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Capítulo 4. Unas horas antes de la boda

Capítulo 4. Unas horas antes de la boda

Kaia se levantó como cualquier otro día, no estaba emocionada como lo estuviera una novia ilusionada por el día de su boda. Lo tenía todo preparado para su gran espectáculo final. El rostro de Kaia era liso y delicado, sin el maquillaje que se había puesto el día anterior, era una total belleza.

–Date prisa hija, tenemos que llegar puntuales a la mansión Leonardi, espero que tengas todo listo.

En su interior, Kaia pensó con desprecio, ella solo lo hacía por el bien de la empresa de su padre, parpadeó con su mirada inocente. Era una joven chica de veinte años, que se había hecho la ilusión de iniciar sus estudios de la universidad y ahora se dirigía hacia el altar para casarse.

–Desde luego que sí, mamá, solo que no estés tan ansiosa, hoy es un día como cualquier otro.

Ella entrecerró los ojos y miró a su madre que caminaba de un lado para el otro, Kaia tenía una pequeña sonrisa en sus labios, tenía listo todo lo que iba a utilizar ese día, por eso estaba tan tranquila.

–No es un día cualquiera, hoy te casas con el hombre más codiciado de toda Italia, serás la novia más envidiada de todo el mundo. Tu vestido es el mejor, lo han hecho a tu medida, se verá bello en ti. 

Abigaíl siempre había considerado a su hija como una chica muy ordenada desde que era pequeña, pero había escogido el día de hoy para poner todo patas arriba, se imaginaba que todo se trataba de un acto de rebeldía. Con ella siempre fue gentil y obediente.

–Ni que Vincenzo fuera el rey de Roma. Mamá, ni siquiera los dramas de la televisión suenan así como lo estás diciendo tú. 

Emitió una débil sonrisa, parecía que estaba preparando la trampa perfecta, pero Abigaíl estaba tan metida en lo que hacía que no se percató de la cara malévola de su hija. Kaia no iba a mostrar ni un ápice de misericordia, cuando llegará el momento preciso de caminar hacia el altar.

Cómo era posible que ella no fuera a tomar venganza de lo que habían confabulado a sus espaldas, ni siquiera ese gánster tuvo la decencia de venir a interactuar con ella, por lo tanto, se tenía que aguantar lo que pasaría en unas horas.

–Has visto su rostro en algunas de las revistas de moda, es el más asediado, aunque nunca quiera salir en esas revistas, ellos se dan el lujo de seguirlo a todas partes.

–Qué aburrido, mamá, pareces unas de sus fans, no me voy a derretir por su perfecto rostro, sabes que no me gusta seguir a nadie.

–Pero va a ser tu esposo, es justo que busques información de él, aunque sea por curiosidad.

–Madre, no me voy a crear una idea de él si lo veo en la web, no soy de esas chiquillas enamoradizas que van siguiéndolo a todos lados. No me interesa en lo absoluto. 

–Tu padre ya nos está esperando, ¿es está tu maleta? No olvides que todas tus demás cosas ya fueron enviadas a la mansión Leonardi.

–Yo pensé que era solo un matrimonio de nombre, madre, solo llevaba los implementos para maquillarme y alguna bata para no ensuciar el vestido de novia.

–Te había dicho todo eso, hija, el matrimonio es real, no se puede estar jugando con este tipo de cosas. Maximus y tu padre ya firmaron el acuerdo prenupcial, que firmaras antes de la boda.

En estos acuerdos siempre era lo inevitables, se tenían que asegurar de muchas maneras, pero preferiría irse a estudiar a otro país, no necesitaba estar cerca de ese hombre para seguir casados, iba a pedir eso en una de las cláusulas, quería tener su propia carrera.

–Entiendo, mamá, como pueden permitir que se les escape un yermo tan poderoso, el que nos va a salvar de la ruina, desde luego que quieren que esto dure para toda la vida.

Se sabía que en su familia no se aceptaba el divorcio, había separaciones y muchas desvinculaciones, pero jamás se habían divorciado, ella lo sabía en su mente y en su corazón que si llegar a encontrar a alguien del cual se enamorara, no podía hacer nada y que a él también le podía pasar o le podía estar pasando. 

–Sabes que no tenemos otra alternativa, Maximus nos aseguró que a la empresa de tu padre no le va a ocurrir nada desde ahora, solo que irá creciendo con el paso de los años.   

–Me imagino que sí, debe ser un negocio redondo, creo que las dos partes se están asegurando que los bienes queden entre las dos familias.

La carita blanca y tierna de Kaia estaba estupefacta, ella sería como un activo más en esa transacción, de seguro no se podría divorciar nunca de ese tipo. ¿Cómo no pude ser un tipo feo y aborrecible? Su madre tuvo que quitar esa imagen de su mente, pues ahora sabía que era como un príncipe que todas deseaban, claro, menos ella. 

–Lo dice de una manera que suena muy fría, aunque sé que no estás enamorada de tu prometido, hija, el matrimonio puede ser agradable.

–Pues yo no le quiero agradar a nadie y estoy segura de que para mí será el hombre más desagradable del mundo. No estamos en los siglos pasados, cuando se llevaban este tipo de casamientos por conveniencia. ¿Cómo estuvo de acuerdo con algo así?

–No tengo idea hija, seguramente tampoco su padre le ha dejado alguna alternativa.

Los dos estaban obligados a llevar a cabo ese acuerdo, aunque ella se fuera huyendo lejos, no solucionaría nada, al contrario, su padre podría ir a la cárcel y todavía tener que pagar toda esa deuda.

Kaia no se quería imaginar de qué manera Maximus había obligado a su hijo a un matrimonio como ese. En realidad ellos eran los que iban a perder, pues la empresa de su padre estaba endeudada hasta las orejas. Ya le gustaría ver la cara de su prometido cuando viera que no valía la pena arriesgar su preciada soltería por ella.

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