Un descubrimiento complicado.

En medio del caos que se había desatado en la mansión, Chris logró expulsar todo lo que había comido, dejando un rastro de comida destrozada de color verdoso.

—Mamá me duele la garganta—. Lloraba el niño con miedo, ver a Aylin tan intensa lo asustó.

—No sería mejor que lo llevemos a un hospital—, propuso Helen, muy preocupada.

—Ya le hice un lavado estomacal. Como no ingirió mucho alimento, no hay problemas—, le contestó Aylin muy firme de que el niño está muy bien. Su experiencia como doctora le daba esa seguridad.

Con meticulosa atención, comenzó a registrar cada alimento y entre ellos, encontraron un aderezo con un color idéntico a la salsa que antes había derramado Karen.

Quien, quedó sin palabras, la sorpresa se apoderó de su rostro mientras veía el aderezo. Miró a Aylin y, después de un momento, se llevó un dedo a los labios, mostrándose pensativa.

—Esto no es coincidencia, ni creo que sea que esté caducado.

Aylin asintió.

Con determinación, se dirigió hacia Indira, que temblaba
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