★ Damien.Mi mirada seguía fija en la ventana. Aunque el paisaje era hermoso, mi mente estaba ocupada con los eventos recientes. La puerta de la oficina se abrió de golpe, y Nikolai entró sin siquiera tocar, su frustración era evidente en su actitud.—¿No tienes modales acaso? —pregunté, sin girarme para mirarlo. Mi tono era firme, lleno de la autoridad que siempre intentaba mantener en el trabajo.—Esa maldita mujer —murmuró Nikolai con un tono cargado de ira.—Dime que no hablas de Aria —mencioné, girándome lentamente para verlo.Su postura encorvada y su cabeza agachada mostraban su humillación. Su expresión estaba llena de rabia y desdén.—Ella. Me acaba de humillar en la oficina. ¿Por qué la contrataste? Si quieres tirarte a una humana, hazlo, pero…—Cállate el hocico, o terminaré cerrándotelo. Aria es mi asistente, y deberías pensar dos veces antes de dirigirte a ella con ese desprecio —interrumpí con dureza.No soportaba que alguien hablara de Aria de esa manera, especialmente
★ Narrador.En la sala de reuniones del consejo de cazadores, las paredes de cristal y acero reflejaban la luz artificial de las pantallas y los monitores. El ambiente estaba cargado de tensión, como si el aire mismo estuviera al tanto de la gravedad de la situación. En el centro de la mesa de madera moderna, un mapa digital mostraba las recientes expansiones del territorio de la manada de Damien Volkov, marcadas con puntos rojos intermitentes.—¡Esto es inaceptable! —rugió Arthur, el líder de los cazadores, golpeando la mesa con el puño. Sus ojos grises estaban llenos de furia. —Damien Volkov se está expandiendo demasiado rápido. Si no lo detenemos ahora, pronto no habrá lugar seguro para nosotros.Murmullos de acuerdo se esparcieron por la sala, mientras los cazadores discutían en voz baja las implicaciones de esta amenaza creciente. Habían intentado atacar antes, pero la manada de Damien era fuerte y bien organizada. Habían perdido demasiados buenos hombres en el último intento fal
★ Aria Walker.Algunos días han pasado desde nuestro alucinante beso. Pero él no está; es como si se lo hubiera tragado la tierra. Simplemente desapareció y dejó indicaciones de que hiciera trabajo de oficina. Soy algo así como la asistente de la secretaria, pero con un buen sueldo.Es irónico, en verdad, ya que solo me dedico a sacar copias y a membretar archivos. ¡Algo aburrido!Lo único que quiero es verlo, ver a Damien Volkov, pero el grandísimo animal me ignora. ¿Qué más da? Él me rechazó aquel día. ¿Qué puedo esperar de él?Estaba recostando mi cabeza sobre el escritorio a causa del aburrimiento cuando la secretaria me dio un golpe con el codo. Estaba tan absorta en mis pensamientos que ni siquiera noté su presencia hasta que sentí el impacto.—Amén —pronuncié mientras abría los ojos, intentando sacudirme el sueño.—¿Ahora resulta que eres religiosa? —pregunta Romina, y yo no puedo evitar reír. Ella siempre tenía una manera de alegrarme el día con sus comentarios sarcásticos.Ll
—Rayos —exclamó Romina cuando el agua caliente le cayó en la mano, sacándome de mis pensamientos.—Romina, ¿estás bien? —salí corriendo y me acerqué a ella, mi preocupación sincera permanecía reflejada en mis ojos.—Sí, solo que arde. Iré a lavarme la mano. ¿Podrías llevar esto a la oficina del jefe? —apuntó a una charola con dos cafés y una taza de té.—Sí, claro. Atiéndete la mano.Tomé la charola y me dirigí a la oficina de mi... de Damien. Cada paso que daba aumentaba mi ansiedad y mi corazón latía con fuerza.—Toc-toc —hasta que escuché la voz del otro lado indicando que podía pasar.Abrí la puerta y caminé con la charola en la mano, sintiendo su mirada pesada sobre mí.Damien volteó a verme, sus ojos azules estaban llenos de posesión y algo más que no podía identificar.—No sabía que habías contratado una nueva secretaria, Damien —mencionó la mujer que estaba a su lado.¿Por qué esa mujer respira el mismo aire que mi Damien? La ira y los celos se agitaron en mi interior, pero me
Salí de mi oficina con pasos firmes y decididos. Vi a Aria riendo y hablando animadamente con Antuan, un asistente de recursos humanos. Su risa era ligera, como una melodía que me resultaba irritante. Su sonrisa deslumbrante estaba dirigida a otro hombre, y eso me enfureció de una manera que no podía ignorar.—A mi oficina —ordené con una voz fría y autoritaria, más gélida de lo que había previsto.Aria se volvió hacia Antuan con una expresión de disculpa.—Adiós, Antuan...—A mi oficina, ya —mencioné con un tono cortante, mi paciencia se agotaba. Ella dejó de sonreír y comenzó a caminar hacia mi oficina.Mi mandíbula se tensó al verla avanzar con esa confianza y gracia. Me molestaba ver cómo su sonrisa era para otro hombre, tenía un sentimiento de celos y posesión que no podía negar. La seguí al interior del despacho, con cada paso resonando en el pasillo como una declaración de autoridad.Al entrar, noté que mi secretaria no estaba en su puesto, y Antuan me lanzó una mirada antes de
—No, solo tomé un par de tragos. Estaba buscando a mi perro, se metió aquí... —dije, temblando mientras él se acercaba. Damien me empujó suavemente contra el árbol. Su cercanía me hacía sentir un calor inesperado. —¿Cuánto has bebido, gatita? —preguntó con una voz grave, con una intensidad que me hacía sentir vulnerable. Sus dedos acariciaron mi mejilla, su toque sorprendentemente suave. —Dos o tres tragos, ¿quién lleva la cuenta? —respondí con desdén, intentando ocultar mi creciente nerviosismo. —No deberías estar sola en el bosque. Cualquier animal podría atacarte —murmuró, su voz profunda resonaba en la tranquilidad de la noche. Empecé a reír. El alcohol había soltado mis inhibiciones y mi mente estaba entre la euforia y la confusión. —No me digas. El lobo feroz podría comerse a Aria, la gatita Caperucita Roja —dije entre risas, tirando de su camisa con más fuerza de la que esperaba para acercarlo a mí. Estábamos a centímetros de distancia. El calor de su aliento se mezclaba
★ Aria Walker.Mis ojos se abrieron lentamente al sentir la calidez del sol en mi rostro. Aún así, me sentía como si alguien me presionara contra el colchón, y sabía muy bien quién era.Abrí mis ojos por completo para verlo dormir. Se miraba tan tranquilo, su cabello negro estaba despeinado y sus impresionantes ojos azules permanecían ocultos tras sus párpados cerrados. Parecía un guerrero en reposo, con su fuerza contenida en un sueño temporal.Mi cabeza había estado en su pecho momentos atrás y sonreí ligeramente, disfrutando del sonido rítmico de su corazón. Llevé mi mano a su cabello y metí mis dedos entre sus mechones oscuros, acariciando su cabeza con ternura. Sentí la suavidad de su piel bajo mis dedos mientras tocaba los finos pliegues de su rostro, deleitándome en cada detalle de su estructura fuerte y masculina.Por inercia, me acerqué a sus labios y dejé un beso fugaz en ellos, saboreando la sensación de su piel contra la mía. No pensaba despertarlo, así que intenté levanta
Me sentía exhausta; era la segunda vez que estaba con un hombre, y ese hombre era Damien Volkov. Mi cabeza reposaba en su pecho, sintiendo el ritmo acelerado de su respiración contra mi piel. —Tendré que darme un baño —mencioné, mientras mis manos exploraban su pecho, y él acariciaba mi espalda con ternura. Él estaba en silencio, con los ojos cerrados. Me volví para mirarlo y, al ver su expresión satisfecha, me incliné y lo besé en los labios. Él me correspondió con suavidad y adoración. Lentamente, me subí sobre él, y para mi sorpresa, ya estaba de nuevo endurecido, listo para continuar. Abrí mis piernas y me encajé en él, sintiendo cómo su cuerpo se asentaba en el mío. Sus manos estaban firmemente aferradas a mi cintura guiaban nuestros movimientos. Comenzó lento, con una suavidad casi temerosa, como si temiera romperme. Sin embargo, las marcas de mordidas y chupetones en mi piel contaban otra historia. Mis movimientos se hicieron más rápidos y frenéticos. Él se sentó en la cam