Mis mafiositas, recuerden apoyarme con un comentario, aunque sea uno. jajajaja se los agradeceré eternamente. ¡BESOS!
CAPÍTULO 41: TENTACION.En el club, Liana observaba al hombre frente a ella con una sonrisa cautelosa. Al llegar, había tomado el reservado que Tatiana había preparado, aunque en realidad no estaba segura de cómo divertirse. Solo quería olvidarse de todo por un rato. Mientras se sumía en sus pensamientos, un trago apareció delante de ella. Lo sostenía un hombre increíblemente guapo, aunque no al nivel de su marido. Pero tenía un encanto que no podía ignorar.—¿Me vas a decir qué hace una chica como tú sola en un club como este, con tantos tiburones al acecho? —dijo el hombre, con una sonrisa confiada.Liana sonrió de vuelta y bebió un poco de su cóctel, un Cosmopolitan bien frío. Su mirada se desvió momentáneamente hacia su guardaespaldas, que vigilaba de cerca.—No estoy sola —respondió, con un tono despreocupado—. Él viene conmigo.El hombre miró al guardaespaldas y sonrió, asintiendo lentamente mientras tomaba un sorbo de su bebida.—Interesante. Entonces, ¿eres una niña rica de pa
CAPITULO 42: AÚN ESTA POR VERSE.Artem lo taladró con la mirada, sus ojos encendidos por la furia contenida. La rabia consumiéndolo por dentro, su voz salió peligrosa y amenazante.—¡Quita tus putas manos de mi mujer, André!La sorpresa momentánea cruzó el rostro de André al escuchar a Artem referirse a Liana como su mujer. Sin embargo, justo antes de que pudiera procesar completamente lo que significaba, Liana intervino, claramente furiosa.—¿Qué demonios crees que estás haciendo, Artem? ¡No puedes aparecer aquí y arrastrarme como si fuera una posesión tuya! —tenía una mirada de rabia que apenas podía contener.Pero Artem la ignoró por completo, sus ojos seguían fijos en André, como un depredador observando a su presa. André era el ejecutor y mano derecha de Santino D’ Luca.Con un movimiento brusco, tomó la mano de Liana, quien lo miraba con asombro. La arrastró hacia él, colocándola detrás de su cuerpo con una posesividad palpable.—Si vuelves a acercarte a mi esposa, André, no te q
CAPÍTULO 43: ELLA ERA SUYA.Artem abrió la puerta del auto con brusquedad. Sin mirarla, metió a Liana en el asiento del copiloto y cerró la puerta de un golpe seco. Antes de rodear el vehículo, lanzó una mirada afilada al guardaespaldas que observaba nervioso desde la distancia.—Tú y yo hablaremos mañana —le advirtió amenazante.El joven apenas reaccionó cuando Artem ya estaba subiendo al coche. Encendió el motor y arrancó a toda velocidad. Liana, furiosa, miraba fijamente por la ventana, ignorándolo por completo. Artem, por su parte, apretaba el volante con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos, conteniendo mucho más que palabras.Cuando se estacionaron bruscamente frente a la mansión, ella intentó abrir la puerta de inmediato, pero estaba bloqueada. Exasperada, se giró hacia él; la furia irradiando de cada uno de sus gestos.—¡Abre la maldita puerta, Artem! —gritó.Artem, en lugar de obedecer, la miró de reojo con los labios tensos y soltó lo que había estado reteniend
CAPÍTULO 44: PARA SIEMPRE.Liana corrió sin mirar atrás, sus pasos resonaban en el suelo de la capilla. Cuando llegó frente al altar, se detuvo en seco, jadeando. Delante de ella, la imponente imagen de un Cristo en la cruz parecía observarla con ojos tristes y misericordiosos. Los ojos de Liana se clavaron en la figura sagrada, como buscando una respuesta en su silencio.Apretó los labios mientras su mente se llenaba de pensamientos contradictorios. Todo lo que había sentido por Artem, el deseo abrasador que la consumía, las mariposas que se alborotaban en su estómago cada vez que lo veía, ya no podía ignorarse. Pero ahora, allí, de pie frente al altar, comprendía que era mucho más que deseo.Había un dolor profundo, una sensación que no solo ardía en su cuerpo, sino que desgarraba su corazón. Algo que no solo la hacía querer estar con él, sino ser suya completamente.«¿Es esto lo que llaman amor?» pensó, mordiéndose el labio, luchando contra las lágrimas.Pero ese amor no era corres
CAPÍTULO 45: PECADOR. Antes de que Liana pudiera procesar lo que acababa de escuchar, la besó con una pasión salvaje, devorándola. La besó con la urgencia de alguien que ya no podía contenerse, su lengua reclamó la de ella en un ardiente y profundo beso. Liana sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor, donde todo lo que existía era Artem y el deseo abrumador que la consumía. Él siguió besándola descaradamente, su lengua recorriendo cada rincón de su boca. Y en un movimiento fluido, la agarró de las nalgas, Liana le rodeó la cintura, su vestido corto subiendo más arriba de sus muslos. Comenzó a caminar con ella en dirección al altar. Liana no prestó atención y, en realidad, no le importaba; estaba demasiado perdida en sus sensaciones. Con un solo gesto, Artem derribó todo lo que estaba en el altar, los candelabros y las flores cayendo al suelo con estrépito. Sin soltarla, la subió para dejarla caer, sus ojos brillando de un deseo casi animal y con una mano firme, abrió sus
CAPÍTULO 46: SIN ARREPENTIMIENTO. —¿Por qué me miras fijamente? —preguntó Liana, mientras su mano recorría lentamente el pecho desnudo de Artem. Se encontraban ahora en su habitación, después de su momento en la capilla. Artem había considerado que no era suficiente y pensó en tener más de ella. Y Liana no diría que no, aunque le pusieran un arma en la cabeza. Él suspiró y miró hacia la ventana. Ya debían ser un poco más de las seis de la mañana. Sus ojos grises profundos, pesados, estaban cargados de un pequeño sentimiento de culpa, pero no de arrepentimiento. Él no se arrepentía de lo que había hecho. —No duermes mucho, ¿eh? —volvió a preguntar ella. —Consecuencia de mi ocupación. Solo unas horas están bien para mí —respondió finalmente. —¿Y eres menos formidable si duermes unas horas? —su pregunta hizo reír a Artem, quien se giró para mirarla. —La mafia es un negocio que nunca duerme, y solo yo puedo encargarme de que las cosas funcionen bien —dijo y se inclinó para
CAPÍTULO 47: ME GUSTA ELLA.El rostro de Artem palideció al escuchar las palabras de Alexei. Un sudor frío le recorrió la espalda y la mano que sostenía el teléfono temblaba ligeramente.—¿Muerta...? —balbuceó nervioso.Liana, detrás de él, se tensó al escuchar la conversación. Estaba a punto de preguntar, cuando Artem levantó una mano para silenciarla, sus ojos mirándola nervioso y asustado. La idea de que ella hubiera estado en ese auto lo golpeó con la fuerza de un trueno.Alexei, del otro lado, le dio los detalles, y luego Artem colgó. Salió rápidamente y desnudo de la cama, mientras Liana lo miraba confundida y nerviosa.—¿Qué está pasando? —preguntó, acercándose a él.Artem se puso rápidamente la ropa y le acunó el rostro, mirándola un momento con el corazón lleno de miedo.—Te explicaré después —la besó y le dijo—, pero no salgas y quédate en la habitación.Ella frunció el ceño y estaba a punto de preguntarle algo más, pero él ya estaba saliendo. Liana miró la puerta por un mom
CAPÍTULO 48: UN PASADO SIN OLVIDAR.En un almacén abandonado a las afueras de la ciudad, un hombre joven lloraba mientras se encontraba atado a una silla.—Por favor, déjenme ir... —murmuraba—. ¿Quiénes son? ¿Por qué me tienen aquí?Mientras tanto, Artem, acompañado de Alexei, lo observaba, esperando que las fotografías que acababan de enviar tuvieran el efecto deseado. Habían sido necesarios unos golpes; tal vez así Stefano iría más rápido hacia ellos. Desde que dejó la mansión y ordenó triplicar la seguridad, no había dejado de pensar en Liana y el peligro que corría. Encontrar al responsable y acabar con él se había vuelto su principal objetivo, y Artem estaba seguro de que quien había cometido el atentado no era otro que Victor Rossi.Alexei guardó su celular y miró a su amigo.—¿Y?Artem salió de sus pensamientos y frunció las cejas, confundido.—¿Y? Vamos, Alexei, este no es tu estilo. Haz la puta pregunta. —En el fondo sabía cuál era.—Bien, ya que estamos tan directos. ¿Qué pa