Kaia se sentó en el sofá sin ningún decoro, después de escuchar lo que le dijeron sus padres, el día de mañana sería su boda con alguien del que no tenía conocimiento y desde luego que ya todo lo habían planeado sin siquiera avisarle. Regresando de sus vacaciones se encontró con esa noticia, pensando que se trataba de una broma.
Sus padres no le podían estar haciendo eso, y ¿qué tal si ella tuviera novio? No tenía ni voz, ni voto en su propia casa. Le dolía todo lo que le estaban haciendo. Ni siquiera todos sus ahorros llegaban a una mínima parte de lo que su padre debía. La empresa estaba en bancarrota, nada la podía salvar, solo Maximus Leonardi.
–Mamá, no estoy preparada para esto, sabes mi idea sobre el matrimonio. Nadie va a aguantar mi temperamento, seré devuelta en el primer pleito que se arme.
Se sentó derecha, alineando su postura al igual que lo que había dicho, ella no era para el matrimonio. Abigaíl, miraba a su hija y por dentro estaba sufriendo por ella. No supo de los problemas de su esposo hasta que ya fue demasiad tarde y ya no podía salvar a su hija de ese matrimonio.
– ¿Por qué piensas en eso hija? Dale una oportunidad a este matrimonio, tu padre ya no puede con tantas deudas y el préstamo que ha hecho Maximus, debe pagarse, aunque sea de este modo.
La cólera invadió los sentidos de Kaia, ella había disfrutado al máximo de esas espectaculares vacaciones sin saber lo que se estaba fraguando en su contra. Su padre la había engañado mandándola lejos para que no se enterara de su bajeza.
– ¿Y tú, papá, por qué me mandaste de vacaciones sabiendo todo esto? Me engañaste, me hiciste creer que era como cualquier otra vacación. Lo tenías todo bien planeado, pues ahora no puedo hacer nada.
Darío, no supo que contestarle a su hija, pues ella tenía toda la razón, Kaia era la única que se iba a poder casar con el hijo de Maximus, tampoco era que el chico tuviera otra opción. Ambos padres estaban haciendo un pacto que incluían a sus dos pequeños hijos sin sus aprobaciones.
–Ya todo está arreglado, no nos queda más que cumplir con este acuerdo.
Estaba sentada como si la hubiera alcanzado un rayo, se encontraba paralizada de la rabia que corría por sus venas. No sabía si reír o llorar de la impotencia.
–Todo lo hicieron a mis espaldas, soy solo un cheque al portador, con la que puedes pagar esa deuda. Mamá, no me dijiste nada cuando te pregunté cómo iban las cosas y con eso me refería a todo.
Abigail no había querido faltar a su palabra, le había prometido a su esposo que no le comentaría nada a su hija, porque no habría manera de que pagaran todo lo que debían a Maximus.
–No podemos retroceder, el compromiso ya ha sido divulgado y mañana es el gran día.
Las lágrimas brotaron de los ojos de Abigaíl sin ya poderlas detener. Pero eso no era suficiente para Kaia, no soportaba que la traicionaran. Su madre sabía las consecuencias.
–No lo creo, mamá, para mí será el peor de mi vida, seré la novia más infeliz del mundo y no me culpen si las cosas no les salen bien.
No sabía cómo la iban a tratar en la casa de esas personas, no les iba a servir de mucho, era una rebelde y no se dejaría pisotear de nadie. Sus padres sabían muy bien como era y nos los estaba amenazando.
–Dentro de poco llegará Maximus, sube a arreglarte, tu prometido vendrá a verte. No quiero que te vea en esas fachas, tienes numerosos vestidos designados para este encuentro, eres una chica hermosa, cualquiera de esos vestidos resaltará tu figura y de seguro quedará encantado.
Kaia miraba a su madre y veía el esfuerzo que estaba haciendo para detener las lágrimas, la conocía perfectamente, su madre no estaba de acuerdo con esa transacción, por así llamarla.
–Te llevarás bien con el hijo de Maximus, me ha dicho que es un buen muchacho, muy trabador y es el presidente del conglomerado.
A ella no le importaba nada de eso, quería seguir estudiando y graduarse alguna vez de lo que tanto le gustaba hacer. Su sueño lo estaban contando al obligarla a que se casara con un desconocido, que ni siquiera su padre había visto.
–Que fácil ha sido para ti, ¿No, papá?, entregas a tu única hija y tu empresa sale ganando, bravo, espero que juntes muchos millones y que te duren muchos años, para que nunca más tengas que volver a venderme.
El corazón de Darío se encogió antes las palabras de su hija, ni siquiera quiso discutir el asunto con ella, pues sabía que se negaría en rotundo y su palabra era su palabra, ya había firmado con Maximus y no había modo de retroceso.
–Hija, si hubiera podido conseguir el dinero, jamás te hubiera hecho pasar por esto, perdóname, por favor.
No aceptaba sus palabras, ella se había portado bien, aunque tenía un temperamento explosivo, se sabía controlar delante de sus padres. Había sido una buena hija.
–Cuando salga mañana por esa puerta, será la última vez que me vean. Y ya no llores más, mamá, que no me he muerto todavía.
Kaia, estaba aceptando que se tendría que casar con el hijo de Maximus, ella en la vida jamás había escuchado de tales personas. Pero tendría que pagar la deuda de su padre.
Se levantó mecánicamente del sillón. Resignada subió a su alcoba, caminar hacía su habitación le costaba cada paso que daba. Se sentía como un pequeño ternero que sería llevado mañana al matadero.
No le iba a quedar de otra, se tendría que casar y esperaba que no fuera con un hombre viejo y gordo, no lo soportaría.
Entonces una idea se le cruzó por la cabeza, sus hermosos ojo se iluminaron, verían si ese estúpido prometido suyo se iba a querer casar con ella.
Capítulo 2. El compromisoEntró a su habitación y miró la fila de vestidos que habían acomodado en la cama, desde luego que cada uno de ellos resaltaría su figura y qué decir de la variedad de exquisitos zapatos que hacían juego.Una gran variedad de maquillaje estaba sobre su mesa noche. Abigaíl conocía el gusto de su hija, le encantaba probar todo tipo de maquillaje, era una experta en esa línea.Miró todo eso y no pudo más que llevarse la mano a la baca para evitar que escucharan sus carcajadas. Descartó por completo todo eso, ella tenía el atuendo perfecto para su compromiso.–Bueno, es tiempo de hacer mi mejor papel.Bajó las escaleras, aunque todo le molestaba, su frenillo de la adolescencia se le encajaba en la encía y le causaba un tremendo dolor en los dientes, pero era lo que había. – ¿Qué es todo esto? Kaia, no puede ser, necesito que te vayas a cambiar, escogimos lo mejor para esta noche.Abigail no pretendía reírse del aspecto de su hija, pero no pudo aguantar, sabía lo
Capítulo 3. Charla padre e hijoDafne se mantuvo todo el camino a su mansión totalmente callada, no sabía cuál iba a ser la reacción de su hijo al ver mañana a la novia. Pero eso ya no era su problema, seguirían con lo acordado, no se podían echar para atrás.–Ya sé que no era lo que nos esperábamos, esas fotos eran las únicas que Abigail pudo conseguir, en pocos años la niña fue ganando peso, pero es muy bonita.Maximus se había quedado con la impresión de lo que había visto en las fotos, pero la realidad era otra. Su hijo no tenía alternativa, se casaría con Kaia y punto. De lo contrario quien se haría cargo del conglomerado sería, Hermes. Su primo estaba haciendo todo lo posible por ser el nuevo CEO del conglomerado Leonardi.–Prefiero verlo casado con esa niña, que ver como desperdicia su vida con Raissa.A Dafne nunca le había gustado que Vincenzo se hiciera novio de lesa mujer, a pesar de que era la hermana de su nuera, su primer hijo, Alessandro, se había casado con Aitana Thal
Capítulo 4. Unas horas antes de la bodaKaia se levantó como cualquier otro día, no estaba emocionada como lo estuviera una novia ilusionada por el día de su boda. Lo tenía todo preparado para su gran espectáculo final. El rostro de Kaia era liso y delicado, sin el maquillaje que se había puesto el día anterior, era una total belleza.–Date prisa hija, tenemos que llegar puntuales a la mansión Leonardi, espero que tengas todo listo.En su interior, Kaia pensó con desprecio, ella solo lo hacía por el bien de la empresa de su padre, parpadeó con su mirada inocente. Era una joven chica de veinte años, que se había hecho la ilusión de iniciar sus estudios de la universidad y ahora se dirigía hacia el altar para casarse.–Desde luego que sí, mamá, solo que no estés tan ansiosa, hoy es un día como cualquier otro.Ella entrecerró los ojos y miró a su madre que caminaba de un lado para el otro, Kaia tenía una pequeña sonrisa en sus labios, tenía listo todo lo que iba a utilizar ese día, por e
La hora de la boda había llegado, se escuchaba todo un revuelo en el jardín de la mansión, aunque solo se había invitado a un grupo selecto, muchos se habían quedado con las ganas de asistir a la gran boda de Vincenzo Leonardi. Todos querían ver los jardines decorados de la mansión para ese evento y desde luego el glamour y la elegancia de la decoración. Muchas revistas habían ofrecido grandes sumas de dinero para poder estar presente en ese magno evento. Aunque no se sabía nada de la novia, se especulaba que será una belleza, ya que Vincenzo siempre salía como modelos y actrices de renombre, aunque solo se sabía que eran solo amistades. No dejaban de ser mujeres espectaculares. –El vestido es fabuloso, te dije que sería una maravilla, cuando Dafne me mandó las fotos tenía ganas de llorar y ahora, no sé si me pueda contener en cuanto te lo pongas. El vestido en realidad rompía con todas las expectativas de Kaia, nunca se hubiera imaginado que fuera hecho a medida, lo miraba en la c
Vincenzo estaba enojado por la apariencia de su esposa, de ninguna manera hubiera aceptado casarse con una mujer como ella. Si Raissa no lo hubiera engañado, ahora sería ella su esposa.No podía disimular el disgusto en su rostro, pero ya no podía hacer nada.Los invitados se acercaron a felicitar a los novios, algunos se quedaron estupefactos y ya no quisieron avanzar, la novia era en verdad horrible, espantosa, tenía capas y capas de maquillaje, y usaba unos tonos horrorosos en los ojos, ni qué decir del tono de lápiz labial, estaba todo regado y era muy llamativo.Estaban indignados de como esa mujer terriblemente fea, se había casado con el hombre más guapo de toda Italia, Vincenzo Leonardi era considerado un casanova, que tenía a todas las mujeres hermosas a sus pies y había caído tan bajo al casarse con ese esperpento.–Felicidades para ambos.Algunos solo le dieron la mano a la novia, no se atrevieron a darle un beso en la mejilla. Solo lo hacían como señal de respeto hacia los
Raissa ha hecho que todos hablen de su entrada triunfal, pero obviamente ellos no sabían por qué fue a la fiesta de boda de su exnovio. Subieron al auto de Vincenzo y llegaron a un lugar donde pudieran estar fuera del ojo de los curiosos.Un dejo de malicia apareció en los hermosos ojos de Raissa, se bajaron del auto y ella lo siguió con pasos cortos y ligeros.Pasaron unos minutos y los dos estaban en completo silencio. Ahora Raissa no sabía cómo decirle a Vincenzo, que había cometido un gran error, pues un hijo no estaba en sus planes y menos para el padre del bebé, ahora menos que nunca.–Vincenzo, estoy embarazada.Al corazón de Vincenzo le dio un vuelco del enojo, sintió como si le estuviera cayendo un balde de agua fría, tanto que le había dicho a Raissa que se cuidara, porque esa relación nunca iba a tener futuro, pero por lo visto no le había escuchado, nunca le prestaba la atención debida. –Te dije muy bien que tuvieras cuidado, no creo que mi primo se quiera hacer cargo de
Kaia estaba disfrutando de la noche, no le importaba lo que pasara afuera de la discoteca, el mundo se podía estar cayendo a pedazos, se levantó de su silla dispuesta a bailar, llevando a Fabrizio de la mano hacia la pista.Los dos estaban tan borrachos que no se podían sostener, Kaia se había quejado por largo rato de Vincenzo y juraba que nunca lo iba a reconocer como su esposo, se había ganado su desprecio.–Pero es tu esposo y por algo tus padres te han casado con él.– ¿Acaso estás de su parte?, mira la humillación que me ha hecho pasar, él debe beber una taza de su propio chocolate.–No, no estoy de su parte, no me hagas pensar demasiado, así que sigamos divirtiéndonos, mira de todo lo que se está perdiendo tu esposo.–Es un patán de lo peor, espero que todos se enteren de esto.Cuando Vincenzo llegó a la discoteca, los guardias de seguridad lo estaban esperando afuera. Entra y ve un gran espectáculo, su esposa está a punto de besarse con ese sujeto.Algo lo cegó por completo, n
Kaia miró al atractivo hombre, que respiraba con rapidez, vio cómo se quitaba el saco y luego empezó a desabotonarse la camisa, ella no quería mirar, pero era tan atrayente. Vincenzo se quitó la camisa de una forma elegante y la dejó caer al piso.– Detente – Kaia lo quiso detener.Vincenzo suspiró, él siempre se había considerado un hombre calmado, pero esta vez deseaba tocarla y que ella lo tocara a él.Hoy fue su boda y a pesar de no sentir nada por su esposa, el que se haya salido de la casa a una discoteca con otro hombre, eso equivalía a desafiarlo por completo. Vincenzo tomó la barbilla de Kaia y levantó su pequeño rostro, bajó la cabeza y le dio un beso, mordiéndole los labios.Eso había sido tan sensual, le agradó la sensación que sintió en sus labios. Al tenerla a su merced. Pasó su enorme mano por las costillas de su esposa, y la apretó un poco, sintiendo coma respiraba con dificultad.Ella cerró los ojos, aunque intentaba resistirse, esa era mucha tentación, se le escapó u