El sol y la luna estuvieron presentes, hasta pasar un mes para ser exactos, siendo junio la apertura para la Weaving Industry Price; todo su personal llegó a tiempo en cada jornada el edificio es de forma recta con vidrios ahumados como reciclables, a petición del dueño mayor que siempre quiso, que todo fuera al cuidado del ambiente, los departamentos eran diez cada uno ejercía su trabajo, porque cada área tenía un gerente a cargo de sus subordinados; la parte directiva es en la parte alta, junto a su subdirector general que es Darío Price, el cuál está sentado en la oficial principal, organizando los papeles que tenía en su oficina, solo por un mes más; no podía creer que habían pasado el tiempo y que había sobrevivido a gran responsabilidad.
Por su parte pudo dar órdenes a su asistente; una señora mayor de cabello cobrizo, que ha sido el apoyo de la familia administrativa, es gruñona en lo que respecta trabajo, pero del resto tiene un buen corazón en todo esto pensaba; antes de recibir una llamada telefónica, solo miro la pantalla, para darse cuenta que es su Padre; detallo la hora en su reloj de muñeca, conociendo que son las ocho de la mañana tan puntual como siempre, tomo su llamada sonriendo.
— Saludos Viejo.
Pudo oír, que gruñía al otro lado del teléfono.
— Más respeto Darío, ahora dime lo importante (nuevo director).
Se puso de pie, para hablar más cómodo y se quedó parado en la vista que da de la ciudad, desde la oficina de su Padre.
— Todo marcha excelente Padre, pero debemos reforzar los materiales, para agrandar el estacionamiento tenemos poco espacio; para los empleados que tenemos, además de que el 50 % usa el transporte de la empresa, hay que mejorarlos igual están deteriorados.
Hubo un poco de silencio, pero pudo oír el sonido de delfines, frunció el ceño por eso.
— Entiendo. Ya has hecho los cálculos con el contador de la empresa.
— Si señor. El gasto será algo grande, pero nos garantiza años de protección y seguridad para los empleados de la empresa.
— Excelente hijo… es bueno saber que tienes todo bien controlado, por mi parte solo procede, que las ganancias igualmente llegan en eso no tenemos problemas. —
Al escuchar eso de su Padre, solo sonrió de lado conociendo la humanidad que tiene él; para ejercer su labor en la empresa, que fue creciendo con el paso de los años, sabiendo que su abuelo estuvo dando ese grano de arena, para ver después los resultados en su hijo, aún no estando porque era pequeño cuando murió por eso no lo conoció mucho.
— Así se hará Padre, entonces ve a relajarte, porque seguro mamá debe estar buscándote.
La sonrisa de su Padre la pudo oír perfecto, dándole la razón.
— Eso es cierto hijo, te dejo mañana te llamaré por favor habla con tu hermano hoy tuvo problemas en el instituto.
Eso lo dejó en alerta, porque conoce a Jhony y tendrá una conversación al regresar a casa para ir a cenar.
— No hay problema papá lo voy hacer. Te dejo y saludos a mamá.
— Con gusto le digo. Adiós.
Apenas colgó su Padre, se dio la vuelta para ir directo a su silla y seguir con la labor de firmar cada documento; sin antes dar un vistazo en cada carpeta, es su deber hacerlo con minuciosidad no con prisa es algo que le enseño su Padre, nada se firma; sin antes leer es la regla de oro, pero el sonido de la puerta tocarse hace que eleve el rostro para dar el pase.
Encontrándose a su asistente gruñona, que le trae dos carpetas de seguro acuerdos con el contador por la propuesta que habló con su Padre en el teléfono, eso requería prioridad, entonces al estar delante del escritorio de cristal la miró fijamente, para solo jugar con su bolígrafo en su palma derecha y estar sentado cómodamente en su silla.
— Hola otra vez jefe. — comento en broma y solo hizo curvar una sonrisa en el ejecutivo.
— Cuéntame Denisse, la operación del manejo de transporte ¿lo tienes? — pregunto y ella asintió, dándole las carpetas que él tomo enseguida.
— Si señor. El contador hizo su trabajo, solo falta decir ¿Cuándo iniciamos? Y listo. — respondió de forma amable.
— Perfecto y se inicia desde ahora, ya las órdenes fueron dadas. — eso causo asombro en su asistente, que curvo una sonrisa.
— Estoy impresionada Darío, vaya que el señor Price hizo un buen trabajo en educarte. — el mencionado dio un asentamiento, sin dejar de leer la primera carpeta y dar su firma.
— Bueno eso lo conoces muy bien Denisse, toma. — firmo el segundo al ser solo el acuerdo y listo, ella los tomo para irse a sus deberes.
Cuando estuvo fuera de la oficina de su gran jefe junior, así le ha dicho solo cuando están solos, habiendo trabajado para la familia Price desde hace quince años y no olvidó como fueron sus inicios dónde el abuelo en su tiempo, logro que está empresa no dejará de ser unida, junto con sus trabajadores, que en ese tiempo eran solo diez; sonrió de lado, antes de llegar a su oficina que está en el pasillo cercano al ascensor junto con un guardia de seguridad.
Apenas llegó a su puesto; dejo las carpetas en orden, le mando fotos al contador, solo para que comience a dar la orden a los constructores encargados del proyecto, además de llevar al taller cada autobús porque a partir de hoy irán en taxis, por la seguridad, entonces mando un e-mail al gerente de ese departamento, para que comience agilizar los preparativos; antes de finalizar la jornada y dar el anuncio a los trabajadores en cada parlante, que hay en el mismo edificio, solo esa área tiene autorización para hacerlo.
Sin embargo se concentró en su trabajo, tanto que pasaron las horas, hasta llegar al mediodía por suerte, su jefe no le mando más nada; por lo que tomo de su cajón un cartel, que indica hora de almuerzo sobre su escritorio, para que no molestaran sino hasta después que regrese, de igual forma sus correos le darían la noticia de cada trabajo a terminar.
Se llevó sus utensilios, para comer en una especie de estuche, junto a su celular, pulso el botón del ascensor espero un minuto y se adentro a la segunda planta, siendo el número siete al estar ahí, saludos a cada compañero con amabilidad, hasta que la voz de una de sus compañeras de recepción la llamo y ella la miró, antes de ingresar al comedor general.
— Hola Denisse… sabes antes de que vayas a comer, tienes que ver a la nueva secretaria del área de mercadeo, necesita algo de ayuda. — el tono que uso, la hizo fruncir el ceño eso quería decir que no estaba pasando un buen momento.
Bufo por lo bajo y asintió, para ir al departamento de mercadeo.
— Dame un resumen de la chica. — pedí a mi compañera que es antigua como yo, solo que ella manejar recepción como la gerente de esa zona.
— Bueno verás su nombre es Olivia Cott, viene del norte de la provincia Hackney eso pude conocer, estudio secretaria mención empresarial en su lugar natal, obtuvo un título medio entro hace una semana por la asistente de recursos humanos.
— Ya veo es del campo, muy lejos de la ciudad entiendo que debe ser amable; mientras que sus compañeros son una basura con ella. — susurró solo para ellas, antes de por fin llegar al departamento de mercadeo.
— Podría decirse que sí Denisse, entonces solo habla con ella la podré en su descanso se va a llorar al baño. — eso hizo que Denisse apretará sus puños de la molestia.
— Gracias por decirme amiga, pero aquí te dejo; busca un buen puesto para comer tres personas. — le pidió y la mujer con cabello negro frunció el ceño.
— ¿Para tres? — pregunto su duda.
— Así es… solo hazlo nos vemos, dentro de cinco minutos. — dejo por sentado y se alejo, para ir al área de las asistentes encargadas de cada trabajo de los gerentes como empleados de esa área.
Pudo saludar algunos compañeros con un asentamiento, no le daba sonrisas a nadie, conociendo de antemano que cada empleado compite por subir de rango; algo que ella creé tonto; porque cada persona la suben de nivel, dependiendo el gran ritmo de trabajo que hagan o su amabilidad al ser un buen empleado, eso suma puntos a favor. Por consiguiente; llegó al pasillo y miro tres puesto en dónde en dos unas mujeres hablan con otras y solo una estaba concentrada en su trabajo tocando su nuca aligerando seguro el dolor que siente, negó al conocer como unos si trabajan, mientras otros no, se acercó al pequeño escritorio de la joven de cabello castaño carraspeo para hacerse notar.
La aludida así lo hizo y le dio una sonrisa, siendo evidente que las mujeres atrás de ellas, estaban mirando en su dirección.
— ¿En qué le puedo ayudar? — pregunto de forma tímida.
— Eres Olivia Cott ¡Cierto! — la castaña amplió sus ojos y luego asintió.
— Si señora…
Ella sonrió, al conocer que no sabía su nombre.
— Me llamo Denisse y soy asistente ejecutiva, vine a buscarte para comer. — dijo y le brindo una sonrisa amable.
La mirada de la castaña se amplio, cuando le hicieron esa invitación en el momento negó al mirar de reojo a sus compañeras, que estaban cerca de ella, conversando como también pendiente de lo que diría, así que trago en seco al ver a la señora mayor de seguro unos cuarenta años.— Lo siento… pero todavía tengo trabajo y salgo dentro de quince minutos a comer. — respondió, pero Denisse sonrió de lado conociendo de antemano su respuesta.— Ya veo… pero vendrás igualmente, hay cambios de planes en tu almuerzo. — indico y pudo oír susurros, detrás de ella que lo que hizo fue girar para verlas con una mirada decisiva. Cuando Olivia vio lo que pretendía hacer la se&ntil
Otras semanas pasaron, dejando que otro mes culmine, la vida de Vega está en su mejor momento está sentada en el apartamento de su mejor amigo brindando por su éxito, ambos sonríen sin parar hasta que Hugo opta por cesar la risa y mirarla fijamente para hacerle la siguiente pregunta.— Bien querida Vega, ¿Cuéntame tu siguiente pasó? — pregunto y la pelirroja elevó una ceja tomando más de su bebida.— Que pregunta es esa Hugo, sabes bien el siguiente paso, la idea es tener cita con Izan y después de una noche lo tengo en la palma de mi mano, pero debo hacerlo sufrir marcando mi distancia, para así proceder a obtener a Darío, eso ya lo sabes. — objetó lo obvio, haciendo que el moreno ruede los ojos.— Hummmn… esper
Tres días pasaron con éxito y otro mes estaba por culminar, en eso la mente de Vega estaba buscando la oportunidad de ver a Darío en un museo de pintura; supo por su informante que su hobbie es la pintura, desde donde se encontraba, vio la noche en los cristales posteriores del techo del mismo lugar noto que no había mucha gente, solo los que les encanta coleccionar o distraerse trayendo a su familia. Respiró hondo, dejando un mechón de cabello tras su oreja, se miro en uno de los múltiples vidrios, que había en cada esquina del lugar y detallo su atuendo algo más casual un jeans Negro, con una blusa azul oscuro de lentejuelas tacones plateados, cortesía de los regalos que le ha dado Izan aún sin verse, le manda muchas cosa que agradece. Al ver su rostro lo nota limpio con su marcará de pesta&ntild
Otro mes se fue y con ello el verano, a pesar de que la ciudad de Londres no fluye el sol como es debido; sino manteniendo la atmósfera siempre en nublado, las personas van y vienen de hacer sus deberes desde temprano; como el ir a trabajar, al médico, gimnasio o hasta cuidado para el cabello y este último lo está disfrutando Vega en un SPA exclusivo, para el cuidado desde los pies hasta el cabello, nunca pensó que su vida cambiaría de forma tan radical, su sonrisa se expande al ser atendida por dos mujeres una arreglando su cabello y otra haciendo pedicura. Tiene una mascarilla de color verde, para limpiar las impurezas de la piel, junto con dos rodajas de pepinos en sus ojos, soltó un suspiro por bajo al sentirse consentida gracias a Izan, que no ha perdido detalle en consentirla. A veces la hace rodar los ojos, por ser
Un ruido fuerte hace que la pelirroja se levanté de golpe de su habitación; al momento gruñe por el dolor de cabeza le llegó al levantarse de esa manera solo mira su habitación en completo desastre tiene que limpiar hoy o sino tendrá un montón de basura debajo de sus pies, pero el sonido vuelve a oírse, por lo que se pone de pie bostezando a la vez, vio por reflejo de la cortina de su ventana que era de día abrió la puerta quitando el seguro y se aproximó al ruido era extraño recibir visitas, sabiendo que su Padre estaba en su cuarto seguramente dormido de tanto licor que bebió anoche o eso pudo ver antes de irse a dormir siendo las tres de la mañana, Izan no quería dejarla ir, pero le tuvo que decir que no podía dejar a su Padre solo y no tuvo más remedio, que brindarle el apoyo de mandar a uno de sus guardias a traerla de r
Por su parte en la mansión Price; un hombre mayor abrazaba a su esposa con total cariño desde la espalda de la dama que veía desde su terraza el jardín que tenían; a pesar de no tener muchas flores, solo arbustos con formas de notas musicales o incluso ángeles como la fuente que tenían en la parte principal antes de llegar a la entrada de la mansión. Su sonrisa era única y más por las palabras de su esposo que le hablaba al oído, dejando que su rostro se sonroje por cada palabra; en el momento que se giró para encarar al caballero que le dio su amor incondicional sin tener nada en el bolsillo supo, que su vida sería duradera al lado de un gran hombre que Dios le permitió tener, le tocó su mejilla recibiendo el tacto rasposo de su barba grande; pero bien cuidada sus ojos brillan al verla a ella, cosa que no puede evitar demostr
Otras semanas pasaron y el crucial mes llegó, para que el plan de Vega se ejecute para los dos Magnates, ahora mismo se encuentra con Hugo su mayor cómplice; dándole los ajustes del plan que va a necesitar realizar hoy, dentro de la empresa J&E Cook Fabrics; su sonrisa se ensancha al chocar su copa con su mejor amigo; que sonríe ante el avance que han dado.— Te felicito Vega has podido manejar a uno de los Magnates a tu favor, tanto así que pudiste colocar un micrófono en el escritorio del hombre, dándonos la información que necesitamos. — comento feliz de lograrlo. La pelirroja lo ve y rueda lo ojos, conociendo de antemano que no fue fácil y toma asiento en el mueble amplio de ese apartamento, que posee su amigo.&n
La noche llegó tan rápido, que nunca imagino Vega sentirlo tan cerca solo faltaban horas; para terminar, se vio una última vez en el espejo de su dormitorio se tocó su mejilla evidenciando el gran trabajo que hizo en su maquillaje, además del vestido negro corto hasta los muslos sensual para su chico rudo, sonrió con suficiencia la pelirroja nada podía fallar, se miro nuevamente al espejo pequeño que tiene, para soltar las siguientes palabras. — Bueno hoy es el día, brilla Vega Hill; al pasar esta noche serás rica y nadie te detendrá. — susurró, solo para ella antes de oír un golpe en su puerta. Bufo por lo bajo y se giró, para no seguir oyendo ese sonido, encontrándose del otro lado a un hombre alcoholizado, como siempre tanto que le causó repulsión, el olor que desprendía su piel; contuvo una respiración profunda para ver cómo estaba demasiado e