KENDRA—Tendrás que trabajar para él. Niego con la cabeza y trato de procesar sus palabras, respirando profundo e impidiendo que el miedo vuelva a dominarme, no lo puedo permitir, simplemente no puedo dejar que él controle de nuevo mi vida. —Podría conseguir otro empleo para ti, en otro bufete, tenemos contactos y… Camino de un lado a otro. —De nada serviría, ambos sabemos que él me va a seguir hasta donde esté —confieso con lentitud. Arsene no me dice nada más, pero sé que piensa lo mismo que yo, podría irme a otro sito, podría pedir trabajo y alejarme, pero Liam me seguiría, y Kratos me encontraría a los pocos días. Estoy convencida de que el infierno es mucho peor con dos demonios enfurecidos. —¿Qué piensas hacer? —Trabajar como secretaria de Liam. —¿Segura? —¿Acaso tengo otra opción? —reprimo el impulso de querer salir corriendo o lanzarme por la ventana. —No.—En fin. Arsene me dice lo que tengo que saber y enseguida salgo de su oficina, mi móvil suena parpadeando el n
KENDRAMalas decisiones, si Regina supiera lo que está pasando y lo que estoy haciendo, le daría un infarto, ella aprecia a Liam y piensa que es lo mejor para mí, pero claro, ella no sabe nada de lo que me hizo, de lo que está pasando, y no pretendo que lo sepa, no aún, es mi mejor amiga pero ella tiene que lidiar con su familia ahora. Los segundos pasan, los minutos se convierten en horas, mi móvil no ha dejado de vibrar dentro de mi bolso y lo ignoro por completo, así como ignoro el estúpido hecho de que estoy dentro del auto de Kratos Reverie. Camila le hizo una mamada a Liam, me molesta, sí, lo admito, así como acepto el hecho de que algo debe andar mal con mi cabeza para que me importe ese tipo de cosas, Liam me hirió, no debería sentirme celosa, pero lo hago. —Estás muy callada. La voz ronca de Kratos hace que salga de mi ensimismamiento. Volteo a verlo, está sentado a mi lado, sabía que lleva todo el tiempo mirándome, pero ahora soy más consciente de ello. —Soy callada —m
KENDRASiempre he estado sola, y al parecer ahora no es la excepción, cuando aparece el tipo rubio de ojos más negros que la noche, sé que las cosas no van a terminar bien, a mi mente vienen los recuerdos de aquella noche en la que me violaron. —Me dijeron que eras más divertida —rompe el silencio—. ¿Acaso te comieron la lengua los ratones. Hay una nueva risa que provoca que se me erice la piel. —Déjame ir, por favor… —suplico en vano.Los mafiosos no tienen fama de dejar fuera a sus víctimas, mucho menos los rusos, y este tipo parece más a los que nos atacaron en el restaurante. —Me temo que no puedo hacer eso, si lo hiciera, quién estaría en graves problemas sería yo, y créeme cuando te digo que no quisiera estar en tu pellejo —detalla mi cuerpo con ojos llenos de lasciva—. Sabes, eres hermosa, con un poco de maquillaje y la ropa adecuada, hasta podrías ser una puta elegante, de clase, de esas que ganan más dinero que las demás. «Trata de blancas» es lo primero que se me viene
LIAMEstoy ardido, molesto y solo tengo un pensamiento asesino en la mente, uno que no desaparece ni con el resquemor que me avasalla. Kendra me ha acusado de algo que está claro, no hice, pero al parecer alguien le ha metido demasiada mierda en la cabeza, como el hecho de que creyera que yo le daría bola a Camila, cuando esa mujer está lejos de interesarme. Muevo el cuello con estrés, su voz, su mirada y las palabras que me dijo antes de que perdiera el conocimiento, ocasionan en mí estragos machistas, pero ella tiene razón, no llegué a tiempo a salvarla, si no hubiera mandado a alguien a que siguiera a Kratos Reverie, entonces no sabría al peligro al que se expuso, pero eso no es todo, hay más, como el que le haya puesto un GPS. “De nuevo llegas tarde” Cierro los ojos por un par de segundos, mientras estoy en la sala de espera viendo al hijo de perra de Kratos, no ha apartado la mirada de mí y tampoco hago lo mismo, no le doy el gusto. El tiempo transcurre de manera rápida mientr
NARRADOR OMNISCIENTE—Chester Williams. Mientras Liam procesaba el hecho de que estaba delante del mismo hombre que había vendido años atrás a su propia hija, a un mafioso de categoría alta, a un par de kilómetros de distancia se encontraba la misma Kendra, con la lengua adolorida y ensangrentada debido a la mordida que le había proporcionado Liam, ella sabía que muy en el fondo era su manera cavernícola de marcarla como suya.Ya era demasiado noche y aunque sus heridas no eran graves, los doctores le habían informado que por órdenes de Kratos, tenía que quedarse un par de días más, hace una hora que se había ido Arsene, le visitó en cuanto le dijo lo que había pasado. —Esto es solo el comienzo —escuchó antes de irse. Lo sabía, el ataque fue por culpa de Kratos, y eso era lo que le esperaría todo el tiempo, si aceptaba casarse con él, no lo tenía en los planes y cuando se le cruzaba la idea por la cabeza, solo era con el único fin de molestar a Liam. Tomó una bocanada de aire y en
KENDRAObservo en el espejo mi lengua, ya se ha curado un poco, no del todo, pero sin duda está mejor que los días anteriores, ha pasado cerca de una semana en la que mi vida en el trabajo es un infierno, pese a que Liam no se ha presentado a trabajar, y pese a que gracias a eso he podido estar al mando de Arsene, mi viejo amigo, es solo que es pesado por la cantidad de informes que debo redactar y los papeles que debo fotocopiar, etc.En general, ser una secretaria resulta una mierda, ni siquiera me he cruzado con Camila, lo cual sin duda es un alivio, por otra parte, he llegado a conocer un poco mejor a Klem, la chica de cabello caramelo y ojos ámbar, que aunque nadie se haya dado cuenta por qué se esfuerza demasiado en ser discreta, sé que está enamorada en secreto de Arsene. Evan es serio, responsable, es el tipo de hombre que no acepta una broma, pero que puedes contar con él, me lo ha demostrado estos días, cada que se me atora algo en el trabajo, siempre aparece de la nada acu
KENDRAEstas son la clase de cosas que me hacen pensar que quizás lo mejor hubiera sido seguir encerrada en aquel centro psiquiátrico. Las manos me tiemblan, no, no se trata de un fantasma, esto es real, no es un juego, ni de cerca, cierro la puerta a mis espaldas al tiempo que me permito tomar una bocanada de aire, pareciera que he olvidado cómo se respira incluso. —Papá —susurro. —Me alegra saber que me recuerdas, princesa. Odio que me diga de esa forma, siempre se lo he dicho, y eso se debe a que tal vez nunca me considere una princesa, ellas tenían vidas arregladas, un final feliz, algo a lo que yo nunca podré aspirar a tener. —¿Qué haces aquí? —¿Así es como recibes a tu viejo? —arguye sin borrar la sonrisa floja en su rostro. —No se le puede recibir con flores al hombre que vendió a su propia hija, su sangre —reprocho porque estoy en todo mi maldito derecho, pese lo que le pese. Esta vez su sonrisa se tambalea un poco. —Bueno, son cosas que pasan, yo no lo hice realmente,
KENDRAEl ruido de mi cabeza hace que estallen mis neuronas, no tengo idea de lo que ha pasado, no lo tengo claro, es como ver una película borrosa, como si todo estuviera en cámara rápida sin la oportunidad de poner una repetición más lenta. —Liam —susurro sintiendo la boca seca. Lo recuerdo, a él sí que lo recuerdo, sus ojos llenos de rabia, todo en él olía a peligro y a castigo, lo dejó claro cuando nos subimos al auto, por supuesto, él debió haberme llevado a casa, me dejo guiar por la voz de mis pensamientos. Poco a poco giro mi cabeza y abro los ojos lento, dejando que mi cerebro procese cada maldita cosa. Cuando lo hago, noto que se trata de una habitación de hotel, porque no es mi departamento, tampoco el de Liam o alguna propiedad de los Moretti o incluso de Regina o Ronan. Respiro con profundidad, tratando de que todo mejore, me incorporo y estoy desnuda, sola, en medio de una cama con las sábanas revueltas, pero eso no es lo que provoca que mi corazón se acelere, no, si