Noticias que cambian vidas.

Con Amy aún aferrada a mi cuello y las palabras del doctor, advirtiendo que Agnes había despertado y quería vernos, todavía retumbando en mi cabeza me apresuré a paso certero al cuarto de hospital donde descansaba Agnes, y allí la vi, recostada en la cama bajo esa luz tenue similar a la que había en nuestro propio dormitorio.

—¡Mamá! —Exclamó Amy en tanto llegamos corriendo a los brazos de su madre que la recibió con una sonrisa en el rostro y un abrazo que me provocó ternura.

—¿Cómo has estado, cariño? —Preguntó Agnes a Amy. Y al escucharla mi corazón se llenó de una alegría inexplicable durante los segundos que pensé que ese “cariño” iba dirigido a mí.

—Estoy bien, mamá. —Respondió Amy con una sonrisa—. ¿Estás enferma?

—No es así,cariño. Mamá solo está cansada. —Susurró Agnes con voz amable. Amy la miró ceñuda e incrédula por su respuesta y luego me miró a mí buscando una explicación.

—Pero papá dijo que tendré un hermanito. —Informó Amy. Me quedé de piedra al escucharla y al parec
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