—No quiero que me acuses de acoso laboral, señorita Walker —dijo él con una sonrisa que contenía un matiz de desafío.—¿A dónde vamos? ¿Por qué no vamos a la oficina? —pregunté, intentando cambiar el rumbo de la conversación y desviar la atención de lo que estaba sucediendo entre nosotros.Él se acomodó en su asiento, tragando en seco mientras me observaba con una mezcla de interés y reserva. Algo debía estar pasando, me preguntaba si también sentía la misma atracción que yo sentía hacia él.—Tengo una reunión —respondió finalmente—. ¿Nikolai te habló de tus responsabilidades?—Nikolai es un idiota —mencioné sin pensar, dándome cuenta de inmediato de que había dicho algo inapropiado en voz alta.Él me miró con una ceja levantada, claramente sorprendido por mi comentario.—¿Te dijo algo que no debía? —preguntó él, con una voz áspera que denotaba una molestia que no podía ocultar.Sus ojos fríos y calculadores, ahora se veían más oscuros, como si la preocupación por lo que Nikolai pudie
★ Damien.Estoy molesto, muy molesto. Estar en el mismo auto con ella es una tortura. Cada instante a su lado es una prueba de paciencia. La forma en que su perfume a vainilla invade el espacio me resulta particularmente irritante, casi como una provocación constante. Esa maldita fragancia parece acentuarse cada vez que nos acercamos, exacerbando la electricidad inquietante que se transmite entre nosotros.Mi mente se debate entre la rabia y la fascinación. No puedo evitar pensar en cómo me gustaría tomarla, empujarla contra el asiento, y reclamar sus labios con una ferocidad tan abrumadora que su frágil cuerpo humano no podría soportarla. La necesidad de adueñarme de ella se vuelve casi incontrolable.Intenté relajarme, así que cerré los ojos, pero en lugar de encontrar paz, me sumí en un sueño ligero. El sonido de su voz y el delicado toque de su mano en mi cabeza me despertaron. Al abrir los ojos, sentí una paz inesperada, casi paradójica. El contacto de su mano era un contraste ta
Ella pasó frente a mí, tarareando una canción, mientras mis ojos no podían apartarse de sus largas piernas, que se destacaban aún más con esos tenis fucsias que llamaban la atención. La falda corta que llevaba cubría lo necesario, y su camiseta con un estampado de gatos parecía estar hecha a medida para resaltar sus encantos. Me sorprendió cuánto había cambiado, y no para mejor, sino de una manera que me resultaba irresistible.¡Maldita sea!Necesitaba llegar a la reunión antes de que hiciera alguna locura con ella justo en las escaleras.Sin previo aviso, la cargué en brazos, y ella se sorprendió visiblemente.—¿Qué sucede? ¡Bájame! —exclamó, temblando por sorpresa y la irritación.—Si seguimos a tu ritmo, jamás llegaré a mi reunión. La próxima vez tomaremos el ascensor, te guste o no —dije con voz autoritaria, y noté cómo tragó saliva, claramente afectada por la intensidad de mi tono.Podía oler el deseo que emanaba de ella. Su excitación era fuerte, y no podía ignorar el hecho de q
★ Aria.Me siento decepcionada cuando el elevador se abre. La fría luz de los fluorescentes ilumina el pequeño cubículo metálico, revelando una realidad que no había querido enfrentar.Tal vez deseaba más tiempo a solas con este cavernícola amargado, sumergirme en la atmósfera de tensión que él emanaba, más allá de las paredes del ascensor.Quizás en el fondo de mi ser, esperaba que él continuara aprisionándome contra el metal frío, sin darme cuenta de que ya estábamos fuera de él, en el vestíbulo.La súbita liberación me dejó aturdida, la confusión se mezcla con la incomodidad de la situación. Mi mente se dispersa entre el desconcierto y el malestar. Tal vez la conversación cargada de recriminaciones me distraía de mis temores.Damien tenía una forma extraña de hacerme olvidar el resto del mundo, de hacerme perder la noción del tiempo y el espacio, de enfocar toda mi atención en su figura imponente.Odiaba el destello de su mirada, su tono de voz áspero, y cómo me reclamaba por mi ve
Su expresión cambió de nuevo, y su frustración se hizo evidente. Era como si las palabras que acababa de decir hubieran tocado un nervio.—Como quieras —respondió con voz tensa.—No me haga patearle sus partes tan temprano, señor gruñón —mencioné con una sonrisa desafiante.Por un momento, sus labios se curvaron en una sonrisa leve, un gesto que sorprendió a ambos.—¿Acabo de ver una sonrisa en sus labios? —pregunté con curiosidad.—No.—Claro que sí. Se ve guapo cuando sonríe.Aunque solo lo dije para provocar una reacción, me di cuenta de que su actitud autoritaria era solo una capa sobre una persona que, aunque no lo demostrara, era capaz de mostrar un lado más suave.—Irás conmigo a la oficina. Es una orden. Puedo soportar verte con esa espantosa falda y esos tenis un rato más.Sus palabras fueron un desafío, pero también un gesto de dominio que me hizo sentir una mezcla de desafío y sumisión. Mientras se giraba para caminar hacia el auto, me sentí intimidada bajo su mirada evalua
Él me observó intensamente, como si pudiera leer mis pensamientos más oscuros. Se enderezó, su presencia dominante era fuerte, y comenzó a caminar hacia la salida del ascensor, haciendo una seña para que lo siguiera. Me tomé un momento para acomodar mi respiración antes de seguirlo en silencio, con el corazón aún acelerado por el encuentro.Abrió la puerta de su oficina con un gesto elegante y me invitó a pasar.—Pase, señorita Walker —dijo, su tono de voz era autoritario pero sorprendentemente cortés.—Sí —respondí, entrando sin protestar. Caminé hacia el escritorio, observando cómo él se sentaba detrás de él con una autoridad natural.Mi vista se desvió hacia los enormes ventanales, y la vista que se extendía ante mí era simplemente espectacular. La ciudad se desplegaba como un tapiz de luces y sombras.—¿Te gusta la vista? —preguntó Damien, dirigiendo su mirada hacia donde la mía se había fijado.—Me fascina. ¿Puedo acercarme más? —pregunté con la emoción de una niña que descubre a
★ Damien.Mi mirada seguía fija en la ventana. Aunque el paisaje era hermoso, mi mente estaba ocupada con los eventos recientes. La puerta de la oficina se abrió de golpe, y Nikolai entró sin siquiera tocar, su frustración era evidente en su actitud.—¿No tienes modales acaso? —pregunté, sin girarme para mirarlo. Mi tono era firme, lleno de la autoridad que siempre intentaba mantener en el trabajo.—Esa maldita mujer —murmuró Nikolai con un tono cargado de ira.—Dime que no hablas de Aria —mencioné, girándome lentamente para verlo.Su postura encorvada y su cabeza agachada mostraban su humillación. Su expresión estaba llena de rabia y desdén.—Ella. Me acaba de humillar en la oficina. ¿Por qué la contrataste? Si quieres tirarte a una humana, hazlo, pero…—Cállate el hocico, o terminaré cerrándotelo. Aria es mi asistente, y deberías pensar dos veces antes de dirigirte a ella con ese desprecio —interrumpí con dureza.No soportaba que alguien hablara de Aria de esa manera, especialmente
★ Narrador.En la sala de reuniones del consejo de cazadores, las paredes de cristal y acero reflejaban la luz artificial de las pantallas y los monitores. El ambiente estaba cargado de tensión, como si el aire mismo estuviera al tanto de la gravedad de la situación. En el centro de la mesa de madera moderna, un mapa digital mostraba las recientes expansiones del territorio de la manada de Damien Volkov, marcadas con puntos rojos intermitentes.—¡Esto es inaceptable! —rugió Arthur, el líder de los cazadores, golpeando la mesa con el puño. Sus ojos grises estaban llenos de furia. —Damien Volkov se está expandiendo demasiado rápido. Si no lo detenemos ahora, pronto no habrá lugar seguro para nosotros.Murmullos de acuerdo se esparcieron por la sala, mientras los cazadores discutían en voz baja las implicaciones de esta amenaza creciente. Habían intentado atacar antes, pero la manada de Damien era fuerte y bien organizada. Habían perdido demasiados buenos hombres en el último intento fal