SIPNOSIS:
Julieta Ricci, quien siempre ha evitado el amor, tiene una noche pasión con un desconocido, para luego descubrir que está embarazada del futuro esposo de su hermana. Ahora, con un hijo en camino y una decisión desgarradora que enfrentar, se ve obligada a considerar un matrimonio con otro jefe de la mafia para proteger a su bebé.
Sin embargo, lo que no sabe es que esta elección encenderá la furia y los celos de un hombre que no está dispuesto a dejar que otro reclame lo que siente suyo.
André Romano, ejecutor de la mafia, siente su mundo se tambalearse al descubrir que la mujer que no puede olvidar, ella es nada más y nada menos que la hermana de su futura esposa, y por si fuera poco, ¡está embarazada de él!
Atado por el honor y su palabra, se enfrenta un dilema mortal: cumplir con el matrimonio pactado que consolidará una alianza crucial o arriesgarlo todo por la mujer que lo ha atrapado en su red de deseos.
En el peligroso mundo de la mafia, André desafiará las reglas establecidas, dispuesto a arriesgarlo todo por la mujer que lo ha conquistado y su hijo por nacer. Donde el precio de la traición podría no solo destruir su vida, sino también la de aquellos a quienes ama.
En este oscuro y apasionante mundo, el deber se enfrenta al deseo en una batalla donde el verdadero enemigo es el amor.
CAPITULO 1: JULIETTA RICCI.—Corre, Julieta. ¡Corre, por favor, y no mires atrás! —La voz de su madre temblaba de desesperación mientras la sujetaba firmemente de los hombros, los ojos llenos de miedo y algo más. Algo que Julieta, a su corta edad, no lograba entender por completo.La niña negó, con lágrimas rodando por sus mejillas.—No quiero dejarte, mamá… —sollozó.La madre tragó en seco, mirando rápidamente hacia atrás. El peligro estaba cerca, demasiado cerca. Volvió a ver a su hija.—Julieta, te seguiré. Te lo prometo, solo corre. En cuanto pueda, estaré contigo.—Pero…—Obedece, cariño —su madre respiró ansiosa—, solo vete…Julieta asintió, aunque algo dentro de ella le decía que su mamá mentía.—Tú… ¿lo prometes, mamá? —preguntó con la voz quebrada.La madre intentó sonreírle, aunque el miedo casi se lo impedía.—Sí, te lo prometo.Julieta la abrazó con fuerza.—Te quiero, mami.—Y yo a ti, mi Julieta —respondió su madre, rodeándola con los brazos y apretándola contra su pecho.
CAPÍTULO 2: SEÑORA ROMANOPALERMO/ITALIA.—Y… hablando de tu boda, ¿ya has visto a tu futura esposa?André soltó un suspiro, cargado de indiferencia.—Sí. Es… bonita.—¿Bonita? No suenas muy convencido —preguntó Santino—. Es fea y no quieres decirlo, ¿verdad? Si es así, no me importa perder esta alianza. No voy a condenarte a una vida de terror con una esposa fea.Él rodó los ojos y negó con la cabeza.—Ya te dije que es bonita. Natalia Ricci está hecha para ser la esposa de un mafioso: es callada, sumisa, buen cuerpo… No tendré problemas con ella a la hora de hacer mis herederos, te lo aseguro. De todas maneras, no es un matrimonio por amor, Santino. Es un matrimonio necesario. No todos tenemos tu suerte.Cuando dijo esto, en lo profundo de su mente apareció una mujer en la que no podía dejar de pensar. La rubia de ojos azules seguía apareciendo en sus pensamientos, hasta el punto de que incluso soñaba con ella. Cada vez que cerraba los ojos, revivía una y otra vez la suavidad de su p
CAPÍTULO 3: CULPA.El mundo pareció dar vueltas a su alrededor. Julieta sintió cómo las piernas le temblaban y el aire ya no llegaba a sus pulmones.«Esto no puede estar pasando. No, tiene que ser una pesadilla. Esto no puede ser real… tiene que…»André se acercó lentamente. Aunque su expresión mostraba calma, sus ojos no se apartaron de Julieta en ningún momento, como si también estuviera luchando por mantener el control. Pero cuando llegó frente a Natalia, su prometida, su rostro cambió y una sonrisa suave se dibujó en sus labios.—Mi amor, te ves hermosa —le dijo con una ternura evidente—. He esperado toda la noche para verte.Julieta sintió cómo las náuseas se hacían cada vez más intensas. Sus manos se apretaron en puños, intentando controlar el impulso de desmayarse ahí mismo, pero hizo un esfuerzo por mantenerse de pie.—¡Julieta! ¡Julieta! —la voz de Natalia la sacó bruscamente de sus pensamientos—. André tiene la mano extendida, no lo dejes esperando.Tragó saliva con dificult
CAPÍTULO 4: MANTEN LA BOCA CERRADA.—¿No escuchaste lo que dijo? Ha dicho que la sueltes —repitió.Pero Marco solo sonrió de manera socarrona. Y en lugar de apartarse, rodeó la cintura de Julieta y la atrajo hacia él.—Juli y yo estábamos hablando —respondió con desdén—. ¿No deberías estar con tu prometida en vez de meterte en asuntos que no te interesan?La tensión entre los dos hombres era palpable. André levantó una ceja, mientras sus nudillos se volvían blancos. Miró a Julieta brevemente y luego volvió su atención a Marco.—Tu maldita conversación ha terminado —sentenció—. Así que suéltala, ahora.Julieta tragó saliva nerviosa y se apartó de Marco, pero este dio un paso hacia André, desafiándolo.—¿Quién carajos te crees para decir cuándo ha terminado? —soltó.El rostro de André se contrajo, sus sienes palpitando de rabia. Ver a Marco tan cerca de Julieta había despertado en él un instinto territorial que no podía ignorar. Dio un paso más al frente, acercándose lo suficiente para
CAPÍTULO 5: DESCUBRIMIENTOS.André se quedó inmóvil, su cuerpo rígido mientras procesaba lo que acababa de escuchar. La incredulidad se reflejó en su rostro, y por un momento, su corazón pareció detenerse. Sus manos, normalmente firmes y seguras, se volvieron frías, temblorosas. Giró lentamente, con la mirada fija en Julieta, buscando algún rastro de duda.—¿Qué? —murmuró.Julieta respiró hondo, tratando de mantener la calma, pero su voz temblaba ligeramente.—Lo que escuchaste. Estoy embarazada. Y ni se te ocurra decir que no eres el padre, porque te juro que soy capaz de…Pero las palabras de Julieta se desvanecieron al ver la expresión de André. Estaba petrificado, con la mandíbula apretada, su mente claramente trabajando a toda velocidad. En su interior, mil pensamientos chocaban entre sí. La primera posibilidad que consideró fue que ella estaba mintiendo.Sí, eso tenía que ser.«Seguramente lo está haciendo para vengarse», se dijo a sí mismo. «Claro, ahora que iba a convertirse en
CAPÍTULO 6: SE LA LLEVARON.En medio del caos, los disparos resonaban por toda la mansión. André se lanzó hacia Julieta, cubriéndola con su cuerpo mientras las balas continuaban silbando a su alrededor. El sonido era ensordecedor, y Julieta, con los ojos llenos de miedo, se tapó los oídos y preguntó entre los ruidos:—¡¿Qué está pasando?!André, sin dejar de protegerla, le dijo:—No lo sé, pero quédate donde estás y no te muevas.Los disparos se acercaban cada vez más. André no lo pensó demasiado, sacó su arma y apuntó con precisión, alcanzando a uno de los hombres enemigos que se acercaba peligrosamente. Sin perder tiempo, agarró a Julieta del brazo y la llevó consigo, mientras le decía con firmeza:—Pase lo que pase y escuches lo que escuches, no te sueltes, ¿entiendes?La mirada de André no dejaba lugar a réplicas, y ella asintió sin dudar.Con cada paso, André intentaba llevar a Julieta a un lugar seguro dentro de la casa. Sin embargo, ella miró hacia el salón y sus ojos se abrier
CAPÍTULO 7: ESCAPE FALLIDO.—¿Cómo que atacados? ¿Me estás jodiendo, verdad? —Santino ya se había levantado de su silla con brusquedad.—¿Crees que bromearía con algo así? —respondió André, pasándose la mano por el cabello con evidente tensión—. No sé quién demonios son ni por qué se llevaron a Natalia, pero, como el infierno que los voy a encontrar. Y cuando lo haga, me aseguraré de que sus pollas sean comida para pirañas.Santino dejó escapar una risa cargada de sarcasmo y comentó:—Bueno, con esto ya estoy seguro de que alguien intenta mandarte una señal de mala suerte para tu boda.André frunció el ceño, incómodo.—¿Desde cuándo haces comentarios como Alexei?—Cuando pasas demasiado tiempo con alguien, lo malo se te pega —contestó Santino riendo, y encogiéndose de hombros.André negó levemente y retomó el tema.—En fin, ya estoy investigando; creo que pronto tendré una respuesta, te mantendré al tanto.—No, no es necesario, prepararé mi viaje.—¿Vienes?—Por supuesto que sí. ¿No cr
CAPÍTULO 8: PROMESA.Julieta se inclinó hacia la cama, y su voz fue suave y tranquilizadora.—No hagas esfuerzo, papá.Don Salvatore yacía allí, con el rostro pálido y la respiración entrecortada, un hombre luchando por mantenerse aferrado a la vida. Cuando ella le tomó la mano, él se humedeció los labios y susurró con esfuerzo.—¿Natalia… está bien?Ella sintió un nudo en el estómago, y su mente trató de hallar una respuesta. Balbuceó un momento, pero finalmente le mintió, obligándose a decirlo en voz firme:—Sí, ella está bien.Don Salvatore la miró un instante y luego negó con la cabeza lentamente.—Julieta… nunca has sido buena para mentir.Julieta apartó la mirada, y después de un breve silencio confesó en voz baja.—La secuestraron… los que irrumpieron en la fiesta.La expresión de don Salvatore se ensombreció y, aun débil, la miró con preocupación y súplica.—Debí haberlo imaginado, los tiempos están difíciles y cualquier celebración o algo que nos haga bajar la guardia tendrá c