Capítulo 5

Hilda alguna vez le había mostrado alguna de esas revistas de gente millonaria donde mostraban sus lujosas vidas, solo entonces Emily se arrepintió de no haberle prestado atención a la revista ni a su amiga cuando quiso enseñársela, pero nunca pensó que tendría algo que ver con una persona de ese círculo social hasta ese momento.

No faltaba mucho tiempo para que su amiga volviera, así que a pesar de que lo iba a hacer estaba prohibido, se atrevió a descargar el archivo y guardarlo en una memoria USB para leerlo en su propia computadora, porque de otra forma, no podría seguir leyendo sabiendo que podrían descubrirla. Había hecho todo casi bien, a excepción de ese terrible encuentro con el esposo de esa mujer.

Solo esperaba y rogaba al cielo que ese hombre no la buscara, porque no sabía que iría a decirle o si le creería que aquella situación tan extraña era tan solo una coincidencia, aunque también estaba el hecho de que la policía ya investigaba la muerte de la joven y temía que ese atrevimiento que se había tomado de ir a buscar ADN para comprobar o descartar si esa chica era o no, su hermana, se descubriera y terminará perdiendo su trabajo solo por esa corazonada qué le insistía en seguir investigando.

Para cuando Hilda regreso, Emily ya estaba en su puesto, fingiendo estar apresurándose en sus reportes de la noche.

Ambas se sonrieron y aunque Hilda tenía muchas ganas de saber qué había sucedido horas atrás con su amiga. Decidió evitar por el momento la platica para poder terminar sus pendientes, pues ella estaba mucho más atrasada qué Emily.

Mientras tanto ella, aunque fingía escribir sobre el teclado, lo que en realidad hacía, era copiar los datos del expediente.

En pocos minutos había descubierto qué el nombre de soltera de Mila Lennox era Mila Sophia Clark, pero además de la similitud física qué ambas tenían, los datos de Mila coincidían con los de Emily.

La misma fecha de cumpleaños, por lo cual ambas tenían la misma edad e incluso habían nacido en la misma ciudad y curiosamente en el mismo hospital.

Mientras más leía, Emily se convencía más y más que aquella joven era en realidad su hermana, quizás ni siquiera hacía falta la prueba de ADN para confirmarlo, pero solo con el expediente, nadie le creería, es decir nadie vería la información sino solo el hecho de que había robado información confidencial de una fallecida.

Podía ser qué todo coincidiera, pero ¿Quién era el culpable? ¿Quién se había robado a su hermana y para qué?

Emily tenía muchas más preguntas que respuestas, pero ninguna de ellas iba a llegar por obra del cielo. Necesitaba investigar mucho más a fondo ese caso, pero ¿Cómo?

Emily tenía poco dinero ahorrado en el banco, no era algo que a ella le gustara hacer, pero su madre la había obligado a empezar a ahorrar para su jubilación, quizás porque la pensión qué ella recibía no era precisamente lo que ella había imaginado de joven. Ya no confiaba en el sistema de ahorro del gobierno, pero con el poco dinero qué tenía, pensó que tal vez podía contratar un detective privado para qué investigará lo que había ocurrido en Colorado la noche de su nacimiento.

No tenía más opción qué hacerlo, pues ella no tenía tiempo de ir y venir de los Ángeles hasta Colorado y viceversa. Así que en vez de terminar sus reportes, se dedicó a buscar en diferentes tipos de páginas a un investigador fiable y claro, que no fuese a estafarla, necesitaba alguien de su plena confianza y después de una hora investigando, llego a un solo nombre: Thomas Wellintong.

En Internet se decía que aquel hombre de cuarenta y cinco años era el mejor cuando se trataba de encontrar a una persona y eso era precisamente lo que Emily buscaba, deseaba saber que había sido de su hermana, quien al parecer había sido secuestrada de bebé, quizás intercambiada por un bebé muerto, esa podía ser la única respuesta posible.

Teniendo en cuenta todo lo que había encontrado en tan poco tiempo, Emily no dudo en escribirle a su correo, aunque había leído varios comentarios sobre qué cabía la posibilidad de que él no respondiera enseguida, ni siquiera la misma semana o en el mismo mes, pues era un destective muy buscado y solicitado.

Pero a pesar de la poca esperanza que había en su caso, Emily elevó una oración al cielo antes de enviar el correo electrónico, rogando poder resolver ese extraño asunto y quizás, algún día, poder revelarle a su madre el destino de su hermana, si es que se confirmaba qué Mila y ella compartían más que solo el rostro.

Emily salió de su turno a las ocho de la mañana en punto, con una hoja de suspensión temporal en la mano por la negligencia médica qué había cometido durante la operación de la señora Lennox, pero a Emily no le importó ser suspendida tres días por ello, aunque agradecía que por el momento el cirujano no la mencionara durante su declaración o al menos eso había sido lo que su jefa de piso le había dicho.

A pesar de la situación, se mantenía positiva porque además de obtener tiempo para seguir investigando a la familia de aquella chica similar a ella, el investigador había respondido a su solicitud, aunque su respuesta era algo que Emily no esperaba: “Llámeme en cuanto pueda”

El mensaje tenía adjunto un número de teléfono con una lada qué, claramente pertenecía al estado de Colorado, eso la tranquilizaba pensando que el investigador no tendría problemas en trasladarse por el estado. No tenía mucho dinero como para estar gastando en los viáticos de aquel hombre. Así que una vez que se alejó del hospital, llamo al número del investigador.

—¿Diga? —respondió un hombre de voz rasposa y también algo vieja. Emily, enseguida se percató de que el hombre debía ser alguien mayor o quizás estaba enfermo de la garganta.

—Buenos días—comenzó aclarándose la garganta, lo cierto era qué comunicarse con un investigador no era algo que ella hubiese planeado por simple gusto. Lo que le había pasado era algo imposible de creer, pero por ello deseaba contratarlo para averiguar si sus sospechas eran ciertas—mi nombre es Emily Johnson, creo que no hace falta volver a explicar lo que redacte en el correo que le envié durante la madrugada.

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