Curiosa, por saber cómo y donde estaba el hijo de aquella mujer se acercó al vidrio que separaba la otra sala y ahí, en uno de los cuneros decía el apellido "Lennox" era tan pequeño e indefenso, pero el destino había decidido dejarlo sin su madre ¿Por qué?
Luego de un minuto se dio la vuelta con el fin de poder irse para que aquella extraña aventura terminara, pero justo detrás de ella se encontraba un hombre quien la miro con asombro al verla. El señor Lennox era bastante atractivo, de ojos verdes y facciones marcadas, de cabello castaño y bien peinado. El aroma de su perfume era una bomba de hormonas creada justamente para atraer la atención femenina, pero Emily no se paralizó por ello, sino porque en uno de sus bolsillos llevaba el cabello de su esposa fallecida, porque tenía la loca idea de que tal vez ambas podían compartir algo más que solo el rostro. —¡Mila!— pronuncio el hombre sumamente sorprendido, así que sin pensarlo, se abalanzó sobre Emily y la tomo por el brazo con cierta brusquedad—¿Cómo es posible? ¡Yo te vi! Emily no supo qué decir, por un breve segundo, olvido el hecho que la había llevado hacia aquel piso, que ella tenía la misma apariencia de la señora Lennox, quién ahora sabía que se llamaba Mila. —¡Señor!—alzo la voz sin importarle que se encontraba en un área de silencio, además de que, con un movimiento rápido, pudo librarse de su agarre. Solo entonces, el señor Lennox, descubrió que tal vez estaba cometiendo un error. A simple vista ambas eran idénticas, pero claramente tenían ciertas diferencias que las hacían únicas. Mila Lennox, tenía el cabello largo, lacio y muy sedoso, pero Emily, por el contrario, lo tenía corto, por temas del trabajo, odiaba recogerlo cada vez que tenía que asistir alguna cirugía, por lo que la mejor opción era simplemente tenerlo corto y ajustarlo con un par de broches para evitar que se salieran de la gorra quirúrgica. Su cabello no era lacio, sino ondulado y bastante rebelde, ademas de que su cabello era castaño claro, su color natural y no es que no hubiese querido pintárselo para tener un look diferente, pero ella era alérgica a varios ingredientes químicos de los tintes comerciales y aunque existía la opción de los tintes naturales, esto no duraban lo suficiente y el color no era lo suficientemente profundo. Otro detalle que era imposible de ignorar, era el hecho de que Mila tenía los ojos azules, pero Emily los tenía verdes, pero lo que confirmo que ella no era Mila Lennox, era una marca que Mila tenía cerca de su oreja izquierda, la cual ella había intentado quitar con todo tipo de tratamientos porque la odiaba, no se sentía cómoda con esa marca porque le recordaba una mala experiencia de su adolescencia, la cual había deseado olvidar. —D- disculpé—pronuncio el señor Lennox un tanto desconcertado por lo que estaba viendo, era evidente que aquella mujer era idéntica a su mujer, pero por esos detalles que parecían insignificantes, era completamente diferente— usted se parece a... —¿Señor Lennox?—pronuncio una voz masculina detrás de Emily, solo entonces el señor Lennox aparto la vista de Emily para buscar a la persona que lo había llamado. Se trataba de uno de los agentes que estaba a cargo del caso de su esposa. La última media hora había estado hablando con el cirujano a cargo de la cirugía para comenzar con la investigación. Emily aprovechó ese momento para poder escapar de la mirada de aquel hombre y a pesar de que el ascensor estaba abierto para que ella pudiera irse lo más pronto posible, decidió que lo mejor era irse por la escalera. No quería que supieran el número del piso al que se dirigía, así que una vez que cerro la puerta de las escaleras de emergencia, tiro las sábanas hacia un lado y comenzó a correr escaleras abajo, lo más rápido que pudo hasta llegar a su piso. No respiro hasta que se sintió segura, hasta que pudo tomar una bocanada de aire y descansar. La frente le sudaba como si hubiese estado en un maratón, sentía la adrenalina correr por sus mejillas y aunque había arriesgado mucho para conseguir un poco del ADN de aquella mujer, en ese momento, se sintió culpable, como una ladrona, aunque posiblemente ese sentimiento había sido por causa del señor Lennox, quién realmente la había confundido con ella. Luego de unos minutos decidió que debia volver a su lugar de trabajo. Agradeció por un momento que su jefa de piso no fuese una mujer estricta o metiche, puesto que nadie solía regañarla o sermonearla por no estar al pendiente de su puesto, pero sabia que ya había pasado mucho tiempo, incluso su amiga Hilda ya no estaba en su lugar así que el lugar estaba solo. Esa noche el personal era escaso porque muchos habían acudido a una conferencia medica al otro lado del país, una conferencia a la que ella había deseado asistir, pero por causa de un error en su solicitud de asistencia, había perdido la oportunidad de ir. Emily sabia que aquella travesía de la hermana gemela perdida aún no terminaba, necesitaba el expediente de la chica y no iba a desaprovechar la oportunidad que Hilda le había dado al irse a hacer su guardia del área medica a la que pertenecía. Sin perder tiempo, se sentó en la silla de su amiga, la cual había olvidado cerrar sesión en el sistema de datos del hospital, únicamente había apagado la pantalla para no cerrar los reportes que ya había comenzado a llenar. Busco, entonces en la sección de ginecología el nombre de "Mila Lennox" y en cuestión de segundos el sistema le arrojo un solo resultado. La joven madre había acudido a ese hospital a sus citas mensuales de control prenatal, a pesar de que la dirección estaba bastante lejos del lugar que ella había dado como su hogar, de hecho estaba del otro lado de la ciudad, en una zona prestigiosa, para los ricos.Hilda alguna vez le había mostrado alguna de esas revistas de gente millonaria donde mostraban sus lujosas vidas, solo entonces Emily se arrepintió de no haberle prestado atención a la revista ni a su amiga cuando quiso enseñársela, pero nunca pensó que tendría algo que ver con una persona de ese círculo social hasta ese momento. No faltaba mucho tiempo para que su amiga volviera, así que a pesar de que lo iba a hacer estaba prohibido, se atrevió a descargar el archivo y guardarlo en una memoria USB para leerlo en su propia computadora, porque de otra forma, no podría seguir leyendo sabiendo que podrían descubrirla. Había hecho todo casi bien, a excepción de ese terrible encuentro con el esposo de esa mujer. Solo esperaba y rogaba al cielo que ese hombre no la buscara, porque no sabía que iría a decirle o si le creería que aquella situación tan extraña era tan solo una coincidencia, aunque también estaba el hecho de que la policía ya investigaba la muerte de la joven y temía que es
—Un correo bastante extenso, pero entretenido—expreso el hombre, pero Emily no supo si sus palabras eran más bien una broma pesada o realmente era un hombre sincero y directo. —Sí, verá, mi caso es algo reciente acabo de descubrirlo y solo quiero confirmar mis sospechas—dijo un tanto nerviosa, se arrepintió de no haber ensayado aquella conversación antes en su cabeza. —Señorita, los casos qué suelo manejar, son cosas que la gente común nunca espera. Entiendo su situación, sé que no quiere mezclarse tanto en el tema, pero quiere una solución pronta y confiable, por ello me llamo ¿No es verdad? —Por suerte, mi caso le ha interesado—logro decir, aunque por un momento recordó lo que había leído sobre él en Internet. Se decía que era un hombre con un carácter bastante cuestionable, pero si se trataba de resultados, él nunca fallaba. —Hablando de ello, quiero ser sincero sobre el porqué me interesó su caso—dijo con cierto tono de advertencia, cosa que Emily no pudo ignorar—hace más d
Emily se pregunto que tipo de mujer habría sido Mila, si de haberla conocido antes, se habrían comunicado para resolver aquel asunto. Mientras las gotas de agua caliente caían y resbalaba por su piel, Emily trato de rememorar lo que había sucedido en el quirófano. Ella aún recordaba el sonido de la máquina emitiendo el sonido de su corazón. Sus latidos eran fuertes y lo cierto era qué tenía una razón para vivir, su bebé, pero mientras ella le daba los instrumentos al cirujano, de un segundo a otro comenzó la tragedia. Sus latidos cayeron rápidamente, las enfermeras se movían de aquí para allá para administrarle medicamentos, para subir su presión arterial. Emily no se había movido de su lugar hasta que el cirujano finalmente saco al producto de su interior, en ese momento la enfermeras se dividieron, unas atendían a la joven madre y otras al pequeño qué acababa de ver la luz del mundo y en medio de todo ese desastre, estaba Emily, haciendo su trabajando permanecido tranquila e impe
—Por qué tanto usted como yo sabemos que algo extraño esta pasando y no se quedara tranquila hasta averiguarlo—intuyo, pero lo hizo como un empresario tratando de convencer a un cliente de comprar un producto que no necesitaba y era cierto. Emily no necesitaba saber si esa mujer era su hermana o no, de cualquier forma ¿Qué iba a ganar al averiguar la verdad? ¿Romperle el corazón a su madre? ¿Iniciar una investigación únicamente para que el mundo reconociera qué había encontrado a su gemela en su lecho de muerte? El señor Lennox se alejó de Emily comprendiendo qué realmente había muchas diferencias entre ambas. Mila había sido una chica muy impulsiva, de hecho, ella había sido quien prácticamente lo había conquistado, pero en cuanto aquella señorita. Ella era una chica de pensamiento lógico, pensaba antes de actuar y al parecer era muy meticulosa. Quizás era justo lo que necesitaba en ese momento, tal vez no para cuidar de su hijo, pero sí para terminar lo que necesitaba de Mila.
—Me gustaría pagar para que renueven la lápida de mi hermana, quizás cuando terminen los trabajos podría ir a Colorado y visitarte— expuso como excusa, claro que quería ir a ver a su padre, pero también deseaba terminar con ese asunto del material genético. —Por supuesto, hija. ¿Has hablado con alguien?— dijo refiriéndose a los negocios de servicios funerarios que solían vender todo tipo de lápidas. —Si de hecho, hablé con alguien ayer, pero me dijo que necesito tu permiso para trabajar en la tumba. —Por supuesto que tienes mi permiso, hablaré con Nancy cuando llegue aquí, para que hable a las oficinas del cementerio antes de que cierren. —No te preocupes, papá. No hay prisa— dijo Emily nerviosa, no solo se sentía culpable por su enfermedad, sino que también se sentía mal por mentirle. —No sabia que tu madre ya había hablado contigo sobre nuestra perdida—expreso su padre algo curioso por el tema, ya que ambos habían acordado que no le dirían nada hasta que fuese mayor de edad
El tiempo ahí le pareció eterno, pero al final cuando las puertas se abrieron, se sintió segura luego de ver la elegancia del pasillo, así que reconoció qué ese hombre no solo debía ser importante, sino también rico. El hombre comenzó a caminar hasta el final del pasillo, justo hasta la última puerta, ahí deslizó una tarjeta negra sobre la perilla de la puerta y mágicamente esta cedió. La suite era lo que Emily había visto en películas de mafia o algo por el estilo, era claro que el señor Lennox no era cualquier persona, era un hombre rico y poderoso, al que no le costaba nada tener una habitación de hotel tan hermosa como esa, pero aquel ambiente ostentoso fue interrumpido por el llanto de un pequeño bebé. —Por favor, espere aquí— le indico el hombre. Había una sala de estar bastante elegante, por lo tanto, Emily no se atrevió a sentarse, pero sí elevo la vista para poder observar su entorno, ya que cabía la posibilidad de que no volviera a estar parada en un lugar tan excéntri
Aquella mujer llevaba en sus brazos el diminuto cuerpo de un bebé en sus brazos. Emily se tuvo que detener en seco, al reconocer en el rostro de ese pequeño el de su madre. Tenía ciertos rasgos qué ella no pudo ignorar, sin olvidar qué la pobre criatura no dejaba de llorar. —Disculpe señor Lennox, es probable que debamos ir a urgencias, su hijo se niega a comer, devuelve todo lo que come y no deja de llorar—le informo la enfermera al señor Lennox. Emily giró hacia él por mero instinto, no estaba muy lejos de ella, quizás había intentado detenerla antes de que la enfermera que cuidaba de su hijo los interrumpiera, pero en vez de hacer caso de lo que aquella mujer recomendaba, volvió la mirada hacia Emily. —¿Te vas a quedar parada ahí? —le recriminó a Emily—mi hijo esta sufriendo ¡Haz algo! Emily quiso irse, pero no podía ignorar el sufrimiento del bebé y aunque ella no era más que una enfermera, presintió que tal vez tenía un poco más de conocimiento que esa chica, quien se nota
—¿Por qué? —cuestiono Emily algo desconcertada—¿A caso les tenía afecto? —Mila los detestaba, pero a mi parecer ellos la chantajeaban, aunque como siempre, Mila nunca me dijo por qué. El señor Lennox frunció el ceño y Emily lo noto, al parecer su matrimonio no era el más cercano, de hecho entre ambos había muchos secretos. —¿Y ellos quienes son? —señaló la fotografía, justo del otro lado, donde solo se encontraban dos personas, un hombre y una mujer. —Mi padre y mi hermana—expreso el señor Lennox con cierta incomodidad, cosa que Emily no quiso pasar por alto. —¿Cómo era su relación con Mila?—quiso saber, no quería cometer un error. El señor Lennox ya le había comentado más o menos como era la personalidad de Mila y como solía comportarse tanto en público como en privado. —Mi padre adoraba a Mila, ella siempre supo como complacerlo y mi hermana, bueno ella la odiaba, aunque el sentimiento era mutuo—expresó soltando un suspiro casi doloroso, pero Emily no entendió exactamen