco avergonzado. — Yo... el día de hoy estoy extremadamente feliz porque en este instante nos acompañan nuestros hermanos de la vida, amigos y familiares a celebrar el momento más importante de nuestras vidas, antes que nada Solo quiero saludarlos y agradecerles por formar parte de este instante que quedará grabado en mi memoria hasta el final de los tiempos. — Dijo mirando al público. — Ahora, centrándome en ti mi preciosa princesa, quiero comenzar expresando que tengo muchísimas cosas que decir, prometer y asegurar, tantas que me sería totalmente imposible solo colocarlas en mi votos, por lo que la primera promesa que realmente voy a hacerte en este instante es que dedicaré cada segundo en mi vida a demostrarte cuanto te amo, a hacerte feliz, a darte todas aquellas cosas que yo sé en el fondo de mi corazón que tú te mereces, y que jamás estarás sola mientras estemos casados. A partir de este momento mi cuerpo, mi mente, mi alma y mi espíritu son comple
Los labios de ambos se acercaron lentamente, sin contacto alguno, podía sentir el calor de la piel y el olor del perfume del hombre, loción masculina y... ¿lavandas?Sus labios se presionaron un segundo y luego se abrieron lentamente. Antes de abrirse a la danza entre sus lenguas, escucharon la puerta del departamento abrirse y se separaron con mucha rapidez.*******— Buenas tardes, preciosa señorita. — Dijo una intensa voz melodiosa.Las palabras no salían de la boca de aquella joven. ¿Estaba intimidada? ¿Impresionada? Aquel era el hombre más bello y grandioso con el que se habría topado jamás en su vida. — Buenas tardes, señor Luciano. — Respondió.— ¿Señor? — Estaba sorprendido y tal vez ofendido. — Soy apenas 3 años mayor que tú... ¿Tu padre está aquí hoy?La congregación de su padre tenía sus propias oficinas en el teatro donde se reunían y uno de sus trabajos de medio tiempo era encargarse de organizar todo allí.— Lo siento, señor. Mi padre no está, de hecho, ya estoy cerrando
Despertó en el suelo de un valle.El aire que rozaba su piel era helado, agrio y su silbido era intenso, se escuchaba cerca de su oído, y también en la lejanía.El cielo estaba oscuro, pero no sé veía una sola estrella, solo la copa de unos árboles petrificados decoraban el borde del cielo, como quien coloca un marco para su obra de arte... una vacía, oscura, y carente de un sentimiento diferente a la incertidumbre.El suelo agrietado lastimaba sus pies. Parecía que no había llovido o corrido un poco de agua por aquellas tierras en muchísimo tiempo.Corrió por laderas, entre los árboles y por encima de un riachuelo de aguas negras, buscando socorro, con la esperanza de que alguien la sacará de ahí. Pero por más que pidió ayuda, no hubo nadie que la auxiliara. Estaba en un lugar inmenso y completamente sola, pero aquel sentimiento de ser un conejo aterrado en algún rincón del bosque, ni la abandona.¿Donde estaba? ¿Cuanto tiempo tendría ahí?Entonces los recuerdos se amontonaron en su
Era 10 de diciembre, Becca se levantó súper temprano, se colocó ropa deportiva, y salió de casa, no sin antes mirar con disimulo, el guapísimo hombre que dormía en su sillón.Llegó a la pastelería y se dedicó a rellenar y decorar los bizcochos. Una vez su trabajo hubo terminado, volvió a casa. No hablo con nadie y no se acercó a nadie. No tenía el humor para hacerlo estaba deprimida, aplastada, preocupada y agotada. Así era siempre que tenía aquel sueño.Al entrar por la puerta notó que el joven ya no estaba, y que su padre tampoco, así que volvió directamente a la cama.La mañana transcurrió tranquila, hasta que su hermana de 9 años fue a despertarla, más allá del medio dia. Alicia la sarandeo un par de veces, no era alguien muy delicada o considerada.— ¡Parate! Debemos ir a la peluquería hoy. No puedes haberlo olvidado. — Gritaba la niña.— Claro... — Dijo Becca aún medio dormida. — La fiesta de Navidad es hoy... ¿verdad?— Si, habrá comida y música. — Gritó la niña emocionada.— R
Al día siguiente, con los primeros rayos del sol, Becca se arregló con su acostumbrado jean roto, camiseta y chaqueta de lino marrón. Recogió sus cosas de la universidad, portafolios, bolso, laptop y porta planos, se arregló y voló fuera de su casa.La mañana estaba fresca, y las nubes sonrosadas hacían dibujos en el cielo.Era lo único en lo que pensaba mientras viajaba en autobús. La música siempre sonaba fuerte en sus audífonos, para así aislarse de la gente en su entorno. Normalmente no se los quitaba por nada del mundo.El campus aún estaba solitario. En algunos pasillos se podían ver uno que otro estudiante. Repasando para exámenes o dormitando en las bancas. La universidad en la que estudiaba era pública, por lo que muchos estudiantes eran de ciudades y pueblos circundantes a la suya. Muchos tenían la costumbre de llegar extremadamente temprano, para no perder ninguna clase.— Ey, que haces aquí tan temprano? — Dijo una voz conocida a su es
En su departamento, la familia estaba a punto de cenar al llegar Becca.— Llegas en momento justo, hoy papá hizo un asado negro. — Grito Alicia.— ¿Que celebramos? — Contesto Bec con una sonrisa.— La unión de nuestra familia. — Respondió David.El asado negro de su padre era de pollo y todos lo amaban. Lo acompañaban arroz, tajada y ensalada. Realmente era un buen plato de comida, nada comparado a lo acostumbrado.— Vi que te llevas muy bien con tu amado Luciano. — Dijo Moisés en medio de la cena, para molestarla.— ¿Vieron como respondió cuando Alexandra vino a molestar? — Agregó Isobel.— Un hombre que sabe defender a la dama que va consigo, es un buen tipo. — Contestó David.— Es guapo, educado, y además sabe responderle a gente molesta.... la verdad, me agrada. — Dijo Bec evidentemente nerviosa. — Sin embargo, no hablamos demasiado. Aunque ya entiendo porque papá intentó metermelo por los ojos durante tanto tiempo.— ¿Te comentó algo de la boda? — Preguntó David.— No, pero está
Luego de comer en la llevo en su auto a la universidad.— Vendrás a buscarme por la tarde? — Pregunto ella, una vez estacionados.— Pensaba buscarte para llevarte a conocer el futuro hogar que habitaras. - El estaba sentado de lado en su asiento, con una postura muy resuelta. — Según entiendo, tu intención es quedarte hoy.— Pensé, que sería buena idea quedarme a conocer el lugar. Ahora, creo que también sería buena idea que dejes de espiarme. — Dijo mientras golpeó con su dedo el pecho de el, como quien regaña a un niño.— Lo siento. Eres muy propensa a que te sucedan cosas malas. Casi terminas en mis dominios un par de veces. Quiero asegurarme que eso no vuelva a pasar.— Dejaré unas cosas en tu auto, y me iré a dar una clase. Te veré luego. Que tengas una linda tarde, Luz.Becca salió del auto sin dejar que el respondiera, únicamente llevo su bolso y objetos de estudio.Atravesó la universidad, en un santiamén. Llegó a la dirección donde la secretaria le entregó unos papeles, y fue
Becca despertó en una amplia sala consuelos negros y paredes blancas. Tenía escasos muebles de cuero blanco.Junto a ella descansaban todas sus pertenencias menos la caja de implementos mágicos, y sobre su bolso había una pequeña nota que decía estaré en un estudio, puedes acompañarme cuando despiertes.El estudio era amplio, tanto, que la luz que ingresaba por el ventanal no alcanzaba a iluminar toda la estancia. Tenia paredes y suelos de exquisito mármol blanco. Los muebles eran de madera oscura, con cojines negros. El viento fresco de la tarde se colaba entre las uniones del vidrio.— Necesito que te encargues de el. — La voz de Luciano retumbaba en la estancia. Cada vez se hacía más oscura, más densa, y terrible. — Aprenderá la lección de un modo u otro, ya lo dejamos perjudicar suficiente, así que no puedes matarlo. Quiero que viva para que recuerde que es una basura y jamás dejará de serlo.El intenso odio con el que se expresaba era practicamente palpable. Cada vez que una pala