La mirada de la castaña se amplio, cuando le hicieron esa invitación en el momento negó al mirar de reojo a sus compañeras, que estaban cerca de ella, conversando como también pendiente de lo que diría, así que trago en seco al ver a la señora mayor de seguro unos cuarenta años.
— Lo siento… pero todavía tengo trabajo y salgo dentro de quince minutos a comer. — respondió, pero Denisse sonrió de lado conociendo de antemano su respuesta.
— Ya veo… pero vendrás igualmente, hay cambios de planes en tu almuerzo. — indico y pudo oír susurros, detrás de ella que lo que hizo fue girar para verlas con una mirada decisiva.
Cuando Olivia vio lo que pretendía hacer la señora, que antes dijo que era del departamento ejecutivo; enseguida se puso de pie para que no dijera nada, sino tendría problemas graves con sus compañeras, que al llegar a su nuevo empleo, la han recibido de mala manera; dándole sus trabajos haciendo su carga más pesada de llevar.
— Señora Denisse por favor…
— Silencio señorita, hay cosas que arreglar aquí. — la interrumpió elevando su mano, algo que hizo que ella guardara silencio.
Por otra parte, la mayor se alejo de la castaña, para ir hacia el grupo de cuatro chicas; que rápidamente se pusieron erguidas para verla, dos de ellas la conocen y las otras no, lo pudo ver al tener las miradas desdeñosas de ellas sobre su persona, curvo una sonrisa por imaginar, que sólo están es para subir de rango; haciendo favores con su cuerpo, conociendo que eso nunca las hará subir.
Se paró delante de ellas y coloco su manos cruzadas de brazos, sin dejar de fruncir el ceño recibiendo de su parte el mismo recibimiento de las secretarias o asistentes de algunos de los gerentes de otros departamentos; eso pudo notar al ver su porta nombre de color plateado.
— Hola señoritas; espero que estén tomando su descanso “muy bien”. — hizo énfasis en comillas en las últimas palabras.
Al principio la vieron y luego a ellas con caras muy confundidas por lo que decía la mayor, una de las chicas de cabello rubio hablo.
— Efectivamente es nuestro descanso señora. — hizo una mueca desagradable, eso no pasó desapercibido para la mayor.
— Que bueno; pues verán que está chica, no les va hacer más trabajos, que ustedes mismas tienen que resolver, porque estoy segura, que los ha hecho y por eso su trato a la “nueva” es dándole más carga. — manifestó Denisse, dejando a cada una con la boca abierta.
— Señora Denisse…
— Dije silencio querida, a las chicas como ellas; hay que ponerlas en su lugar. — volvió a interrumpir a Olivia, que trataba de defender a sus compañeras.
— Mire señora no le permito qué…
La mirada de Denisse fue clara, porque se puso, delante de la rubia arrogante; que pretendía hablarle como si fuera un superior cosa que no es.
— Puedo permitirme lo que sea, ya que eres una floja; al igual que tus compañeras que tendrán una sanción por parte de recursos humanos, junto con el llamado de atención del gran jefe. — zanjo y ellas se quedaron calladas como tensas, al decir el nombre del subdirector ahora al mando.
— Vieja loca; usted no es nadie. — hablo otra de cabello negro, defendiendo a su amiga.
Una sonrisa fue clara, para sacar su teléfono y hacer una llamada a su jefe junior; que seguro sigue trabajando, nunca sale a menos que sea para irse a casa, recordó ese dato; cuando vuelva de almorzar para que salga a despejar su mente y no llenarse de estrés como le pasó a su Padre.
Le tomo en el segundo timbre, para oír la voz de su jefe y lo colocó en altavoz el silencio se sintió en el ambiente, por parte de todas.
— Hola Denisse.
— Hola jefe.
La voz del jefe las dejo muy alarmadas, pero decidió seguir adelante.
— Sabe jefe tengo que darle un anuncio importante, que requiere sanción.
De inmediato la rubia con las demás, decidió hablar.
— Señora por favor…
— ¿Que sucede realmente? Y si es sanción dime los nombres que voy directo a dar la orden.
— Me parece bien señor…
La situación se tornaba grave, entonces Olivia tomo del hombro a la mayor y le pidió con la mirada que no lo hiciera sus mejillas las sentía arder, por todo ese problema dándole vergüenza, sabiendo Denisse que no tenía la culpa.
— No lo haga. — susurró levemente, pero pudo oírlo la mayor y asintió por su petición.
Volvió a su llamada; mirando a las chicas que tenían el rostro inclinado por la vergüenza.
— Denisse ¿sigues en línea?
— Si señor, rechazo ese pedido, ya que pude controlar el asunto, fue solo una falsa alarma las trabajadoras entendieron su labor en la empresa y la acatarán como es debido.
— Excelente… pero sabes que si hay cambios, me los haces saber; porque solo una palabra de tú parte, será ejecutado.
— Gracias señor, me despido.
Con eso colgó la llamada y miro de forma sería a cada una de las chicas que entendieron; quien es ella en la empresa, solo les dio una advertencia para su próximo error, si los llegasen a cometer, todas al conocer las reglas solo afirmaron con la cabeza y se retiraron a sus puesto dejando el pasillo despejado.
Cuando se gira, para ver a la chica que sigue aún apenada, le dio una sonrisa amable.
— Olivia debes entender que esto se tenía que hacer, de lo contrario te seguirían molestando por mucho tiempo e incluso años. ¿Deseas eso? — comento y solo recibió una negativa de ella.
— No señora.
— Bien. Entonces vamos a comer, que tengo mucho apetito. — indico al tocar su abdomen, mientras Olivia le daba una sonrisa.
— Si señora y puedo hacerlo siempre… digo comer junto con usted. — quiso saber al tomar sus cubiertos, en la gaveta pequeña de su lugar y apresurar el paso de seguirla.
— Claro y bienvenida a Weaving Industry Price, espero estés con nosotros por mucho tiempo. — sugirió, llegando al ascensor y pulsar el botón para estar en el piso que antes estuvo.
— Daré mi mayor esfuerzo señora Denisse y gracias. — no dudo en agradecer y ella solo invitarla a entrar, por ver qué llegó el ascensor.
De inmediato ambas lo hicieron; para luego estar en dos minutos comiendo a gusto su almuerzo y mirando, como los ojos de la chica brillaban de alivio; por un día diferente esperaba, que después de esto las cosas marchen bien, de lo contrario tendrá que dar un stop a los trabajadores; que les encanta es humillar como m****r, esperaba que nada empañará la empresa, sino habría serios problemas.
Otras semanas pasaron, dejando que otro mes culmine, la vida de Vega está en su mejor momento está sentada en el apartamento de su mejor amigo brindando por su éxito, ambos sonríen sin parar hasta que Hugo opta por cesar la risa y mirarla fijamente para hacerle la siguiente pregunta.— Bien querida Vega, ¿Cuéntame tu siguiente pasó? — pregunto y la pelirroja elevó una ceja tomando más de su bebida.— Que pregunta es esa Hugo, sabes bien el siguiente paso, la idea es tener cita con Izan y después de una noche lo tengo en la palma de mi mano, pero debo hacerlo sufrir marcando mi distancia, para así proceder a obtener a Darío, eso ya lo sabes. — objetó lo obvio, haciendo que el moreno ruede los ojos.— Hummmn… esper
Tres días pasaron con éxito y otro mes estaba por culminar, en eso la mente de Vega estaba buscando la oportunidad de ver a Darío en un museo de pintura; supo por su informante que su hobbie es la pintura, desde donde se encontraba, vio la noche en los cristales posteriores del techo del mismo lugar noto que no había mucha gente, solo los que les encanta coleccionar o distraerse trayendo a su familia. Respiró hondo, dejando un mechón de cabello tras su oreja, se miro en uno de los múltiples vidrios, que había en cada esquina del lugar y detallo su atuendo algo más casual un jeans Negro, con una blusa azul oscuro de lentejuelas tacones plateados, cortesía de los regalos que le ha dado Izan aún sin verse, le manda muchas cosa que agradece. Al ver su rostro lo nota limpio con su marcará de pesta&ntild
Otro mes se fue y con ello el verano, a pesar de que la ciudad de Londres no fluye el sol como es debido; sino manteniendo la atmósfera siempre en nublado, las personas van y vienen de hacer sus deberes desde temprano; como el ir a trabajar, al médico, gimnasio o hasta cuidado para el cabello y este último lo está disfrutando Vega en un SPA exclusivo, para el cuidado desde los pies hasta el cabello, nunca pensó que su vida cambiaría de forma tan radical, su sonrisa se expande al ser atendida por dos mujeres una arreglando su cabello y otra haciendo pedicura. Tiene una mascarilla de color verde, para limpiar las impurezas de la piel, junto con dos rodajas de pepinos en sus ojos, soltó un suspiro por bajo al sentirse consentida gracias a Izan, que no ha perdido detalle en consentirla. A veces la hace rodar los ojos, por ser
Un ruido fuerte hace que la pelirroja se levanté de golpe de su habitación; al momento gruñe por el dolor de cabeza le llegó al levantarse de esa manera solo mira su habitación en completo desastre tiene que limpiar hoy o sino tendrá un montón de basura debajo de sus pies, pero el sonido vuelve a oírse, por lo que se pone de pie bostezando a la vez, vio por reflejo de la cortina de su ventana que era de día abrió la puerta quitando el seguro y se aproximó al ruido era extraño recibir visitas, sabiendo que su Padre estaba en su cuarto seguramente dormido de tanto licor que bebió anoche o eso pudo ver antes de irse a dormir siendo las tres de la mañana, Izan no quería dejarla ir, pero le tuvo que decir que no podía dejar a su Padre solo y no tuvo más remedio, que brindarle el apoyo de mandar a uno de sus guardias a traerla de r
Por su parte en la mansión Price; un hombre mayor abrazaba a su esposa con total cariño desde la espalda de la dama que veía desde su terraza el jardín que tenían; a pesar de no tener muchas flores, solo arbustos con formas de notas musicales o incluso ángeles como la fuente que tenían en la parte principal antes de llegar a la entrada de la mansión. Su sonrisa era única y más por las palabras de su esposo que le hablaba al oído, dejando que su rostro se sonroje por cada palabra; en el momento que se giró para encarar al caballero que le dio su amor incondicional sin tener nada en el bolsillo supo, que su vida sería duradera al lado de un gran hombre que Dios le permitió tener, le tocó su mejilla recibiendo el tacto rasposo de su barba grande; pero bien cuidada sus ojos brillan al verla a ella, cosa que no puede evitar demostr
Otras semanas pasaron y el crucial mes llegó, para que el plan de Vega se ejecute para los dos Magnates, ahora mismo se encuentra con Hugo su mayor cómplice; dándole los ajustes del plan que va a necesitar realizar hoy, dentro de la empresa J&E Cook Fabrics; su sonrisa se ensancha al chocar su copa con su mejor amigo; que sonríe ante el avance que han dado.— Te felicito Vega has podido manejar a uno de los Magnates a tu favor, tanto así que pudiste colocar un micrófono en el escritorio del hombre, dándonos la información que necesitamos. — comento feliz de lograrlo. La pelirroja lo ve y rueda lo ojos, conociendo de antemano que no fue fácil y toma asiento en el mueble amplio de ese apartamento, que posee su amigo.&n
La noche llegó tan rápido, que nunca imagino Vega sentirlo tan cerca solo faltaban horas; para terminar, se vio una última vez en el espejo de su dormitorio se tocó su mejilla evidenciando el gran trabajo que hizo en su maquillaje, además del vestido negro corto hasta los muslos sensual para su chico rudo, sonrió con suficiencia la pelirroja nada podía fallar, se miro nuevamente al espejo pequeño que tiene, para soltar las siguientes palabras. — Bueno hoy es el día, brilla Vega Hill; al pasar esta noche serás rica y nadie te detendrá. — susurró, solo para ella antes de oír un golpe en su puerta. Bufo por lo bajo y se giró, para no seguir oyendo ese sonido, encontrándose del otro lado a un hombre alcoholizado, como siempre tanto que le causó repulsión, el olor que desprendía su piel; contuvo una respiración profunda para ver cómo estaba demasiado e
Conforme, pasaron por el amplio pasillo bien pulido, como elegante; Izan abrió la puerta con su clave, que posee su oficina en la misma puerta cerca del cerrojo, trato de ver la clave con disimuló, lo que grabó en su mente en caso de ser necesario. Cuando; estuvieron cómodos en el gran sofá amplio, que posee del lado derecho, fue dónde aprovecho cada uno para entrar en acción, en este caso el empresario tomo la iniciativa de inclinarse para mantener a Vega, más cerca del respaldo del sofá negro muy cómodo para todo visitante, que llegue a estar en el. Por lo que besos iban y venían, el bolso de ella estaba sobre la mesa de centro por momentos lo miraba, sin dejar de besarse con Izan, hasta que él comenzó a bajar el cierre de su vestido negro, además de tocar sus muslos con su otra mano, que hacía erizar la piel de la dama, pero una mano fue colocada en el pecho de Izan; alejándolo de repente. &nbs