CAPÍTULO 28. LA BRISA DEL MAR

Tenía las pruebas en mis manos, los había leído, pero me negaba a creer esos resultados, en vez de darles respuestas a todos quienes me miraban a la expectativa, deshice mis pasos y entré a la oficina de la persona que me había dado los resultados y me paré frente a ellos.

—¿Por qué falsificaste estos resultados? —Exigí imperativamente, la persona se quedó viéndome nerviosa.

—Lo siento está equivocado, no he falsificado nada, esos

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