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Capítulo 4: "El Enigma de la Marca"

★Damien.

Mi mundo estaba al borde del colapso, y el peso de las leyes de mi manada me oprimía. La desaparición de Aria Walker no solo era una preocupación personal, sino una amenaza a nuestra existencia. Las reglas eran claras: cualquier humano que conociera la verdad sobre los lobos debía ser eliminado o, en su defecto, convertirse en nuestra esclava si llevaba nuestra marca. Aria, con su cuerpo impregnado con mi olor, se había convertido en un enigma que debía resolver antes de que el consejo descubriera su existencia.

La luna llena brillaba en el cielo, reflejándose en los cristales de mi oficina, dándole un aire gélido. Nikolai, mi mano derecha en la empresa y el único en quien confiaba fuera de mi mundo de alfa, estaba frente a mí, con una expresión de seriedad que solo él podía mostrar.

—Señor —dijo Nikolai con tono formal pero cargado de preocupación—, he estado investigando a Aria Walker, pero la información es escasa.

Mi paciencia se agotaba. La situación era crítica y no podía perder tiempo.

—¿Qué has averiguado? —pregunté, intentando mantener la calma a pesar de mi creciente furia. Mi crueldad solía ser desmedida, pero debía controlarme para obtener la información necesaria.

—Su nombre no aparece en las invitaciones de la fiesta de anoche. Parece que fue invitada por alguien más —respondió Nikolai, su tono reflejando su inquietud.

—¿Alguien más? —inquirí, frunciendo el ceño. El asunto se complicaba más de lo esperado.

—Sí —confirmó Nikolai—. La invitación estaba a nombre de Vanessa Halen.

El nombre Halen me hizo rechinar los dientes. Los Halen eran cazadores, una amenaza que había estado oculta durante años, pero que ahora se estaba infiltrando en nuestro mundo. La idea de que Aria pudiera ser un señuelo enviado por ellos me llenaba de furia. No solo estaba en juego mi reputación, sino la seguridad de toda la manada Volkov. Si ella había sido enviada para exponerme, no tenía otra opción más que deshacerme de ella, sin importar las consecuencias.

—Vanessa Halen... esos malditos —murmuré con desdén—. ¿Sabes dónde puedo encontrar a Vanessa?

Nikolai asintió con seriedad, sin hacer preguntas innecesarias en asuntos delicados.

—He averiguado en qué universidad estudia Aria. Puedo proporcionarte la dirección y los detalles necesarios para localizarla —dijo Nikolai, evitando reproches en su tono.

—No preguntes más —le interrumpí—. Dame la dirección. Es hora de ir a buscar a Aria Walker.

Nikolai me entregó un papel con la dirección de la universidad. Me dirigí al lugar con determinación inquebrantable. La universidad estaba en una zona alejada, un campus grande y moderno que parecía sacado de una película. Aunque su apariencia era tranquila, mi instinto me decía que pronto se convertiría en un campo de batalla.

Al llegar, me sorprendió descubrir que no había rastro de Aria. Su aroma, una mezcla de flores silvestres y algo más sutil, se había desvanecido. Aunque había estado allí, parecía que estaba huyendo. Mi irritación crecía con cada paso que daba en el campus vacío, y mi mente estaba en un torbellino de pensamientos.

No podía permitir que la situación se saliera de control. Tenía que encontrarla antes de que el consejo descubriera lo sucedido. Si Aria sabía quién era yo y se escondía, debía estar consciente de las consecuencias. Mis dientes rechinaban al pensar en lo que le esperaba si no resolvía esto pronto.

Continué la búsqueda en los rincones más oscuros de la ciudad. Utilicé métodos sutiles para rastrear a Vanessa Halen, quien parecía tener una conexión con Aria. Finalmente, la encontré en un café elegante con otra mujer. Sus miradas eran inquietas, y noté que trataban de no llamar la atención. Me acerqué con una actitud intimidante, dispuesto a obtener la verdad.

—Vanessa Halen —dije con voz fría—, necesito saber dónde está Aria Walker.

Vanessa me miró con sorpresa y temor, su cuerpo temblando levemente.

—No sé de qué estás hablando —dijo, tratando de mantener la compostura.

La otra mujer, que estaba sentada junto a ella, parecía igualmente nerviosa. Me acerqué a Vanessa, y mi presencia imponente hizo que sus labios temblaran.

—No juegues conmigo —le advertí—. Tengo mis métodos para obtener información, y no tengo tiempo para juegos. Dime dónde está Aria o enfrentarás las consecuencias.

Vanessa vaciló, su mirada desesperada buscaba una salida. Finalmente, susurró el nombre de una dirección y algunos detalles vagos sobre el paradero de Aria. Su evasión me hizo sospechar que sabía más de lo que estaba dispuesta a revelar.

—Recuerda, Vanessa —dije con voz tajante—, si estás ocultando algo, me aseguraré de que pagues por ello.

Dejé el café y me dirigí a la dirección proporcionada por Vanessa. La casa era modesta, en un vecindario tranquilo. Mi instinto me decía que debía actuar con cautela. Me acerqué sigilosamente y observé desde la distancia.

Al entrar en la casa, encontré cartas y documentos que confirmaban que Aria no estaba allí. Mi frustración estaba a punto de estallar, y mi mente estaba llena de pensamientos furiosos.

El tiempo se agotaba. No podía perder más tiempo. La misión de encontrar a Aria antes de que fuera demasiado tarde se había convertido en una prioridad absoluta. Si la información de Vanessa era falsa, Aria podría estar en cualquier lugar, y mi paciencia estaba al límite.

Sabía que debía mantener la calma. Resolver este problema requería no solo fuerza, sino estrategia. La marca que llevaba Aria debía ser eliminada para proteger la seguridad de la manada Volkov. No había lugar para errores, y debía actuar con precisión.

La noche cayó mientras me dirigía a mi oficina, cargado de frustración y determinación. No podía permitir que mi misión fracasara. Mi lobo interno estaba agitado, y la necesidad de resolver esta situación se hacía más apremiante. No había tiempo para distracciones; el destino de Aria Walker y la seguridad de la manada dependían de mi éxito.

Mientras revisaba los informes en mi oficina, sentí un peso en el pecho. La incertidumbre me atormentaba, pero también me impulsaba a seguir adelante. No podía rendirme. Mi misión era clara: encontrar a Aria, resolver el enigma y proteger a mi manada a toda costa.

La noche avanzaba, y el cielo estrellado se extendía sobre la ciudad. Sabía que mi búsqueda continuaría hasta que encontrara a Aria y resolviera este enigma de una vez por todas. La marca que ella llevaba era una amenaza que debía ser eliminada para preservar la seguridad de la manada Volkov y mantener el equilibrio en nuestro mundo secreto. Mi determinación era inquebrantable, y no descansaría hasta cumplir mi misión.

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