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¿Por qué me separaste de mi madre?

Capítulo 4¿Por qué me separaste de mi madre?

— ¿Cómo se te ocurre traer esa mujer a tu casa?—Zacarías observo con una expresión fria a Nora, su madrastra, ellos tenían la misma edad y antes de que se casará con su padre eran amigos intimos, siempre pensó que algún día se casarían. Ese pensamiento murió, cuando ella apostó más alto al ver que él no se decidía a casarse, termino casándose con su padre, con la excusa de que estaba embarazada, lo cual fue satisfactorio para Tobías West, quien a los 60 años volver a tener un hijo era una gran proeza y más cuando fue con una mujer de 25 años.

De ese suceso habían trascurrido cinco años, ambos tanto ella como su padre no podían disimular su infelicidad ante el aborto del bebe, meses después de la boda, Durante ese tiempo ella no había vuelto a quedar embarazada, el embarazo inicial cumplió su propósito, en la actualidad cada uno de ellos hacian lo que querian, eso si por separado, y la mision de Nora era meterse en la vida de Zacarias.

—No es problema tuyo Nora, no me fastidies, ocupate de tu marido—la manía que tenía esta mujer de meterse en lo que no le importaba ya era legendaria

—Te das cuenta del peligro que representa ella, todo ha ido de mal en peor desde que la seleccionaste, en que líos te metiste, pudiste casarte tranquilamente con Juliana si querías tener un hijo y una esposa digna. ¿Cómo pudiste hacer tantas locuras?, Yo te creí más maduro, y eres tan loco como tu hermano Alexander

—No te metas en mis cosas Nora, ya te dije que no es tu problema, dedícate a tus problemas, de cuando acá te permites meterte en mis asuntos, ve a ocuparte de tu hogar y de tu marido, por eso que haces es que papa hace lo que le da la gana

—Encima la traes aquí, a esa muerta de hambre que vendió a su hijo por dinero, y ahora lo quiere conservar para tener más dinero—continuo diciendo ella como si no le importara lo que el decia

—Dime es que no recuerdas tu pasado, estás juzgando a los demás por lo que hiciste tú misma, ¿Es que no recuerdas tu propia historia? ¿Quién te da derecho a juzgar y a meterte en lo que no te importa?

— Recuerdas ¿Cómo fue que entraste a esta familia? ¿No fue así? ¿Quedaste embarazada de mi papá? ¿Qué pretendías? ¿Alcanzar dinero y posición de la manera mas inmediata, asegurar tu posición con un bebe de un hombre de 60 años? ¿Por qué ahora te la das de moralista? ¿Acaso no te casaste por dinero?—Al terminar de decir esas palabras se dirigió hacia la puerta sin importarle nada más

Nora se quedó viéndolo tristemente, el siempre había sido el amor de su vida y lucho por ser su esposa, cuando vio que eso no iba a ser posible, tuvo que buscar la forma de permanecer cerca de él y ese modo fue casándose con Tobías West—«ese viejo endemoniado, ¿Por qué no termina de morirse de una buena vez?» Para colmo de males, el viejo Tobías seguía pretendiendo ser un muchacho enamorando a cualquier mujer que se le atravesara, humillándola constantemente ante la sociedad. Todos se burlaban de ellas a su espalda con sus comentarios sobre el motivo por el cual se caso con el viejo, aunque eso no le importaba, ese viejo solo le daba asco y ya ni la tocaba, ella solo representaba una escusa para que las mujeres con las que anadaban no pidieran mas de el, Lo unico que queria ella de el era su posicion economica, su dinero y estar cerca de su verdadero amor.

Abigail estaba acostada deseando que llegara el momento en que le trajeran a su hijo, así que cuando se abrió la puerta sus ojos se llenaron de anhelo contenido. No obstante, por la puerta entro una mujer joven, muy hermosa y elegante, que se quedó allí mirándola con una expresión de rabia incontenible. — ¿Qué haces aquí? ¿Tomaste el dinero? ¡Ya te pagaron! ¿Por qué no te has ido? ¿Qué buscas en esta casa? ¿Piensas que puedes engañar a alguien con tu cara de tonta? — La voz de la elegante mujer retumbo en la habitación, sobresaltándolacon tantas preguntas

Abigail, la contemplo, no sabía qué decirle a esta mujer— ¿Pretendes que a través de tu hijo atrapar a Zacarías? ¡Habla ya!

—Yo no sé quién es usted, no la conozco, no le hecho nada y no sé por qué me habla así

— ¿No sabes quién soy yo? ¡Soy una mujer a quien deberías temer! ¡Habla ya! ¿Qué planeas?

—No la entiendo, Señora

— ¿Pensaste que a través del niño podrías atrapar a Zacarías? ¿Planeas quedarte en esta mansión?, acaso lo que quieres es hacer que Zacarías se case contigo, ¡Confiesa, ya que buscas! ¿Dime que quieres? ¿Cuándo dinero quieres para marcharte? ¿Acaso no recuerdas que vendiste a tu hijo? Si quieres más dinero por desaparecer, yo te lo daré, pero eso si ¡Lárgate ya mismo!

—No quiero dinero, solo quiero estar con mi hijo

— ¡Qué linda!, y mientras estas con tu hijo también quieres estar con Zacarías

— ¡No quiero nada de él¡Yo solo quiero a mi hijo, si me dan a mi hijo me iré y no me encontrarán!

—Como hiciste antes verdad, imbécil, te fuiste y te encontraron. ¿Sabes lo que él hará con tu hijo?… Lo moldeará a su imagen y semejanza. Zacarías solo quiere un heredero para eso. No te has preguntado por qué no obtuvo un heredero por las vías normales. Pudo tener un hijo de la manera frecuente, pero solo quiere un heredero sin la intervención de la madre, y en estos momentos está planeando que vayas a la cárcel por ladrona, lo robaste, robaste su propiedad y eso no te lo perdonara

—Salga de aquí Señora West—la voz que se escuchó fue la del guardaespaldas y asistente de Zacarías West, mientras a Abigail le hablaba con un tono de lástima, a esta mujer le hablo en un tono alto y fuerte de repudio, sobre todo cuando vio la carita asustada de Abigail, sin duda alguna esta muchacha no era rival para esa mujer

—Nora se dio la vuelta, se quedó viendo a este hombre, sabía que era el segundo al mando, después de Zacarías y que su orden era como si hablara Zacarías

—Solo vine a saludar, ¿Olvidas quién soy?

—Le agradezco que salga, no me haga tener que sacarla, no le está permitido entrar aquí y usted no olvide quien soy yo

— ¿Puedo ver al bebe? —le pregunto con rabia

—No le está permitido, por el momento Maximiliano no recibe visitas, por favor retírese, su visita en este piso está prohibida

— ¿Prohibida? ¿Me prohíbes venir aquí? ¿Qué te pasa inepto?

—Solo soy el que hace respetar las órdenes del Señor West, también en nombre de mi jefe le agradecemos que no vuelva sin ser invitada por el mismo

«¿Señora West? ¿Es la esposa de ese hombre? ¿Con razón me odia Porque no tuvo ella a su hijo?» —pensó Abigail al retirarse la odiosa mujer, contoneando y mirándolos con desprecio

—Señora, él bebe, vendrá enseguida, prepárese para alimentarlo—le indico el al retirarse Nora

— ¿Por qué no lo dejan aquí?, pueden poner una cuna aquí mismo—Santiago la observo con compasión y le respondió

—Será más difícil para usted, Señora, cuando tenga que dejarlo, y si el niño se acostumbra a usted, él sufrirá más—ante la respuesta lógica de la segunda y enorme sanguijuela, a Abigail no le quedó más remedio que darle la razón y bajar la cabeza. No obstante, si no sabía dónde estaba él bebe sería más difícil huir, un cruel desánimo la invadió, ahora solo debía estar el mayor tiempo posible cerca cuando su bebe la necesitará

Permaneció en su cama donde se recuperaba de la cesárea hasta que vio venir a la enfermera con él, bebe llorando, trato de sentarse con ayuda de la segunda y enorme sanguijuela, y con gran regocijo vio como colocaban a su bebe en su regazo.

Al sentirlo, como buscaba desesperado su pecho, lo ayudo a encontrar su pezón y este al encontrar su fuente de alimento se quedó tranquilo, se notaba que había llorado bastante desesperado.

Cuando él bebe se calmó, ella comenzó a acariciar su cabello, trato de guardar sus rasgos en su mente y en su corazón quería recordarlo siempre, por si no lograba sacarlo de allí

—Eres muy hermoso, mi pedacito de cielo, tan hermoso—le decía mientras acariciaba su cabello—ya tienes tres días de nacido y mama te quiere muchísimo, siempre te amaré, estás en mi corazón

De pronto levanto la vista y mirando con rabia a ese segundo ser despreciable le pregunto — ¿Yo podría tener una foto de este momento?

— ¿Cree que será adecuado?

—A mí solo me quedarán los recuerdos, no me niegue eso, por favor—le suplico cambiando su tono altivo

—Está bien señora, no veo problema en eso, le tomaré una foto y se la paso a su teléfono ¿Le parece?

—Sí, por favor, ¡Gracias por entender!

Cuando Santiago se preparó para tomar la foto, se escuchó un ruido al abrir la puerta y una voz retumbo en la estancia— ¿Qué pasa Santiago? Es que sientes que están en un paseo acaso o una visita turística

Los allí presentes, todos subordinados de Zacarías West, y con unos salarios muy altos que no querían perder, lo miraron con sobresalto, incluyendo a Santiago—La señora solo quería una foto para recordar este momento, no le vi nada malo—le explico él tranquilo, ya estaba acostumbrado a su mal humor

— ¿No recuerdas lo que me hizo esta mujer? Ella se fugó con mi hijo en su vientre y se escondió tan bien qué costo localizarla, y así ¿Crees que es una blanca paloma? Te recuerdo ella solo está aquí para alimentar al niño, no para concederle deseos

—Sí, señor, está bien, no lo olvidaré

Abigail contemplo al hombre al que llamaba la sanguijuela mayor, trato de que todo el odio que tenía en su corazón se reflejara en su expresión. Lo odiaba, odiaba todo lo que representaba, odiaba el hecho de que la hiciera sentir impotente, odiaba que tuviera poder económico y ella no, lo odiaba con todas sus fuerzas. Al parecer su hijo sintió toda la incomodidad que había en el ambiente porque se asustó con el timbre de voz de Zacarías West, y comenzó a llorar con desesperación cuando perdió el pezón

Zacarías West observó el llanto del niño y por primera vez en mucho tiempo se sintió avergonzado, en realidad no quería hacerle daño al bebe y culpaba a Abigail Reyna por haberlo alterado

— ¡Dale su comida! —ordeno con voz imperiosa— Y ustedes—le dijo a Santiago y a la enfermera—devuélvalo después a su cuna

— ¡Quiero que se quede conmigo, aquí en la habitación! No me gusta que este solo en un dormitorio—Zacarías, que ya iba hacia la puerta del dormitorio, se detuvo y se dio la vuelta mirándola con desprecio

—Por si no lo sabías, él no está solo, está con dos turnos de enfermeras y una niñera, ¿Crees que expondría a mi hijo al peligro como tú lo hiciste?

—Por favor, permítale estar aquí, prometo solo contemplarlo, nada más

—No te has ganado nada de eso, ¿Crees que soy tonto? ¿Todavía estás pensando en llevártelo?

— ¡No lo haré! Me he dado cuenta de que no podre darle nada de estos lujos que usted sí puede. Lo único que puedo darle es mi cariño de madre y eso usted no quiere que él lo tenga. Solo quisiera tener recuerdos de él para cuando me vaya, por favor si lo quiere de verdad, haga eso por nosotros, no quiero que él crea nunca que lo abandone o que no lo quise. Permítame tener estos momentos a su lado, sé que él no lo recordara, pero yo sí y con eso poder soportar su ausencia—la mirada honesta y sincera de Abigail se fijó en el portento de hombre que en este momento, en su yo interno, no sabía qué hacer, por primera vez Santiago observo duda en la cara de su jefe

Zacarías West se caracterizaba por su altivez, y un orgullo que se desbordaba por todos sus poros. Fue un hombre criado en el lujo y el confort, pero rodeado de desamor. De pronto se imaginó que en los próximos años, Maximiliano su hijo lo confrontaba—«¿Porque me separaste de mi madre? ¿Por qué lo hiciste?»

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