Capítulo 8

Un par de horas después, Sara estaba acostada en la cama matrimonial de la habitación del hotel comiendo una barra de chocolate que tomó de la neverita que había en el dormitorio. La habitación era como un pequeño apartamento con cocina y comedor.

Sonrió cuando recordó la mueca de Rashad al ver la habitación, estaba segura de que era demasiado femenina y poco elegante para su gusto, pero para Sara era magnifica; sobre todo después de los sitios en los que le tocó vivir. Aunque se había criado en el lujo y la opulencia, aquella vida le parecía tan lejana que a veces pensaba que le pertenecía a otra persona.

Cuando tocaron la puerta de su habitación. Se levantó de la cama de un salto y frunció el ceño, recelosa. Desde su ataque siempre estaba a la defensiva, había cerrado con seguro y puesto la cadena. Se acercó a la puerta y pegó su cabeza a la madera.

―¿Quién es? ―preguntó cautelosa.

―Rashad ―respondió su exesposo.

«¿Qué hace aquí?», se preguntó. Se habían despedido hacía menos de una
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