Cuando finalmente termino de cambiarse, se fue del área de vestidores, sin olvidar dejar su ropa manchada en el área de lavandería.
Lo que le agradaba de aquel hospital era que la administración les brindaba muchas facilidades, como por ejemplo varias mudas de uniformes, ademas de servicio de lavandería donde ellos se encargaban de lavar, planchar y doblar sus uniformes, para cada jordana laboral. Emily no se encontraba del todo bien, estaba demasiado confundida como para poder atender a sus pacientes con eficiencia, pero ya que solo faltaban seis horas más para terminar, decidió ponerse manos a la obra y terminar lo antes posible para poder descansar de aquella extraña experiencia. Las siguientes dos horas, paso de habitación en habitación, para verificar el estado de sus pacientes, realizar seguimientos y también para administrar medicamentos al pie de la letra, tal y como el médico indicaba para cada persona. Cuando termino, fue al área de enfermería a realizar un reporte de evolución para la siguiente enfermera del turno matutino, pero justo a las tres de la mañana, arribaron dos detectives que buscaban al médico cirujano, Thomas Spencer, el mismo cirujano que había estado a cargo del parto de la señora Lennox. Así que en ese momento Emily dejo todo lo que tenía enfrente para averiguar que diablos estaba sucediendo. La señora acababa de morir. ¿Cómo era posible que la policía estuviera investigando su muerte tan pronto? Emily tenía entendido que aquella joven madre había muerto únicamente por complicaciones congénitas ¿Que tenía que ver la policía en todo esto? ¿Acaso el esposo de aquella mujer dudaba en el diagnóstico de muerte que se le había dado una vez que murió su esposa? Emily tenía muchas dudas al respecto, pero ella misma tenía secretos que desentrañar, así que pensó que al menos, mientras aquella familia siguiera en ese lugar podía hacer algo para descubrir quién era aquella chica. —Hilda—pronuncio Emily para llamar la atención de su amiga una vez más. . Ella giró, sabia que no le entregaría el expediente de la paciente a menos de que le dijera el porqué lo necesitaba con tanta urgencia, pero a menos de que estuviera segura, no podía decírselo a nadie.—debo hacer algo. ¿Podrías cuidar de mi puesto? —Claro, pero no tardes tanto. Voy a terminar mis guardias en quince minutos—le anuncio su amiga, eso era lo que necesitaba, que ella se retirara de su asiento para poder indagar en su computadora, pero mientras tanto tenía otra cosa en mente, algo que incluso ponía en riesgo su propio trabajo, aunque no había otra opción. —No tardaré— le dijo y entonces se dirigió al ascensor, una vez adentro presiono el último botón, el que llevaba hacia la morgue, el lugar donde seguramente podía encontrar el cuerpo de aquella joven. Después de llegar se fijó que no hubiese nadie, pero para su desgracia el lugar no estaba solo, de hecho, ahí se encontraban un par de hombres, los cuales supuso debían ser empleados del señor Lennox. Ambos resguardaban la puerta de acceso hacia los refrigeradores, así que debia pensar en una forma de entrar sin que la vieran o cabía la posibilidad de que la implicaran en todo el misterio que acontecía alrededor de la difunta, así que decidió meterse a la primera puerta que encontró, un área donde almacenaban sábanas y uniformes nuevos. El lugar estaba bastante oscuro, pero no lo suficiente para que Emily pudiera ver una ventilación donde posiblemente podría entrar. Nunca había entrado a ese lugar, pero sabia que cada especialista tenía una oficina propia y ya que nunca había visto la del médico forense en ningún piso superior supuso qué debia estar por ahí, solo tenia que probar suerte. Después de inhalar aire, tomo valor y con precaución de no hacer ni el más mínimo ruido, retiro la ventila y se introdujo en el sitio, hasta ver la luz de la siguiente habitación y para su alivio, si se trataba de la oficina del médico forense, quién por ahora no se encontraba, quizás por eso la necesidad de llamar a dos agentes. Emily salió de la ventilación y sabiendo que no tenía tiempo que perder, se apresuró a ir en busca del cuerpo de la joven similar a ella, aunque no le costó tanto, ya que el área de refrigeradores, se encontraba a tan solo una puerta y un pasillo de distancia, solo que ahí debia ser precavida, porque los guardias estaban al final de ese pasillo, de otro lado de la puerta que había visto antes y debido a que el lugar estaba en completo silencio, podían descubrirla. Se acercó al área de refrigeradores y al entrar, observó qué sobre la plancha descansaba un cuerpo cubierto por una sabana blanca, descubriendo qué en efecto se trataba de aquella chica que ahora se encontraba ahí esperando una autopsia. Emily la contemplo por un instante, era como mirarse al espejo, solo que esa chica estaba en una situación que ella esperaba no ocurriera hasta su vejez. Trago saliva y entonces con cierto recato, tomo un mechón de su cabello para después cortarlo con unas tijeras que llevaba encima. Luego de guardar el cabello en uno de sus bolsillos, la arreglo para que nadie notara el corte y volvió a cubrir el cuerpo con la sabana. Aquello era lo más loco que había hecho en su vida y vaya que había hecho bastantes mientras era adolescentes, pero definitivamente eso las superaba todas. Salió con un extraño sentimiento en la garganta y con una sensación de llanto que no lograba comprender, quizás por esa pequeña idea que nadaba en su cabeza de que, aquella mujer podía ser su hermana gemela, robada al nacer. Se escabullo por la oficina y volvió por la ventilación como si lo hubiese hecho mil veces, pero al salir del otro lado tuvo que tomar aire y valor, ademas de un par de sabanas para fingir que esa era su razón de estar ahí. Luego salió del lugar con prisa, como si realmente estuviera haciendo su trabajo, llevándose sabanas para tender una cama limpia. El ascensor seguía abierto, así que aprovecho la oportunidad para entrar y oprimir el primer botón que pudo con las manos ocupadas, así que cuando las puertas se cerraron pudo tomar una bocanada de aire al sentirse un tanto aliviada, pero aquella sensación desapareció cuando las puertas se abrieron en el área de neonatal, donde los pequeños recién nacidos descansaban en pequeños cuneros transparentes para ser observados por sus padres.Curiosa, por saber cómo y donde estaba el hijo de aquella mujer se acercó al vidrio que separaba la otra sala y ahí, en uno de los cuneros decía el apellido "Lennox" era tan pequeño e indefenso, pero el destino había decidido dejarlo sin su madre ¿Por qué? Luego de un minuto se dio la vuelta con el fin de poder irse para que aquella extraña aventura terminara, pero justo detrás de ella se encontraba un hombre quien la miro con asombro al verla. El señor Lennox era bastante atractivo, de ojos verdes y facciones marcadas, de cabello castaño y bien peinado. El aroma de su perfume era una bomba de hormonas creada justamente para atraer la atención femenina, pero Emily no se paralizó por ello, sino porque en uno de sus bolsillos llevaba el cabello de su esposa fallecida, porque tenía la loca idea de que tal vez ambas podían compartir algo más que solo el rostro. —¡Mila!— pronuncio el hombre sumamente sorprendido, así que sin pensarlo, se abalanzó sobre Emily y la tomo por el brazo con
Hilda alguna vez le había mostrado alguna de esas revistas de gente millonaria donde mostraban sus lujosas vidas, solo entonces Emily se arrepintió de no haberle prestado atención a la revista ni a su amiga cuando quiso enseñársela, pero nunca pensó que tendría algo que ver con una persona de ese círculo social hasta ese momento. No faltaba mucho tiempo para que su amiga volviera, así que a pesar de que lo iba a hacer estaba prohibido, se atrevió a descargar el archivo y guardarlo en una memoria USB para leerlo en su propia computadora, porque de otra forma, no podría seguir leyendo sabiendo que podrían descubrirla. Había hecho todo casi bien, a excepción de ese terrible encuentro con el esposo de esa mujer. Solo esperaba y rogaba al cielo que ese hombre no la buscara, porque no sabía que iría a decirle o si le creería que aquella situación tan extraña era tan solo una coincidencia, aunque también estaba el hecho de que la policía ya investigaba la muerte de la joven y temía que es
—Un correo bastante extenso, pero entretenido—expreso el hombre, pero Emily no supo si sus palabras eran más bien una broma pesada o realmente era un hombre sincero y directo. —Sí, verá, mi caso es algo reciente acabo de descubrirlo y solo quiero confirmar mis sospechas—dijo un tanto nerviosa, se arrepintió de no haber ensayado aquella conversación antes en su cabeza. —Señorita, los casos qué suelo manejar, son cosas que la gente común nunca espera. Entiendo su situación, sé que no quiere mezclarse tanto en el tema, pero quiere una solución pronta y confiable, por ello me llamo ¿No es verdad? —Por suerte, mi caso le ha interesado—logro decir, aunque por un momento recordó lo que había leído sobre él en Internet. Se decía que era un hombre con un carácter bastante cuestionable, pero si se trataba de resultados, él nunca fallaba. —Hablando de ello, quiero ser sincero sobre el porqué me interesó su caso—dijo con cierto tono de advertencia, cosa que Emily no pudo ignorar—hace más d
Emily se pregunto que tipo de mujer habría sido Mila, si de haberla conocido antes, se habrían comunicado para resolver aquel asunto. Mientras las gotas de agua caliente caían y resbalaba por su piel, Emily trato de rememorar lo que había sucedido en el quirófano. Ella aún recordaba el sonido de la máquina emitiendo el sonido de su corazón. Sus latidos eran fuertes y lo cierto era qué tenía una razón para vivir, su bebé, pero mientras ella le daba los instrumentos al cirujano, de un segundo a otro comenzó la tragedia. Sus latidos cayeron rápidamente, las enfermeras se movían de aquí para allá para administrarle medicamentos, para subir su presión arterial. Emily no se había movido de su lugar hasta que el cirujano finalmente saco al producto de su interior, en ese momento la enfermeras se dividieron, unas atendían a la joven madre y otras al pequeño qué acababa de ver la luz del mundo y en medio de todo ese desastre, estaba Emily, haciendo su trabajando permanecido tranquila e impe
—Por qué tanto usted como yo sabemos que algo extraño esta pasando y no se quedara tranquila hasta averiguarlo—intuyo, pero lo hizo como un empresario tratando de convencer a un cliente de comprar un producto que no necesitaba y era cierto. Emily no necesitaba saber si esa mujer era su hermana o no, de cualquier forma ¿Qué iba a ganar al averiguar la verdad? ¿Romperle el corazón a su madre? ¿Iniciar una investigación únicamente para que el mundo reconociera qué había encontrado a su gemela en su lecho de muerte? El señor Lennox se alejó de Emily comprendiendo qué realmente había muchas diferencias entre ambas. Mila había sido una chica muy impulsiva, de hecho, ella había sido quien prácticamente lo había conquistado, pero en cuanto aquella señorita. Ella era una chica de pensamiento lógico, pensaba antes de actuar y al parecer era muy meticulosa. Quizás era justo lo que necesitaba en ese momento, tal vez no para cuidar de su hijo, pero sí para terminar lo que necesitaba de Mila.
—Me gustaría pagar para que renueven la lápida de mi hermana, quizás cuando terminen los trabajos podría ir a Colorado y visitarte— expuso como excusa, claro que quería ir a ver a su padre, pero también deseaba terminar con ese asunto del material genético. —Por supuesto, hija. ¿Has hablado con alguien?— dijo refiriéndose a los negocios de servicios funerarios que solían vender todo tipo de lápidas. —Si de hecho, hablé con alguien ayer, pero me dijo que necesito tu permiso para trabajar en la tumba. —Por supuesto que tienes mi permiso, hablaré con Nancy cuando llegue aquí, para que hable a las oficinas del cementerio antes de que cierren. —No te preocupes, papá. No hay prisa— dijo Emily nerviosa, no solo se sentía culpable por su enfermedad, sino que también se sentía mal por mentirle. —No sabia que tu madre ya había hablado contigo sobre nuestra perdida—expreso su padre algo curioso por el tema, ya que ambos habían acordado que no le dirían nada hasta que fuese mayor de edad
El tiempo ahí le pareció eterno, pero al final cuando las puertas se abrieron, se sintió segura luego de ver la elegancia del pasillo, así que reconoció qué ese hombre no solo debía ser importante, sino también rico. El hombre comenzó a caminar hasta el final del pasillo, justo hasta la última puerta, ahí deslizó una tarjeta negra sobre la perilla de la puerta y mágicamente esta cedió. La suite era lo que Emily había visto en películas de mafia o algo por el estilo, era claro que el señor Lennox no era cualquier persona, era un hombre rico y poderoso, al que no le costaba nada tener una habitación de hotel tan hermosa como esa, pero aquel ambiente ostentoso fue interrumpido por el llanto de un pequeño bebé. —Por favor, espere aquí— le indico el hombre. Había una sala de estar bastante elegante, por lo tanto, Emily no se atrevió a sentarse, pero sí elevo la vista para poder observar su entorno, ya que cabía la posibilidad de que no volviera a estar parada en un lugar tan excéntri
Aquella mujer llevaba en sus brazos el diminuto cuerpo de un bebé en sus brazos. Emily se tuvo que detener en seco, al reconocer en el rostro de ese pequeño el de su madre. Tenía ciertos rasgos qué ella no pudo ignorar, sin olvidar qué la pobre criatura no dejaba de llorar. —Disculpe señor Lennox, es probable que debamos ir a urgencias, su hijo se niega a comer, devuelve todo lo que come y no deja de llorar—le informo la enfermera al señor Lennox. Emily giró hacia él por mero instinto, no estaba muy lejos de ella, quizás había intentado detenerla antes de que la enfermera que cuidaba de su hijo los interrumpiera, pero en vez de hacer caso de lo que aquella mujer recomendaba, volvió la mirada hacia Emily. —¿Te vas a quedar parada ahí? —le recriminó a Emily—mi hijo esta sufriendo ¡Haz algo! Emily quiso irse, pero no podía ignorar el sufrimiento del bebé y aunque ella no era más que una enfermera, presintió que tal vez tenía un poco más de conocimiento que esa chica, quien se nota