Cap. 2

  Les tomo alrededor de una hora llegar a las montañas, que están detrás del campo de sus familias, Alba miro a su amiga algo inquieta; mientras galopaba a su jinete de color caramelo, quiso decirle algo pero se detuvo de hacerlo y solo espero llegar al gran árbol que pudieron conocer gracias a los Padres de ella, que una vez invitaron a la familia Ward a un almuerzo; fuera de casa ella tenía solo cinco años y Olivia seis se llevaban un año de diferencia, pero eso no las detuvo en ser mejores amigas, sonrió de lado recordando ese momento.

— Ya llegamos Alba. — comento, por lo que miro a su alrededor y estaba en lo cierto.

     Bajaron de los cabellos y con pasos suaves, pero tranquilos llegaron al gran árbol, con hojas en color azul celeste era extraño en su clase; pero el favorito de ambas familias; como pudo se sentó junto a Olivia que miraba su paquete con la carta llena de puro nervios, enseguida le tomo su mano, haciendo que despierte de su trance.

— Solo dime Olivia, para eso estamos aquí. — susurró de forma suave y ella solo la miró dándole la razón.

— Cierto… verás… Dios no es fácil. — hablo con nervios, al bajar la mirada, mientras la pelirroja negó ante su actitud.

— Vamos no puede ser malo, además sea lo que sea te apoyaré. — dio su consejo, para ver cómo Olivia curvo una sonrisa de lado.

   Fueron los dos minutos más largos, pero tuvo la valentía de contarle sus planes de ir a trabajar lo que ha estudiado desde la distancia en su casa, al principio Alba se sorprendió de como pudo ingresar a un trabajo que es duro entrar, pero que ella tuvo suerte de haberlo realizado allí entendió el ¿porque de sus nervios?; No quería separarse de ella, así que solo se puso de pie, llamando la atención de su amiga.

— ¿Que sucede? — fue la pregunta que hizo Olivia, mientras camino alejándose un poco, para ver cómo la tarde iba descendiendo desde sus ojos.

      Todo lucía espléndido, cerro sus ojos un momento saboreando la brisa sobre su rostro y el olor del campo, que es perfecto algo que ni ella misma podría borrar de su mente o nariz, amaba sus raíces y algo dentro de ella le decía, que su amiga de cabello castaño y ojos marrones no podía estancarse sino continuar su rumbo.

   De inmediato se giró, para ver el rostro de confusión que tenía ella, le dedicó una sonrisa para decir lo siguiente:

— Debes ir, no te detengas por nadie y menos por mí, busca tu sueño; pero nunca olvides de dónde vienes jamás. — contesto de forma firme y con seguridad que su amiga amplió sus ojos por lo directa que fue.

— Vaya… dónde está mi amiga. — eso la hizo reír.

— Aquí diciéndote que luches y nunca abandones tus sueños. — termino de hablar, para ver cómo los ojos de su amiga se cristalizaban.

      La castaña no dudo en ponerse de pie y correr abrazar a su amiga desde la infancia, la cual le devolvió el gesto, que les permitió darse apoyo como también despedirse, de algo estaba segura que volverían a verse, así pasará algo de tiempo.

    Al verse nuevamente a la cara, se sonrieron la una a la otra y bajaron de esa colina para volver por los caballos, cada una se montó y emprendieron la marcha de regreso a sus hogares; por parte de Alba al ver cómo él atardecer llegaba esperaba que su trabajo le saliera, quería ayudar a su familia en lo máximo que pudiera, su lema es ayudar con amor, pensó para así, al dejar que su caballo Müller la llevará a casa junto a sus dos maravillosos Padres.

   Londres

   La cuidad estaba algo pesada por el tráfico, porque hoy habría un evento súper exclusivo en el auditorio de un museo de arte; fue el espacio que escogieron la familia millonaria Price, para llevar a cabo su valiosa ayuda a niños en situación de calle, que presentan en África como Haití todo estaba bien arreglado, el personal a cargo del servicio desde la seguridad como los meseros, estaban en su orden y las instrucciones dadas por los mismo dueños.

   Eso lo podía ver el guardaespaldas de la familia Price, miro su reloj para darse cuenta; que sus señores llegarían junto con la familia Cook; que también era bien protegida por su colega, que decidió trabajar para ellos, se sentía feliz de que ambas familias a pesar de ser competitivos en el ramo empresarial, no lo son en el ámbito de lo personal, gracias a qué los hijos mayores de cada empresa se tratan como verdaderos hermanos.

   Paso revista, para dar información en su comunicador auricular y darle el aviso que la familia que va ingresando, obviamente el lugar se estaba llenando solo con el límite de personas que fueron invitados, estuvo complacido que eso se estaba cumpliendo se preparó al dirigirse a la entrada del mismo museo; ver parquearse la limosina de color negro, luego otra de color blanco supo que era la otra familia.

   De pronto; los paparazzi vinieron como lluvia y él dio la orden junto con sus compañeros de seguridad de proteger ambas familias, les costó un poco; pero vio a sus señores salir junto a los dos hijos herederos de la empresa, mientras que su colega de cabello rapado como moreno; protegía a la otra familia que venía con su único hijo varón, ya que la Madre de este, está embarazada de una niña o eso supo por su joven jefe.

   Cuando todo paso; pudo volver a su lugar para vigilar mejor a la familia Price que estaba saludando como recibiendo a los invitados con sonrisas amables; mientras los dos hijos uno mayor y el otro un adolescente de quince años, estaba aburrido mirando su teléfono, eso hizo que negará volviendo a mirar todo el perímetro.

   Conforme caminaba un hombre elegante con traje en negro y corbata de un color celeste, zapatos bien pulidos, que al pasar más de una mujer se quedaba boda viéndolo; pero más estando a su lado su mejor amigo de cabellera rubia y traje gris con corbata en negro dejaba peor a las mujeres, al ver tanta testosterona pasar; para los dos era algo normal de ver, cosa que no le prestaban atención a eso sino a su conversación de nuevos productos, que ambos pudieron conocer en la parte latinoamericana, se detuvieron al ver un mesero darles a cada uno sus bebidas correspondientes.

— Bebiendo como siempre ginebra Izan. — se burló al tomar un sorbo de su bebida.

— Y tú está bebiendo Coñac Darío. — le pullo, que sólo sonrió de lado su amigo de toda la vida.

— No me puedes culpar lo aprendí del viejo Gonzalo. — informo, mientras él otro no lo ponía en duda.

— Tienes razón ahí Darío, yo no puedo decir lo mismo de mi Padre, solo me enseñó el mejor puro cubano. — a lo que el castaño amplió sus ojos.

— Oye me parece que tiene clase tu Padre. — eso causó una mueca en el rubio, que sólo negó mirando al aludido junto a su Madre encantado por verla en embarazo.

— Digamos que no tanto a Jorge Cook, ahora está centrado en el embarazo de mi Madre; pronto dará a luz a mi hermanita. — comento, mientras Darío le dio una palmada en la espalda.

— Tranquilo Izan… sabes que todo saldrá bien. — agrego y su amigo asintió.

    En el momento que siguieron hablando, les llegó la hora de dar apertura con las plazas, para ayudar a esos dos países con situaciones difíciles, el evento se llevó acabo de manera pulida cada uno de los miembros de la familia Price realizó su discurso, menos el menor que sólo estaba sentado en la mesa que corresponde a la familia con su teléfono en mano, chateando con sus amigos de la escuela.

   Después de una larga hora; comenzó las plazas para contribuir a la ayuda a cambio, se les daba a los invitados que lo realizarán productos únicos de telas que crean ambas familias, eso les género más ganas de dar lo mejor para brindar su apoyo a la causa. Por consiguiente; todo estaba dándose de maravilla recaudaron todo y brindaron con éxito tanto los Price como los Cook; pero un sonido de una copa caer al suelo, llamo la atención de todos, incluso de la familias.

   Grande fue el asombro que la persona que cometió el accidente, era una mujer pelirroja con un gran vestido de color negro con corte princesa y largo hasta sus pies, con una abertura del lado derecho; que podía resaltar su piel de porcelana se disculpo delante de todos los presentes, algo que ambos caballeros no pasaron desapercibido su fabulosa belleza en su melena pelirroja, que llegaba hasta los hombros, más un maquillaje pulcro como elegante, dejando atractivos sus labios en tono carmín.

— Lamento el accidente… fui algo torpe. — comunico a todos con una sonrisa amable, pero sin bajar la guardia de ser la sensación y lo comprobó al ver a los dos caballeros beber de sus licores con total atención en su persona.

        Curvo una sonrisa dulce, pero que su amigo desde la distancia vestido de mesero se río de la situación; ya que el show estaba dando su inicio.

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