—Resuelva su matrimonio, Susan, aclaré su relación con el señor Bastián —dijo el rector, ya abriéndome la puerta de su oficina—. Solucione sus conflictos y espero verla de nuevo aquí. Dejé la universidad con un suspiro de desaliento y evité ir a donde el chofer, en su lugar, tomé la calle y caminé a casa a paso lento. Sentía como las miradas de mis compañeros me seguían y me sentí más avergonzada y humillada de lo que hubiese anticipado. Ahora todos sabían que Israel no había mentido: yo era la chica que, ebria, se había metido en la cama de un Ceo y por eso él se había casado con ella. Y además de eso, ahora era la mujer que estaba embarazada de un hombre ya casado, cuya esposa era un misterio. Entendía la decisión del rector, pero eso no me facilitaba aceptar que mis estudios se congelarían por un buen tiempo, y que existía la posibilidad de que nunca pudiera graduarme. Sí las cosas nunca se solucionaban, si mi matrimonio peligraba... Me detuve a mitad de la calle. ¿En qué esto
Capitulo 29: EL MOMENTO DONDE APARECES. Durante los días siguientes, todo a mi alrededor fue un completo caos; y aunque me sentía contenta de seguir con mi marido, no pude evitar que el resto me afectara. Todo mundo hablaba sobre la anulación del matrimonio que Gabriel tenía conmigo, y a la par de ello, también hablaban sobre su otro matrimonio con esa misteriosa mujer, de la que pocos sabían nada y que seguía en el anonimato; a pesar de que el divorcio ya era una noticia de titulares y todos lo sabían. También de alguna forma se supo la noticia de que yo esperaba gemelos, y eso provocó que una multitud de miembros de la prensa llegará a la casa diario en busca de fotos mías. Mientras se comentaba que yo había atrapado a Gabriel Bastián con mi embarazo y que por eso se divorciaba de su esposa original, mi marido resolvía los problemas que todas esas noticias estaban ocasionando en la empresa; las acciones cayeron en picada y varios proyectos se cancelaron, entre ellos, su inversió
Había pasado mucho tiempo imaginando cómo sería, qué aspecto tendría, cómo sonaría su voz, qué personalidad tendría... Había gastado gran parte de mi tiempo tratando de averiguar cómo luciría ella. ¿Quién era la mujer que había compartido tantos años con mi esposo? Eso me había preguntado infinitas veces. Y al fin lo averiguaba. Ella estaba frente a mí. —Melissa. Gabriel mencionó su nombre de nuevo y yo sentí en su voz tantas emociones, conexiones y una larga historia de amor y dolor entre ellos. La mujer soltó el brazo de Adam y le devolvió la mirada a mi esposo, en sus brillantes ojos había emoción y la misma nostalgia que en la voz de Gabriel. —Esperaba verte —dijo ella con una exhalación de anhelo, en un tono añorante y dulce—. Mi avión aterrizó hace un par de horas y Adam fue por mí —se excusó. Pero cuando Gabriel no dijo nada, añadió: —Iba a ir a buscarte mañana, quería saber... cómo estabas. Gabriel no le respondió enseguida, incluso tardó un momento en moverse. Pe
Apenas amaneció, me levanté de la cama y entré a la ducha. Me tomé un largo baño que se llevó mis ultimas lágrimas y los vestigios de la última noche que habíamos pasado juntos. Cuando salí, me tapé las ojeras con maquillaje y después bajé a la cocina para preparar su habitual café. Media hora más tarde, él bajó las escaleras ya con un sofisticado traje azul oscuro puesto. Se veía tan apuesto como todos los días, incluso a pesar de haber bebido sin la menor responsabilidad. —Buenas días —saludó tomando su taza de café y bebiéndola de golpe, tratando de calmar su resaca. Como siempre, me acerqué a él y le arreglé los gemelos en los puños, también acomodé su corbata. Pero esta vez no sonreí ni dije nada, y él lo notó. —¿Sucede algo, Susan? —inquirió con cierta preocupación. Inconscientemente había dejado de llamarme Preciosa y tampoco me había besado al entrar a la cocina. —Anoche... Hizo un gesto de desagrado. —Bebí demasiado, ¿no es así? Solo recuerdo haber entrado al
Esa noche, Gabriel volvió a casa durante la madrugada, cuando Adam ya se había ido. Lo escuché recostarse a mi lado y después sentí cómo me abrazaba por la espalda. Apoyó el mentón en mi hombro y expiró profundo, no había rastro de alcohol en su aliento. No me moví, ni siquiera abrí los ojos cuando me habló al oído. —Lamento haberme demorado, preciosa. Tuve que... reunirme con los abogados —dijo, como si fuese verdad. Apreté los párpados y me negué a decir nada, fingí dormir. Incluso me mantuve quieta cuando me besó el hombro y después detrás de la oreja. —Te lastimé de nuevo, ¿no es así? —musitó y se disculpó—. Lo siento mucho, sé que debería estar contigo, es solo que... Es complicado, Susan. Un momento después, me soltó y se recostó boca arriba. Lo escuché exhalar. Una pequeña lagrima se deslizó desde mis ojos cerrados, pero eso fue todo. Logré dormir, aunque me asustaba ver el amanecer y tener que enfrentar lo que vendría. Al día siguiente, me desperté con el sol en la
Durante los últimos días, nuestra relación había sido una agitada tormenta, y yo no sabía cómo concluiría. Me había roto cuando esa noche, después de verla en ese restaurante, mi esposo en un estado de ebriedad me confesó que aun la amaba. Y terminé de romperme cuando a la noche siguiente no llegó a la cena que habíamos planeado juntos y se quedó con ella. —Te amo, Susan —me repitió, sujetándome el rostro con las dos manos. En sus ojos, no cabía la menor duda. Su mirada era un gris océano tranquilo, sincero y rebosante de amor por mí. ¿Cómo era posible? Todo me había indicado que él seguía amando a Melissa, pero allí estaba, diciendo amarme a mí. ¿Me había equivocado y él realmente ya había dejado a Melissa en el pasado? —Lo que dice es... ¿es real, realmente me ama a mí? —murmuré, llena de emociones encontradas, apenas conteniendo la felicidad que estaba a punto de explotar en mí. Gabriel curvó los labios y, cerrando los ojos, acercó los labios a mi frente y me besó. Se qued
Luego de nuestra reconciliación en el estacionamiento de la empresa, muchas cosas sucedieron en torno a nuestra relación. Aunque yo estaba muy enamorada y Gabriel era de lo más atento y dulce conmigo, más allá de nuestra felicidad las cosas eran diferentes. Pronto los medios supieron quién era la esposa del Ceo Bastián y se enteraron sobre su regreso a la ciudad; hubo muchas especulaciones, como una reconciliación entre ellos, hasta que Melissa había regresado para obtener una fortuna con su divorcio. Así que enteré más cosas sobre Melissa Keller, como que pertenecía a una buena familia, dueña de gigantes en el sector salud, como hospitales y centros de investigación. También supe que ella tenía 27 años y que había tenido al menos 2 parejas más después de separarse de mi esposo tres años atrás. Sobre mí, los medios hablaron cosas como que yo era una amante que debería irse, incluso dijeron que posiblemente mis bebés no eran del Ceo Bastián; pues se enteraron la clase de persona que era
—¿Qué clase de mujer eres, Susan? Su voz susurrante me hizo estremecer. Había una gran sonrisa en su voz. —¿Qué tipo de mujer se intoxica de sustancias y se mete en la cama de un hombre que no conoce? Todo mundo te creía una chica educada y dulce, que sin duda merecía tener un matrimonio con un hombre poderoso como Gabriel. Qué gran burla eres ahora, Suzy. Sus manos en mis hombros me sujetaron con gran fuerza, quizás pensaba que podía escaparme y huir, pero yo ni siquiera era capaz de moverme. Estaba paralizada. —Aunque, después tu perfecta reputación cayó en picada cuando ese chico, tu amigo, dijo a todos que esa noche estabas ebria y perdida en alcohol. Y yo te preguntó, ¿qué mujer eres? ¿Qué pasaría contigo sí sé llega a saber qué eres una adicta y no solo la borracha que todos creen? Sus delgados dedos se clavaron en mi piel. Y sus amenazas fueron el eco de lo mismo que me había dicho Israel: ¿Qué harás cuando todo mundo sepa que concebiste a ese bebé en una noche donde