Capítulo 3

Cuando finalmente termino de cambiarse, se fue del área de vestidores, sin olvidar dejar su ropa manchada en el área de lavandería.

Lo que le agradaba de aquel hospital era que la administración les brindaba muchas facilidades, como por ejemplo varias mudas de uniformes, ademas de servicio de lavandería donde ellos se encargaban de lavar, planchar y doblar sus uniformes, para cada jordana laboral.

Emily no se encontraba del todo bien, estaba demasiado confundida como para poder atender a sus pacientes con eficiencia, pero ya que solo faltaban seis horas más para terminar, decidió ponerse manos a la obra y terminar lo antes posible para poder descansar de aquella extraña experiencia.

Las siguientes dos horas, paso de habitación en habitación, para verificar el estado de sus pacientes, realizar seguimientos y también para administrar medicamentos al pie de la letra, tal y como el médico indicaba para cada persona.

Cuando termino, fue al área de enfermería a realizar un reporte de evolución para la siguiente enfermera del turno matutino, pero justo a las tres de la mañana, arribaron dos detectives que buscaban al médico cirujano, Thomas Spencer, el mismo cirujano que había estado a cargo del parto de la señora Lennox. Así que en ese momento Emily dejo todo lo que tenía enfrente para averiguar que diablos estaba sucediendo. La señora acababa de morir. ¿Cómo era posible que la policía estuviera investigando su muerte tan pronto?

Emily tenía entendido que aquella joven madre había muerto únicamente por complicaciones congénitas ¿Que tenía que ver la policía en todo esto? ¿Acaso el esposo de aquella mujer dudaba en el diagnóstico de muerte que se le había dado una vez que murió su esposa?

Emily tenía muchas dudas al respecto, pero ella misma tenía secretos que desentrañar, así que pensó que al menos, mientras aquella familia siguiera en ese lugar podía hacer algo para descubrir quién era aquella chica.

—Hilda—pronuncio Emily para llamar la atención de su amiga una vez más. . Ella giró, sabia que no le entregaría el expediente de la paciente a menos de que le dijera el porqué lo necesitaba con tanta urgencia, pero a menos de que estuviera segura, no podía decírselo a nadie.—debo hacer algo. ¿Podrías cuidar de mi puesto?

—Claro, pero no tardes tanto. Voy a terminar mis guardias en quince minutos—le anuncio su amiga, eso era lo que necesitaba, que ella se retirara de su asiento para poder indagar en su computadora, pero mientras tanto tenía otra cosa en mente, algo que incluso ponía en riesgo su propio trabajo, aunque no había otra opción.

—No tardaré— le dijo y entonces se dirigió al ascensor, una vez adentro presiono el último botón, el que llevaba hacia la morgue, el lugar donde seguramente podía encontrar el cuerpo de aquella joven.

Después de llegar se fijó que no hubiese nadie, pero para su desgracia el lugar no estaba solo, de hecho, ahí se encontraban un par de hombres, los cuales supuso debían ser empleados del señor Lennox. Ambos resguardaban la puerta de acceso hacia los refrigeradores, así que debia pensar en una forma de entrar sin que la vieran o cabía la posibilidad de que la implicaran en todo el misterio que acontecía alrededor de la difunta, así que decidió meterse a la primera puerta que encontró, un área donde almacenaban sábanas y uniformes nuevos.

El lugar estaba bastante oscuro, pero no lo suficiente para que Emily pudiera ver una ventilación donde posiblemente podría entrar. Nunca había entrado a ese lugar, pero sabia que cada especialista tenía una oficina propia y ya que nunca había visto la del médico forense en ningún piso superior supuso qué debia estar por ahí, solo tenia que probar suerte.

Después de inhalar aire, tomo valor y con precaución de no hacer ni el más mínimo ruido, retiro la ventila y se introdujo en el sitio, hasta ver la luz de la siguiente habitación y para su alivio, si se trataba de la oficina del médico forense, quién por ahora no se encontraba, quizás por eso la necesidad de llamar a dos agentes.

Emily salió de la ventilación y sabiendo que no tenía tiempo que perder, se apresuró a ir en busca del cuerpo de la joven similar a ella, aunque no le costó tanto, ya que el área de refrigeradores, se encontraba a tan solo una puerta y un pasillo de distancia, solo que ahí debia ser precavida, porque los guardias estaban al final de ese pasillo, de otro lado de la puerta que había visto antes y debido a que el lugar estaba en completo silencio, podían descubrirla.

Se acercó al área de refrigeradores y al entrar, observó qué sobre la plancha descansaba un cuerpo cubierto por una sabana blanca, descubriendo qué en efecto se trataba de aquella chica que ahora se encontraba ahí esperando una autopsia.

Emily la contemplo por un instante, era como mirarse al espejo, solo que esa chica estaba en una situación que ella esperaba no ocurriera hasta su vejez.

Trago saliva y entonces con cierto recato, tomo un mechón de su cabello para después cortarlo con unas tijeras que llevaba encima. Luego de guardar el cabello en uno de sus bolsillos, la arreglo para que nadie notara el corte y volvió a cubrir el cuerpo con la sabana.

Aquello era lo más loco que había hecho en su vida y vaya que había hecho bastantes mientras era adolescentes, pero definitivamente eso las superaba todas.

Salió con un extraño sentimiento en la garganta y con una sensación de llanto que no lograba comprender, quizás por esa pequeña idea que nadaba en su cabeza de que, aquella mujer podía ser su hermana gemela, robada al nacer.

Se escabullo por la oficina y volvió por la ventilación como si lo hubiese hecho mil veces, pero al salir del otro lado tuvo que tomar aire y valor, ademas de un par de sabanas para fingir que esa era su razón de estar ahí. Luego salió del lugar con prisa, como si realmente estuviera haciendo su trabajo, llevándose sabanas para tender una cama limpia.

El ascensor seguía abierto, así que aprovecho la oportunidad para entrar y oprimir el primer botón que pudo con las manos ocupadas, así que cuando las puertas se cerraron pudo tomar una bocanada de aire al sentirse un tanto aliviada, pero aquella sensación desapareció cuando las puertas se abrieron en el área de neonatal, donde los pequeños recién nacidos descansaban en pequeños cuneros transparentes para ser observados por sus padres.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo