Juego de hipocresía.

—¡Dije que no te puedes ir! ¡¡Recuerda que eres mía!!

Al darse cuenta de lo que acababa de decir, Damián se quedó rígido, consciente de la posesividad implícita en sus palabras y Aylin, con una sonrisa burlona, respondió:

—¡Qué posesivo eres!, ¿acaso te gusto?

—Te dije que no me interesas. Sabes que me refiero a que soy tu jefe y tú mi empleada, y debes obedecerme.

Las horas seguían pasando y ella se encontraba admirada por la habilidad de Damián para detener el hackeo y proteger el sistema.

Aunque fue agotador estar a su lado, especialmente con el pequeño Chris insistiendo en que estaba muy aburrido y quería jugar, ella disfrutó enormemente de sentirse útil al ayudarlo con todo lo que él solicitaba.

—Deberías darme un bono extra por hacer de secretaria.

—Han llegado los protagonistas del alboroto— bisbiseó Lara, quien observaba atentamente desde su posición en la sala cuando vio entrar a Aylin y a Damián por la puerta principal de la mansión.

—Esa mujer y su hijo llegaron a arruinar
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