★ Aria.Me siento decepcionada cuando el elevador se abre. La fría luz de los fluorescentes ilumina el pequeño cubículo metálico, revelando una realidad que no había querido enfrentar.Tal vez deseaba más tiempo a solas con este cavernícola amargado, sumergirme en la atmósfera de tensión que él emanaba, más allá de las paredes del ascensor.Quizás en el fondo de mi ser, esperaba que él continuara aprisionándome contra el metal frío, sin darme cuenta de que ya estábamos fuera de él, en el vestíbulo.La súbita liberación me dejó aturdida, la confusión se mezcla con la incomodidad de la situación. Mi mente se dispersa entre el desconcierto y el malestar. Tal vez la conversación cargada de recriminaciones me distraía de mis temores.Damien tenía una forma extraña de hacerme olvidar el resto del mundo, de hacerme perder la noción del tiempo y el espacio, de enfocar toda mi atención en su figura imponente.Odiaba el destello de su mirada, su tono de voz áspero, y cómo me reclamaba por mi ve
Su expresión cambió de nuevo, y su frustración se hizo evidente. Era como si las palabras que acababa de decir hubieran tocado un nervio.—Como quieras —respondió con voz tensa.—No me haga patearle sus partes tan temprano, señor gruñón —mencioné con una sonrisa desafiante.Por un momento, sus labios se curvaron en una sonrisa leve, un gesto que sorprendió a ambos.—¿Acabo de ver una sonrisa en sus labios? —pregunté con curiosidad.—No.—Claro que sí. Se ve guapo cuando sonríe.Aunque solo lo dije para provocar una reacción, me di cuenta de que su actitud autoritaria era solo una capa sobre una persona que, aunque no lo demostrara, era capaz de mostrar un lado más suave.—Irás conmigo a la oficina. Es una orden. Puedo soportar verte con esa espantosa falda y esos tenis un rato más.Sus palabras fueron un desafío, pero también un gesto de dominio que me hizo sentir una mezcla de desafío y sumisión. Mientras se giraba para caminar hacia el auto, me sentí intimidada bajo su mirada evalua
Él me observó intensamente, como si pudiera leer mis pensamientos más oscuros. Se enderezó, su presencia dominante era fuerte, y comenzó a caminar hacia la salida del ascensor, haciendo una seña para que lo siguiera. Me tomé un momento para acomodar mi respiración antes de seguirlo en silencio, con el corazón aún acelerado por el encuentro.Abrió la puerta de su oficina con un gesto elegante y me invitó a pasar.—Pase, señorita Walker —dijo, su tono de voz era autoritario pero sorprendentemente cortés.—Sí —respondí, entrando sin protestar. Caminé hacia el escritorio, observando cómo él se sentaba detrás de él con una autoridad natural.Mi vista se desvió hacia los enormes ventanales, y la vista que se extendía ante mí era simplemente espectacular. La ciudad se desplegaba como un tapiz de luces y sombras.—¿Te gusta la vista? —preguntó Damien, dirigiendo su mirada hacia donde la mía se había fijado.—Me fascina. ¿Puedo acercarme más? —pregunté con la emoción de una niña que descubre a
★ Damien.Mi mirada seguía fija en la ventana. Aunque el paisaje era hermoso, mi mente estaba ocupada con los eventos recientes. La puerta de la oficina se abrió de golpe, y Nikolai entró sin siquiera tocar, su frustración era evidente en su actitud.—¿No tienes modales acaso? —pregunté, sin girarme para mirarlo. Mi tono era firme, lleno de la autoridad que siempre intentaba mantener en el trabajo.—Esa maldita mujer —murmuró Nikolai con un tono cargado de ira.—Dime que no hablas de Aria —mencioné, girándome lentamente para verlo.Su postura encorvada y su cabeza agachada mostraban su humillación. Su expresión estaba llena de rabia y desdén.—Ella. Me acaba de humillar en la oficina. ¿Por qué la contrataste? Si quieres tirarte a una humana, hazlo, pero…—Cállate el hocico, o terminaré cerrándotelo. Aria es mi asistente, y deberías pensar dos veces antes de dirigirte a ella con ese desprecio —interrumpí con dureza.No soportaba que alguien hablara de Aria de esa manera, especialmente
★ Narrador.En la sala de reuniones del consejo de cazadores, las paredes de cristal y acero reflejaban la luz artificial de las pantallas y los monitores. El ambiente estaba cargado de tensión, como si el aire mismo estuviera al tanto de la gravedad de la situación. En el centro de la mesa de madera moderna, un mapa digital mostraba las recientes expansiones del territorio de la manada de Damien Volkov, marcadas con puntos rojos intermitentes.—¡Esto es inaceptable! —rugió Arthur, el líder de los cazadores, golpeando la mesa con el puño. Sus ojos grises estaban llenos de furia. —Damien Volkov se está expandiendo demasiado rápido. Si no lo detenemos ahora, pronto no habrá lugar seguro para nosotros.Murmullos de acuerdo se esparcieron por la sala, mientras los cazadores discutían en voz baja las implicaciones de esta amenaza creciente. Habían intentado atacar antes, pero la manada de Damien era fuerte y bien organizada. Habían perdido demasiados buenos hombres en el último intento fal
★ Aria Walker.Algunos días han pasado desde nuestro alucinante beso. Pero él no está; es como si se lo hubiera tragado la tierra. Simplemente desapareció y dejó indicaciones de que hiciera trabajo de oficina. Soy algo así como la asistente de la secretaria, pero con un buen sueldo.Es irónico, en verdad, ya que solo me dedico a sacar copias y a membretar archivos. ¡Algo aburrido!Lo único que quiero es verlo, ver a Damien Volkov, pero el grandísimo animal me ignora. ¿Qué más da? Él me rechazó aquel día. ¿Qué puedo esperar de él?Estaba recostando mi cabeza sobre el escritorio a causa del aburrimiento cuando la secretaria me dio un golpe con el codo. Estaba tan absorta en mis pensamientos que ni siquiera noté su presencia hasta que sentí el impacto.—Amén —pronuncié mientras abría los ojos, intentando sacudirme el sueño.—¿Ahora resulta que eres religiosa? —pregunta Romina, y yo no puedo evitar reír. Ella siempre tenía una manera de alegrarme el día con sus comentarios sarcásticos.Ll
—Rayos —exclamó Romina cuando el agua caliente le cayó en la mano, sacándome de mis pensamientos.—Romina, ¿estás bien? —salí corriendo y me acerqué a ella, mi preocupación sincera permanecía reflejada en mis ojos.—Sí, solo que arde. Iré a lavarme la mano. ¿Podrías llevar esto a la oficina del jefe? —apuntó a una charola con dos cafés y una taza de té.—Sí, claro. Atiéndete la mano.Tomé la charola y me dirigí a la oficina de mi... de Damien. Cada paso que daba aumentaba mi ansiedad y mi corazón latía con fuerza.—Toc-toc —hasta que escuché la voz del otro lado indicando que podía pasar.Abrí la puerta y caminé con la charola en la mano, sintiendo su mirada pesada sobre mí.Damien volteó a verme, sus ojos azules estaban llenos de posesión y algo más que no podía identificar.—No sabía que habías contratado una nueva secretaria, Damien —mencionó la mujer que estaba a su lado.¿Por qué esa mujer respira el mismo aire que mi Damien? La ira y los celos se agitaron en mi interior, pero me
Salí de mi oficina con pasos firmes y decididos. Vi a Aria riendo y hablando animadamente con Antuan, un asistente de recursos humanos. Su risa era ligera, como una melodía que me resultaba irritante. Su sonrisa deslumbrante estaba dirigida a otro hombre, y eso me enfureció de una manera que no podía ignorar.—A mi oficina —ordené con una voz fría y autoritaria, más gélida de lo que había previsto.Aria se volvió hacia Antuan con una expresión de disculpa.—Adiós, Antuan...—A mi oficina, ya —mencioné con un tono cortante, mi paciencia se agotaba. Ella dejó de sonreír y comenzó a caminar hacia mi oficina.Mi mandíbula se tensó al verla avanzar con esa confianza y gracia. Me molestaba ver cómo su sonrisa era para otro hombre, tenía un sentimiento de celos y posesión que no podía negar. La seguí al interior del despacho, con cada paso resonando en el pasillo como una declaración de autoridad.Al entrar, noté que mi secretaria no estaba en su puesto, y Antuan me lanzó una mirada antes de