CAPÍTULO 18. DOLOROSO SENTIMIENTO

Estaba relajada en la piscina de la casa de Camillo, flotando de espalda,  dejando al radiante sol dorarme la piel, escuché los fuertes rugidos en el estómago confirmando una vez más el hambre que me agobiaba, porque a decir verdad no comía desde la tarde anterior; decidí salir de mi relajante baño para buscar algo de comer y beber, no solo para mí sino también para mis hermanos y primos.

—Ya vengo chicos, buscaré algo de comer —manifesté mientras caminaba con destino a la cocina, La señora Bella había ido a preparar unos entremeses para nosotros y yo estaba pensando en ayudarla.

Me sentía feliz de estar de vuelta en la casa de Camillo, porque quería estar cerca de él, era extraño, pero percibía una extraña fuerza atrayéndome para estar con él.

Cuando llegué a

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