Capítulo 99. Tropiezos.

El aroma a quemado se esparció rápidamente por la cocina.

—¿Axel…? —Alicia frunció el ceño, con un mal presentimiento.

Axel también lo sintió, se giró bruscamente hacia la estufa y…

—¡Mierda!

La sartén echaba humo y lo que alguna vez fueron huevos revueltos ahora era una masa carbonizada pegada al fondo.

Alicia soltó una carcajada y llevó sus manos al estómago mientras Axel, con una mueca de indignación, apartaba la sartén del fuego y la miraba con el ceño fruncido.

—No digas nada —le advirtió.

Alicia intentó recomponerse, pero su risa era incontrolable.

—¡Dios mío, Axel! ¿Cómo pudiste arruinar unos simples huevos revueltos? ¡Se supone que son la cosa más fácil de hacer en la cocina!

Axel gruñó, mirando la sartén como si esta lo hubiera traicionado.

—Es tu culpa… me distrajiste, para que me quedaran mal y decir que no servía para esto… pero sí sirvo —expresó con una expresión de afrenta, pero al verla reír tan sonoramente, se calmó—. Bueno, si esto te sirve para relajarte, puedo hacer
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