CAPÍTULO 15. VERDADES HIRIENTES

Salí del departamento de Camillo con el señor Sebastián, a quien quería como un abuelo, por supuesto le tenía mucho respeto, mis padres siempre me dejaban en su casa, crecí junto con su hijo menor, Sebastián Junior, quien era un año mayor a mí; aunque no había tenido contacto con Camillo en los últimos años, pues él se cambió joven de casa de sus padres, si lo mantuve con el resto de su familia.

Hicimos el recorrido al auto en completo silencio, así seguimos una buena parte del trayecto a la casa, hasta ser roto por él señor Sebastián.

—Camil…—comenzó a hablar titubeante— Dime ¿Acaso Camillo te sonsacó… te obligó de alguna manera a tener sexo con él? ¿Te acosó, abusó de ti, te drogó? —interrogó con un atisbo de preocupación en la voz.

No me gustaron sus palabras, causándome irritación tan solo conocer sus pensamientos en contra de Camillo ¿Por qué no confiaba en él? ¿No lo conocía? Además en honor a la verdad, él t

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