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¡Esta situación es temporal!

Capítulo 3 ¡Esta situación es temporal!

—Mi bebe ¿Dónde está? —Abigail se despertó, solo recordaba que quiso salir corriendo cuando el dolor le atravesó el cuerpo, sabía que él bebe llegaba al mundo y no quería que viniera en esta casa, ¿estaba loca por desear quedárselo?, al intentar irse choco con el hombre y a pesar de que lo empujo y quiso hacerlo a un lado, él era como una pared inamovible, después sintió que el dolor la partió en dos y de allí en adelante él se encargó de trasladarla y cuando se dio cuenta estaba rodeada de médicos y enfermeras, el dolor nublaba su vista, no podía sino gritar, apenas escucho la voz del hombre que preguntaba que pasaba, porque sentía tanto dolor, alguien le dijo que el niño era muy grande y ella muy pequeña, debía practicársele una cesárea, según los informes que ella traía consigo con sus distintos controles, había que hacerle una cesárea—el parto se adelanto aunque esta viable, todo saldrá bien no se preocupe—le dijo un medico

—Lo siento Señora, el padre se lo llevo, el presento todos los documentos que lo acreditan legalmente

— ¿Porque se lo entregaron?, ese bebe es mío yo lo mantuve en mi vientre, son mis óvulos—comenzó a gritarle y a moverse con violencia tratando de bajarse de la cama

—El vino con sus abogados y toda la documentación que justifica que es su hijo y usted es solo la madre sustituta, señora le hicieron una cesárea, por favor tranquilícese, es peligroso lo que hace

—No puede ser, mi bebe, Dios mío—Abigail comenzó a llorar sin parar, gruesas lagrimas caían por sus mejillas, se sentía vacía, sin fuerzas,  tanto luchar por conservar  su bebe y ese degenerado sin sentimiento se lo quito, debía recuperarlo de alguna forma, como podría haber tenido un niño, y tener las manos vacías

—Me dejo sin nada, mis manos están vacías, no tengo a mi bebe, no tengo nada,  me dejo vacía, para que quiero vivir así

—Señora mientras hay vida, hay esperanza, recupérese—la enfermera no encontraba que hacer—, y el dejo dicho que podía quedarse aquí hasta que quiera, mientras se recupere—la enfermera la miro con lastima, ninguna mujer debería pasar por la angustia de que le quitaran a su hijo recién nacido, pero ese hombre, el padre tenía el poder económico y los papeles legales  y ante eso no había nada que se pudiera hacer

—Que quieres Jossi

—Lo siento Señor, él bebe no quiere comer, la enfermera ha intentado de diferentes formas, pero no quiere el biberón—exclamo aterrada el ama de llaves

—Cambia de niñera o de enfermera

—Ya hemos hecho eso, con ninguna quiere el biberón, él come muy poco, apenas le pasamos algo de líquido con un algodón, Señor él bebe se puede enfermar, esta ronco y rojo de tanto llorar

Zacarías West  se quedó pensativo y tomo una decisión —Vete, intenten algo para que coma—después de decir esto busco su teléfono e hizo una llamada

— ¿Santiago la madre del bebe, sigue hospitalizada?

—Sí Señor,

—Llévale al bebe, y prueba si acepta el pecho de ella, dile que él bebe no quiere comer

Abigail seguía llorando sin parar, no podía entender como ese hombre sin corazón la había dejado sin su hijo. La puerta se abrió y entro un hombre—Señora, vengo en nombre del Señor Zacarías West, 

Abigail levanto la vista y observo con sus ojos llorosos a aquel hombre, el odio que sentía por Zacarías West se trasladó a el

—Qué más quieren sanguijuelas, quizás uno de mis riñones o mi corazón, no tengo mi corazón, ya me quitaron el corazón, qué más quieren sucios

—Señora, vengo por usted…vera  el niño no quiere comer, y ha llorado mucho

—¿Que…que dices?

—Mi jefe me envía a buscarla, podrá alimentar al bebe ¿Quiere probar?

— ¿Alimentar al bebe?, pero ¿Cómo? —sintió nacer la esperanza de nuevo en su corazón

—Le puede dar pecho señora, no creo que él bebe rechace ese alimento, ¿Le gustaría intentarlo?

—Pero ¿Cómo?

—Lo trajimos, me refiero al bebe

— ¿Lo trajeron? ¿Dónde está? —la esperanza se dibujó en su rostro, no podía creerlo podría ver a su bebe

—Ya se lo traemos señora—con humildad y un poco de lastima. Santiago la vio, sus ojos llorosos y su sufrimiento intenso y pensó que tanto el bebe como la madre estaban igual, ambos lloraban sin parar y sin ningún consuelo, quizás era bueno que estuvieron juntos, así lo quería la justicia divina

La enfermera que cuidaba al niño entro con él en sus brazos, el niño lloraba desesperado, su rostro estaba rojo, Abigail vio a su pedacito de cielo, el niño que había cuidado con tanto esmero en su vientre por tanto tiempo, se llenó de ternura y lo recibió, la enfermera se lo puso en el pecho y le fue indicando que hacer

Costo un poco, pero él bebe comenzó a chupar del pezón, por momentos volvía a llorar con desesperación y la enfermera lo acomodaba hasta que pareció que había sacado algo, porque se quedó más tranquilo, ella le toco con la mano libre su bello rostro

—Déjelo que succione, el proceso es natural, el hará que salga la leche materna—le comento la enfermera

De inmediato Abigail comenzó a  llorar, su cara estaba como la del bebe, llena de lágrimas y se sonaba la nariz, Santiago se sentía incómodo al igual que la enfermera, en ese momento tenían un sentimiento de tristeza y esta madre que tanto había luchado por conservar a su hijo, era digna de su reconocimiento, pero también de su lastima. Santiago reflexiono que quizás esta muchachita no supo en lo que se metía, ella solo acepto sin dudarlo cuando le plantearon la situación.

— ¿Lo estoy haciendo bien? — Pregunto ella a la enfermera, que podía saber una madre joven de 23 años

—Déjelo que el siga su ritmo señora, al menos no ha rechazado su pecho, debemos intentarlo, en unos minutos cambie de pecho

Así lo hizo hasta que el niño se durmió, sin darse cuenta Santiago había estado grabando un video y este fue enviado a Zacarías, este al verlo, solo escribió— ¡Tráela a ella con él bebe!

—Señora, escúcheme, él bebe no había querido comer, tal vez le hacía falta su leche, el señor…quiere que la lleve para que alimente al bebe—Santiago sentía que eso era más cruel, hacer pasar tiempo a esos dos seres y cuando el niño comiera otra cosa, sería terrible para esta mujer, pero el bebe la necesitaba—debe entender que es una medida temporal hasta que el niño pueda comer otra cosa o se adapte a otra comida, Usted ¿Estaría dispuesta a irse con nosotros para alimentar al niño?

Abigail se quedó observando, preguntándose a sí misma, si era la oportunidad que le daba Dios mismo, estas sanguijuelas jamás harían eso por su propia cuenta, todo eso es porque su pedacito de cielo la necesitaba.

— ¿A que se refiere usted sanguijuela, mal hombre? ¿Se refiere a alimentarlo hasta que coma otra cosa?

—Sí, señora así es, lo lamento tanto, es algo temporal, pero estarán juntos un tiempo, eso es lo positivo, hay que pensar en el bienestar del bebe, es lo que importa en este momento—Santiago recordaba la desesperación anterior de ella, se veía tan dulce e ingenua, cuando firmó el contrato, bajo la cabeza, su propia madre tuvo 5 hijos y aun después de que los cinco tenían una edad suficientemente avanzadas, no los ha abandonado, sigue pendiente de ellos, pensó cuanto más sufriría esta joven al tener que dejar de nuevo a su bebe recen nacido, definitivamente escogerla fue un error

—Lo hare, iré con ustedes, iré con mi pedacito de cielo, yo voy, quiero ir ahora mismo

—Muchas gracias, señora, debo hacer los arreglos, usted todavía se está recuperando,

—No me importa me iré así, quiero estar con mi pedacito de cielo

—Cálmese señora, lo estará, pero déjeme hacer unos arreglos administrativos por favor

—Mientras espero…usted se lo llevara—la cara de desesperación de ella volvió e iba acompañada por el desprecio hacia el cómo sirviente del hombre que mas odiaba

—No, él bebe puede esperar aquí con usted señora…lo siento  pero debo advertirle…en la parte de afuera hay un equipo de seguridad, no podrá huir señora, no complique las cosas, ve como todo se ha ido desarrollando tenga paciencia, por favor, no intente huir—le dijo angustiado, su simpatía estaban con ella y el bebe

—No lo hare, solo quiero estar con mi niño —mientras hablaba acariciaba su rostro, su cabello, sus labios y volvió a llorar—No importa el tiempo que trascurra solo quiero estar con él, el tiempo que sea lo atesorare

—Bien Señora, así espero, lamento todo los inconvenientes—al decir esto Santiago se marchó luego regreso con una silla de ruedas

—Por favor entréguele el niño a la enfermera, la ayudare para que se siente aquí señora

Así lo hizo cuidando los puntos de la cesárea, y al estar en la silla de ruedas, le devolvieron al niño, la enfermera le pregunto por sus cosas, recogieron todo y salieron de allí, nuevamente Jennifer iba llorando y para felicidad de todos los que la acompañaban, él bebe por fin se había quedado dormido, al fin el príncipe de Zacarías West se quedó dormido en los brazos de su mama

Abigail quiso tener al bebe en sus brazos durante el trayecto, lo veía una y otra vez y seguía sin poder creer que estaba con su dulce bebe—Mi hermoso pedacito de cielo, estamos juntos de nuevo— Desde que quedó embarazada, Abigail no había querido ponerle nombre, tenía miedo del día en que lo tuviera que entregar, ese hombre poseía mucho poder económico, y solo lo llamo así, él es su pedacito de cielo.

Llegaron a una mansión, lo primero en que pensó ella es que sería difícil de escapar de un sitio así, había un muro alto, el portón se abría desde adentro, y ya una vez adentro había otro largo recorrido hasta llegar a una casa de gran tamaño, ella enseguida pensó en lo ilusa que fue, ¿Cómo podría ganarle a un hombre así?

Al detener el vehículo, la enfermera le quito al bebe, y el hombre llamado Santiago la ayudo a bajar con delicadeza.  Un personal de servicio le trajo una silla y la condujeron dentro de la casa, ella no dejaba de mirar al bebe, no podría seguir viva si se lo volvieran a quitar, al llegar pudo ver una escalera amplia  y allí al pie de la escalera estaba el hombre al que consideraba su peor enemigo, la sanguijuela mayor, un demonio de hombre sin corazón, ese era el, el hombre que le arrebato a su hijo sin contemplaciones.

Si su bebe hubiera aceptado el biberón, este degenerado se hubiera olvidado que ella existía, y le habría dado la espalda para siempre, su hijo nunca sabría de ella, y quizás algún día solo quizás, el niño convertido en hombre preguntaría por su madre y él le diría que ella lo abandono, así lo haría 

El camino hasta tenerla en frente y murmuro muy cerca de ella con una expresión de advertencia.

— Quiero dejarte claro que esta situación es temporal, Maximiliano es mi hijo, y soy capaz de hacer todo por él, la prueba está en que estoy dispuesto a mantenerte aquí exponiéndome a que intentes llevártelo de nuevo. Te advierto que no lo hagas. Solo has conocido mi lado bueno, no pretendas conocer mi lado malo, alimenta a mi hijo para que no se enferme, y compórtate, y mientras piensa que es lo único que puedes hacer por el— después que dijo eso se marchó sin siquiera mirar al niño, lo cual le demostró a Abigail lo poco que lo quería

En su despacho, Zacarías West recordó la mirada de la madre de su único hijo, era una mirada de odio y desprecio que había visto otras veces, principalmente en su familia, en algunos de sus empleados despedidos, y en sus socios o competidores más cercanos y realmente nunca le había importado… hasta ahora.

—!Esto tiene que terminar pronto, esa mujer no debe permanecer aqui!—eso lo dijo golpeando el escritorio

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