#23:
Hiro miró su plato.

–Te has comido toda la cena, muy bien. Me alegra que te estés comportando.

Ella suspiró y señaló a su plato vacío.

–Me apetecen mucho los carbohidratos. Me voy a poner como una vaca.

–Serías una vaca preciosa –comentó él con voz suave.

–¿Eso crees de verdad?

–Sí.

Aiko quiso preguntarle si la había echado de menos mientras ella estuvo en Estados Unidos y si había pensado en ella, pero temió que a él le pareciera una pregunta tonta.

–¿Qué tal te ha ido el día? –preguntó ella.

–Bien. Mejor de lo que esperaba. He conversado con un posible socio de negocios. Lo conocí a través de mi tío Viktor . –contestó él y se levantó de la silla.

–Suena muy bien –señaló ella, esperando que le contara más cosas.

–Este sujeto, el tal Augusto Cuellar tiene el mismo problema que mi tío. Hay un búlgaro tocandoles las narices y estábamos evaluando la mejor forma de... Bueno, quitarlo del medio. –indicó él y a ella la recorrió un escalofrío.– Ven arriba. Podemos darnos un bañ
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