Dos días antesEl corazón de Rohan latía desbocado mientras corría a toda velocidad, tratando de alejarse lo más pronto posible del clan Hijos de la luna. Mientras más se alejaba de la manada, más silenciosa se tornaba la jungla. Solo de vez en cuando el silencio de la noche era interrumpido por el ruido de algún animal. El alfa traía los nervios a flor de piel, estaba consciente de que su plan había salido terriblemente mal y el alfa Darius iba a ir detrás de él.De repente, en la orilla del camino apareció un hombre, oculto por las sombras de los árboles que lo rodeaban. Le dio el susto de su vida, tan fuerte, que Rohan temió que su corazón se le fuera a salir a través del hocico de su lobo.Apretó el paso con desesperación, en los ojos se podía ver el terror que sentía en ese momento. Miró hacia atrás, asegurándose que no lo alcanzaban, pero lo único que vio fue al mismo hombre corriendo en la dirección que iba mientras movía los brazos, llamando su atención.Rohan se detuvo al rec
ActualidadEl ruido de la puerta al abrirse y el aire frío que dejó entrar puso en guardia a Rohan y a Caelum. Se pusieron de pie, con un arma, cada uno en las manos, mientras apuntaban al recién llegado.—Oh, es él —dijo Caelum al alfa mientras bajaba el arma y le hacía señas al visitante para que entrara y cerrara la puerta—. Él es quien nos ha estado ayudando.El recién llegado se acercó a la mesa que estaba en el centro de la habitación, dejó caer el morral que traía en sus manos sobre ella, levantando polvo en el proceso. Todo sin dejar de observar al alfa, que no bajó el arma y seguía apuntándolo con ella.—¿Todavía desconfías de mí? —inquirió el hombre con una mueca burlesca—. Gracias a mí estás vivo.—¿Qué insinúas? —Rohan apretó los dientes enojado, odiaba que le recordaran que estaba huyendo de Darius.—No insinúo nada. Todos aquí sabemos que estás huyendo de mi alfa. Si no estuvieras en este lugar, en este instante fueran un lobo muerto —respondió el hombre sin miedo en su
En la distancia, las luces del clan se intensificaban. Kara, con sus ojos que se le querían salir de las órbitas, comenzó a sentir pavor. Rohan la tenía atrapada sin poder escapar ni pedir ayuda. Él la mantenía agarrada con una mano por la cintura, mientras con la otra mano tapaba su boca para que no pudiera gritar. La desesperación la invadió y solo pudo pensar en luchar; no estaba dispuesta a rendirse.—Kara, no puedes seguir luchando en contra del destino —dijo Rohan, con voz fría—. Dejar a ese patético alfa será lo mejor para ti. Te irás conmigo y serás mi mate, como deseaba la Diosa.—¡No! ¡No quiero estar contigo! —gritó ella contra la mano que le impedía gritar con todas sus fuerzas, solo el alfa y sus cómplices podían escucharla—. Por favor, déjame ir.Rohan apretó los dientes con frustración, no le gustaban las respuestas de ella. Enojado, apretó con más fuerza el agarre que tenía sobre Kara. A la mente de Kara solo podían llegar imágenes de lo que podía ocurrir si el plan de
La tensión dentro de la habitación se podía cortar con un cuchillo. La sanadora miraba de Kara a Rohan; en su rostro se podía ver que sufría. Luego, con determinación y a pesar de la tristeza, posó la mirada en el alfa.—Tengo que regresar al clan a buscar mis herramientas y el kit medicinal —dijo Eira, con la voz desapasionada, sin mirar ni una vez a Kara—. Hay varias pociones que puedo usar, pero tengo que encontrar la ideal para que pueda concebir nuevamente. Esa es su intención, ¿cierto?Rohan asintió, su deseo era dejar embarazada a Kara cuanto antes. Hinchó el pecho satisfecho y se dirigió hacia la puerta sin hablar. Antes de salir del escondite, se volvió hacia donde estaba el cazador y le lanzó una mirada que le decía que, si no cuidaba a Kara y ella escapaba, lo iba a pagar con su vida.—Kara, no me hagas enojar intentando escapar, nunca vas a llegar a tu destino. —dijo Rohan por encima del hombro, antes de desaparecer en la oscuridad de la jungla y llevarse a Caelum con él.
La oscuridad de la noche había caído sobre la jungla y el clan parecía envuelto en las sombras del inframundo. A medida que Darius se acercaba a la casa que compartía con su mate, una sensación inquietante recorría su espalda. Un escalofrío cargado de miedo se apoderó de su cuerpo y los vellos de sus brazos se erizaron. Darius caminó más rápido, deseoso de llegar a los brazos de su compañera, quería asegurarse que todo marchaba bien con ella. Estaba llegando a la puerta cuando escuchó que lo llamaban a sus espaldas. Se giró y sintió alivio al ver que se trataba del líder de los ancianos, pero de inmediato su ceño se frunció cuando vio que caminaba con uno de sus pies casi arrastras.—Finnian, ¿qué sucedió? —preguntó, cuando se acercó al anciano y vio que tenía más heridas en el cuerpo.—Alfa, ha ocurrido una desgracia —respondió Finnian, con la voz temblorosa.El ceño de Darius se frunció mucho más, no quería otro problema que lo apartara de los brazos de su amada. Sin embargo, no pod
«¿Este embarazo es la confirmación de que soy la elegida, Diosa?». preguntó Kara mentalmente a la diosa luna, mientras se frotaba el vientre en una leve caricia delante del espejo. «¿Estás bendiciendo con un hijo el amor que Rohan y yo sentimos el uno por el otro?» Una sonrisa de felicidad dividió los labios de Kara. En ese instante se sentía la mujer más feliz del mundo. Nada podría oscurecer su alegría. Todo gracias a la Diosa que le había revelado su embarazo en un momento en que se sentía abrumada por el gran día. En unas pocas horas sería coronada como la Luna de la manada y estaba segura de que muchos miembros estarían en contra. Ella misma había tenido dudas, se preguntaba una y otra vez que tenía de especial para tener el favor de la Diosa Luna. Le había dado por compañero a un alfa y no a cualquiera, era la mate del alfa Rohan de la manada Luna Roja. Había crecido entre burlas por su aspecto, no era la loba más hermosa de la manada, ni siquiera estaba entre las más bonitas,
Kara esperaba que Rohan comenzara a reír y le dijera que era una broma. Que lo que estaba sucediendo era parte de la ceremonia. Era solo una prueba de la manada para comprobar cualquier elemento que necesitaran y que ella no lograba entender. Sin embargo, el alfa permanecía en silencio. La miraba sin emociones reflejadas en el rostro. En sus ojos no lograba ver al compañero que visitaba su cama cada noche.Decepcionada, Kara estaba a punto de marcharse, pero un carraspeo llamó su atención. La mujer que permanecía al lado del alfa la miró con una sonrisa irónica antes de comenzar a hablar.—He estado ausente por un tiempo, por algo que no es de tu incumbencia. Es comprensible que mi amor tenga las necesidades de un hombre. Pero no esperaba… —La mujer hizo una pausa, miró a Kara de arriba abajo con un claro desdén. Luego continuó con un tono cargado de sarcasmo—: Su gusto ha disminuido muy rápidamente. Debe haberme extrañado tanto que ya no elige la comida. Pero eso es bueno, también me
El dolor que estaba recibiendo el cuerpo de Kara era tan fuerte que no pudo conservar su forma humana. Su lobo emergió mientras ella estaba inconsciente, queriendo curarla y ayudarla a eliminar el abrumador sufrimiento que estaba sintiendo. Pero no era suficiente, a pesar de recuperar la conciencia, Kara no podía cambiar, estaba atrapada en su forma de lobo impidiéndole comunicarse. La desesperación la embargó al sentirse atrapada, mientras su loba exigía la conexión que la unía a su pareja. Su inquietud aumentó cuando escuchó que alguien le preguntaba al alfa que harían con ella. Se preguntó si la llevarían a la cabaña de la sanadora en ese momento o la llevarían a su cabaña para que se curara sola. Un grito ahogado se quedó atrapado detrás de sus labios cuando escuchó la respuesta de Rohan.—Tírala en la selva, lo que suceda con ella depende de su destino —dijo Rohan, sin compasión.«¡No, por favor, no! No daré problemas. Me iré lejos y dejaré que seas feliz con la mujer que elegist