CAPITULO 84: EL AMARGO SABOR DE LOS CELOS.El restaurante donde Andre había llevado a Liana estaba en lo alto de un edificio que ofrecía una vista panorámica de la ciudad. Desde su mesa, junto a la ventana, podían ver la ciudad extendiéndose bajo ellos, un contraste entre el bullicio lejano y la calma del espacio en el que se encontraban.Liana jugueteaba con su copa de vino, una sonrisa en los labios, mientras observaba el lugar, impresionada por el lujo que la rodeaba. Sin poder evitarlo, le lanzó una sonrisa juguetona a Andre.—No me dijiste que este lugar era tan elegante. Me hubiera puesto algo más… sofisticado —bromeó, bajando la vista a su vestido blanco de cóctel.Andre la observó fijamente. Sus ojos la recorrieron con admiración, antes de responder con una sonrisa.—No hay nada que puedas ponerte que te haga más hermosa de lo que ya eres.Liana sintió un ligero rubor en sus mejillas, y aunque trató de disimularlo, su sonrisa se ensanchó. Andre levantó su copa, sus miradas se
CAPÍTULO 85: EL BESO DESAFIANTE.Liana sintió la suavidad de los labios de André, cada roce, cada movimiento cargado de una intensidad inesperada. El beso empezó suave, como si ambos estuvieran explorando terreno desconocido. Pero poco a poco, Liana fue abandonándose a la sensación, dejando que una oleada de calor recorriera su cuerpo, despertando sus sentidos. El aroma masculino de André la envolvió, su mano firme en su nuca le dio seguridad, pero al mismo tiempo algo más… algo más profundo y seductor. Todo en él irradiaba masculinidad, poder.Pero mientras el beso se profundizaba, algo en su interior comenzó a tensarse. Una sombra de duda se instaló, como si algo no encajara del todo. Ese torbellino de emociones no era el mismo que sentía cuando estaba con Artem. La comparación la hizo detenerse. Lentamente, se apartó, respirando de forma entrecortada, buscando aire, buscando claridad.André la miró, sus ojos brillando con emoción, como si el beso hubiera significado algo profundo p
CAPÍTULO 86: UN BESO ARREBATADOR.Liana intentó resistirse, pero la intensidad con la que Artem la besaba, la forma en que sus labios parecían devorar los suyos, hacía que su resistencia se derritiera rápidamente. Era imposible ignorar la pasión, la furia con la que él intentaba demostrarle que nadie, ni André, ni ningún otro, podría besarla como él lo hacía. Y aunque odiaba la forma en que él la controlaba, cómo esa posesividad la envolvía, no podía negar que una parte de ella lo deseaba de la misma manera.Cuando finalmente se separaron, ambos estaban jadeando, sus cuerpos aún pegados, la tensión entre ellos más palpable que nunca. Artem la miró, con los ojos ardiendo de celos y dolor, pero también de algo más profundo, algo que nunca había dicho en voz alta.—No te atrevas a decirme que él te hace sentir así —susurró—. Porque sabes que eso es mentira.Con los labios hinchados por el beso y su corazón latiendo a mil por hora. Liana sabía que Artem tenía razón, que por mucho que lo i
CAPÍTULO 87: DÉJAME SER FELIZ.Artem la había cargado en brazos hasta la habitación, al llegar, la dejó suavemente en el suelo, sus ojos grises clavados en los de ella, esperando ver en sus pupilas ese mismo deseo que lo estaba consumiendo por dentro.Justo cuando abrió la puerta, Liana hizo un movimiento rápido y decidido. Y antes de que Artem pudiera reaccionar, ella ya había entrado en la habitación y, con un sonido seco y determinante, cerró la puerta en su cara. El eco del cerrojo resonó en el aire, dejando a Artem atónito, congelado por la sorpresa.Su reacción fue inmediata: su cuerpo se tensó y golpeó la puerta con la palma de la mano, frustrado.—¡Liana! —gritó—. ¡¿Qué demonios estás haciendo?! Ábreme la puerta.Del otro lado, ella apoyó la espalda contra la puerta, respirando con dificultad. Había tomado esa decisión impulsada por algo más profundo que el mero deseo. No podía seguir dejándose arrastrar por la pasion de Artem, no iba a permitir que él siguiera usándola como e
CAPÍTULO 88: LA ÚLTIMA VEZ.Uno de los guardaespaldas se acercó con las manos entrelazadas frente a ella.—Todo está listo, señor. Las cosas han sido empacadas en cajas y serán enviadas a la organización benéfica.Artem, de pie junto a la ventana, asintió.Las palabras de Liana seguían resonando en su mente. Después de la conversación, había tomado la decisión que ya no podía postergar: deshacerse de todo lo que pertenecía a Susana. «Ella tiene razón» pensó, mientras observaba las cajas que representaban los recuerdos de otro tiempo. «No puedo amar a otra mujer mientras el recuerdo de Susana siga aquí, entre nosotros»Sin embargo, le faltaba una cosa por hacer. Deslizó la mano en su bolsillo, tocando la fría argolla que guardaba ahí, como si el metal aún contuviera el peso de lo que había sido su vida con Susana. Tomó aire profundamente y se giró hacia la empleada. —Voy a ir al cementerio —dijo con voz baja pero firme—. No estaré mucho tiempo. El hombre asintió en silencio y se
CAPÍTULO 89: SU ANIVERSARIO.Artem apretó las cejas al ver a Larissa parada delante de él, con un ramo de flores en las manos. Sus ojos se encontraron con los de ella, y la tensión entre ambos se hizo palpable al instante.—¿Qué haces aquí? —le preguntó con frialdad.Larissa, sin inmutarse, desvió la mirada hacia la tumba de Susana, luego volvió a fijarla en Artem. Su expresión era dura, pero había algo en sus ojos, una mezcla de desafío y dolor acumulado durante años.—No eres el único que recuerda su aniversario, Artem —respondió, sosteniendo el ramo con más fuerza—. Además, Susana era mi amiga.Las palabras cayeron como una piedra en el aire. —Te advertí que no volvieras a aparecer delante de mí —gruñó ―Creí haber sido claro.Larissa resopló, sus labios curvándose en una sonrisa amarga.—El cementerio no es tuyo —dijo con una frialdad—. Puedo venir a ver a mi amiga cuantas veces quiera.Pasó a su lado y dejó las flores con cuidado sobre la tumba. El aroma de las flores se mezcló c
CAPÍTULO 90: ELLA DEBE CASARSE.Cuando Artem abrió la puerta del estudio, apretó con demasiada fuerza la manija, sus nudillos se pusieron blancos. Allí estaban Santino y Andre, quienes le devolvieron la mirada con la misma frialdad.—¿Qué hacen ellos aquí? —preguntó Artem, cerrando la puerta tras de sí.Alexei se levantó tranquilamente y fue directo a la mesa de licores, sirviéndole un trago a su amigo. Le entregó el vaso al mismo tiempo que decía:—Calma tus hormonas, Artem. Tanto Santino como André tienen las respuestas que necesitamos y han venido a ayudar.Artem bebió un sorbo, sus ojos clavados como dagas en Andre. En ese momento, su molestia no era con Santino, sino con su mano derecha. Lo odiaba desde que el día en que se atrevió en poner sus ojos en Liana. Quería romperle cada hueso por el simple hecho de respirar el mismo aire que él.Miró a Alexei, sus labios torciéndose en una mueca burlona.—Creí que este asunto se manejaría discretamente —espetó, la ironía en su voz cortan
CAPÍTULO 91: HARÉ QUE ME AME.El silencio que siguió fue absoluto, roto solo por el sonido del vaso de whisky que Artem dejó caer sobre la mesa. —¿Qué dijiste? —su voz era baja, peligrosa.Santino mantuvo la calma, aunque sabía que había tocado un punto delicado.—André tiene un primo líder de la mafia rival de Al-Rashid, así que si Liana se casa con alguien de poder, alguien con los recursos para protegerla, Al-Rashid y su gente pensarán dos veces antes de atacarla. Necesita una alianza sólida que garantice su seguridad.Artem lo miró con ojos encendidos de furia.—Ahora si voy a partirte la cara, Santino.La furia de Artem fue tan rápida como un rayo. Sin pensarlo, cegado por el odio, se lanzó hacia Santino, su puño cerrándose con la intención de destrozar cualquier cosa a su alcance. No pensaba con claridad, no le importaba. Solo quería hacer daño.Pero antes de que pudiera conectar el golpe, André se interpuso, recibiendo el impacto con su propio cuerpo. —¿Qué demonios crees que