CAPÍTULO 80: EL LEGADO PERDIDO (II) Liana se detuvo frente a la puerta de la habitación de Artem. Había decidido ir a buscarlo después de dudar en el estudio, pero ahora que estaba allí, su corazón latía desbocado. Tocó suavemente la puerta, pero nadie contestó. Tragó saliva y, sin hacer ruido, la abrió lentamente. Lo vio, tumbado en la cama, profundamente dormido. Se quedó paralizada un instante, su pecho lleno de emociones contradictorias, desde la rabia hasta una atracción que no podía negar. Cerró la puerta sin hacer ruido y caminó hacia él lentamente. Sus ojos recorrieron cada detalle de su rostro. Dormido, Artem parecía vulnerable, sus rasgos relajados, su respiración tranquila. Se sentó a su lado, sin poder evitarlo, y lo tocó. Sus dedos acariciaron con suavidad su rostro, delineando sus pómulos, bajando hasta sus labios, esos labios que tantas veces la habían hecho perderse. De repente, Artem abrió los ojos y, antes de que Liana pudiera reaccionar, él la tomó de las muñecas
CAPITULO 81: COMO SI SE LO HUBIERA TRAGADO LA TIERRA.Él no respondió de inmediato, su mandíbula se tensó visiblemente. Y finalmente, bajó el papel y lo sostuvo con firmeza entre sus manos, sus pensamientos ahora llenos de dudas. El contenido era inquietante: se trataba de una mina de diamantes en una peligrosa zona de conflicto en África. Diamantes de sangre, pensó, su mente girando a gran velocidad mientras trataba de entender cómo Vittorio había logrado obtener algo tan arriesgado y qué implicaciones podría tener para Liana. —¿Dónde lo encontraste exactamente? —preguntó, su tono más brusco de lo habitual. —En un libro de antiguas civilizaciones —respondió ella, extrañada por su cambio de tono—. Estaba al lado de la sección de mapas de mi padre. La palabra "mapas" resonó en su mente y un recuerdo destelló en su cabeza: el interés obsesivo de Michell por los mapas del padre de Liana. De repente, todo tuvo sentido. Él había estado buscando estos documentos, los de la mina de diaman
CAPÍTULO 82: LLAMADA ANÓNIMA.Después de que Artem llamara a Alexei, este había quedado en darle respuestas, sin embargo, Artem llevaba días tras Michell, sabiendo que las respuestas que buscaba sobre su interés en la mina estaban cada vez más lejos. Algo no cuadraba. En el fondo, sentía que Michell no era más que una pieza en un juego mucho más oscuro, algo o alguien más peligroso estaba detrás.Su instinto le decía que la mina no era lo único que le importaba a Michell, pero este había desaparecido sin dejar rastro. Ni una pista, ni una señal.Eso solo hacía que las sospechas crecieran. ¿Quién se aseguraría de borrar su huella tan perfectamente?Frustrado, se sentó frente a su escritorio, rodeado de documentos. Cada hoja era una pieza de un rompecabezas que no podía armar. Mientras revisaba los papeles con la esperanza de encontrar algo útil, su teléfono sonó de repente. Un número desconocido. Algo en su pecho se apretó.—¿Sí? —contestó, sin levantar la vista de los documentos.Del o
CAPÍTULO 83: SIN ELLA, SOY NADA.Artem y Alexei estaban reunidos para discutir los informes, pero el ceño fruncido y la tensión en sus hombros no pasaban desapercibidos para Alexei. —¿Qué carajos te pasa? Tienes la cara hecha un poema de ira.Artem rodó los ojos, visiblemente molesto, pero no respondió al comentario. Se inclinó hacia delante, con la mandíbula apretada.—Ve al grano, Alexei. ¿Qué descubriste?Alexei sonrió de manera despreocupada, encogiéndose de hombros, y sacó varios informes impresos de una carpeta. Los arrojó sobre el escritorio sin mucha ceremonia, observando cómo su amigo hojeaba las hojas una por una.—Vittorio estaba más metido en mierd@ de lo que creíamos. Al parecer, tenía conexiones con la Brigada de la Sangre, una mafia de Europa del Este que controla buena parte del tráfico de diamantes en zonas de conflicto. Se especializan en mover diamantes ilegales, los llamados “diamantes de sangre”, financian guerras y, para que te hagas una idea, no tienen reparos
CAPITULO 84: EL AMARGO SABOR DE LOS CELOS.El restaurante donde Andre había llevado a Liana estaba en lo alto de un edificio que ofrecía una vista panorámica de la ciudad. Desde su mesa, junto a la ventana, podían ver la ciudad extendiéndose bajo ellos, un contraste entre el bullicio lejano y la calma del espacio en el que se encontraban.Liana jugueteaba con su copa de vino, una sonrisa en los labios, mientras observaba el lugar, impresionada por el lujo que la rodeaba. Sin poder evitarlo, le lanzó una sonrisa juguetona a Andre.—No me dijiste que este lugar era tan elegante. Me hubiera puesto algo más… sofisticado —bromeó, bajando la vista a su vestido blanco de cóctel.Andre la observó fijamente. Sus ojos la recorrieron con admiración, antes de responder con una sonrisa.—No hay nada que puedas ponerte que te haga más hermosa de lo que ya eres.Liana sintió un ligero rubor en sus mejillas, y aunque trató de disimularlo, su sonrisa se ensanchó. Andre levantó su copa, sus miradas se
CAPÍTULO 85: EL BESO DESAFIANTE.Liana sintió la suavidad de los labios de André, cada roce, cada movimiento cargado de una intensidad inesperada. El beso empezó suave, como si ambos estuvieran explorando terreno desconocido. Pero poco a poco, Liana fue abandonándose a la sensación, dejando que una oleada de calor recorriera su cuerpo, despertando sus sentidos. El aroma masculino de André la envolvió, su mano firme en su nuca le dio seguridad, pero al mismo tiempo algo más… algo más profundo y seductor. Todo en él irradiaba masculinidad, poder.Pero mientras el beso se profundizaba, algo en su interior comenzó a tensarse. Una sombra de duda se instaló, como si algo no encajara del todo. Ese torbellino de emociones no era el mismo que sentía cuando estaba con Artem. La comparación la hizo detenerse. Lentamente, se apartó, respirando de forma entrecortada, buscando aire, buscando claridad.André la miró, sus ojos brillando con emoción, como si el beso hubiera significado algo profundo p
CAPÍTULO 86: UN BESO ARREBATADOR.Liana intentó resistirse, pero la intensidad con la que Artem la besaba, la forma en que sus labios parecían devorar los suyos, hacía que su resistencia se derritiera rápidamente. Era imposible ignorar la pasión, la furia con la que él intentaba demostrarle que nadie, ni André, ni ningún otro, podría besarla como él lo hacía. Y aunque odiaba la forma en que él la controlaba, cómo esa posesividad la envolvía, no podía negar que una parte de ella lo deseaba de la misma manera.Cuando finalmente se separaron, ambos estaban jadeando, sus cuerpos aún pegados, la tensión entre ellos más palpable que nunca. Artem la miró, con los ojos ardiendo de celos y dolor, pero también de algo más profundo, algo que nunca había dicho en voz alta.—No te atrevas a decirme que él te hace sentir así —susurró—. Porque sabes que eso es mentira.Con los labios hinchados por el beso y su corazón latiendo a mil por hora. Liana sabía que Artem tenía razón, que por mucho que lo i
CAPÍTULO 87: DÉJAME SER FELIZ.Artem la había cargado en brazos hasta la habitación, al llegar, la dejó suavemente en el suelo, sus ojos grises clavados en los de ella, esperando ver en sus pupilas ese mismo deseo que lo estaba consumiendo por dentro.Justo cuando abrió la puerta, Liana hizo un movimiento rápido y decidido. Y antes de que Artem pudiera reaccionar, ella ya había entrado en la habitación y, con un sonido seco y determinante, cerró la puerta en su cara. El eco del cerrojo resonó en el aire, dejando a Artem atónito, congelado por la sorpresa.Su reacción fue inmediata: su cuerpo se tensó y golpeó la puerta con la palma de la mano, frustrado.—¡Liana! —gritó—. ¡¿Qué demonios estás haciendo?! Ábreme la puerta.Del otro lado, ella apoyó la espalda contra la puerta, respirando con dificultad. Había tomado esa decisión impulsada por algo más profundo que el mero deseo. No podía seguir dejándose arrastrar por la pasion de Artem, no iba a permitir que él siguiera usándola como e