CAPÍTULO 37: UNA CENA FALLIDA.Artem se detuvo en seco al ver el comedor transformado en un ambiente romántico, con velas que iluminaban suavemente la mesa decorada con flores. No era algo que esperaba al llegar a casa después de un largo día de trabajo. Sus cejas se fruncieron y su mente se aceleró.—¿Liana? —preguntó, mirando a su alrededor, pero no hubo respuesta. El silencio solo aumentó su curiosidad—. ¿Liana? ¿Dónde estás?Se quitó la chaqueta y la dejó sobre el sofá, dispuesto a relajarse un poco, cuando sintió unos delicados brazos rodearlo por detrás. El contacto fue suave, femenino y cargado de intenciones.—Al fin llegas —susurró una voz sensual detrás de él.Sintió un escalofrío recorrer su columna al reconocer la voz de Liana. Sus manos se aflojaron, olvidando por completo que iba a desabotonarse los puños de la camisa. En su lugar, giró lentamente, sus brazos encontrando el cuerpo de ella y atrayéndola hacia sí. La abrazó con firmeza, pero sin prisa, dejando que sus mano
CAPITULO 38: DESAYUNO FRIO.Liana permaneció en silencio por unos segundos, mirándolo con el corazón latiendo a mil por hora, mientras su mente trataba de procesar lo que acababa de ocurrir. Y aunque su pecho todavía ardía por el rechazo, su orgullo se encendió con más fuerza que el dolor.—¿Estás seguro de lo que estás diciendo? —le preguntó esperando ver un poco de arrepentimiento.—Totalmente, Liana, esto es solo lo que puedo ofrecerte.Ella bufó, la incredulidad cediendo paso a una ira fría. Negó levemente con la cabeza.—Bien. Si no soy suficiente para ti, lo seré para alguien más.Se colocó la gabardina con movimientos lentos y deliberados, cerrando cada botón mientras sus ojos nunca se apartaban de los de Artem.Esas palabras hicieron que el rostro de Artem se endureciera de inmediato. Un cambio interno lo recorrió como un rayo. La idea de que Liana pudiera buscar a otro hombre lo hizo sentir una mezcla de miedo, rabia y celos incontrolables. El mero pensamiento de verla en los
CAPITULO 39: LA UNICA QUE AMA.—Vaya, Liana, parece que el sol ha decidido salir hoy, a pesar de lo que parece una tormenta en tu mundo —dijo con una dulzura que no alcanzaba a ocultar el sarcasmo.Liana levantó una ceja, el tono de Larisa no pasó desapercibido para ella. Pero su respuesta fue tan fría como el hielo y cortante como un cuchillo.—Qué afortunada soy de tener tu preocupación, Larisa. Pero ¿no te ha enseñado tu madre a mantener tus comentarios para ti misma?Larisa parpadeó, pero su sonrisa se volvió rígida por un segundo antes de volver a su pose relajada. Liana, satisfecha por su pequeña victoria, la ignoró y continuó cortando su desayuno. Pero la mujer, al verse claramente ignorada, no estaba dispuesta a retirarse sin dejar una marca.—¿Has visto a Artem? — Larisa cambió su tono a uno más casual, pero lleno de una familiaridad casi íntima—. Últimamente lo he visto tan... ¿cómo decirlo? Tenso. Me pregunto si necesita algún tipo de distracción. Sabes, es un hombre compli
CAPÍTULO 40: ELLA TIENE COMPAÑIA.Liana caminaba unos pasos cuando Michell apareció de repente entre los arbustos, con una sonrisa relajada en el rostro.—¡Michell! —exclamó, sorprendida—. ¡Me acabas de dar un susto de muerte! ¿Qué haces allí?—Venía hacia ti, pero me detuve cuando vi que tenías compañía —respondió con tono tranquilo, echando una mirada rápida hacia los guardias que patrullaban cerca.Debía estar hablando de Larisa. La sangre de Liana hirvió al instante, pero respiró hondo, decidida a no dedicarle ni un minuto más a esa "zorra". Desvió la mirada, aunque no pudo evitar que Michell notara la tensión en su rostro.—¿Cómo estás, Liana? —preguntó suavemente, sus ojos intentando encontrarse con los de ella.—Estoy bien —respondió de manera automática, tratando de sonar convincente.Michell no se dejó engañar. Se acercó un poco más y con suavidad levantó su rostro con dos dedos, obligándola a mirarlo a los ojos.—A mí no puedes mentirme —murmuró—. Sé que algo te pasa. ¿Qué oc
CAPÍTULO 41: TENTACION.En el club, Liana observaba al hombre frente a ella con una sonrisa cautelosa. Al llegar, había tomado el reservado que Tatiana había preparado, aunque en realidad no estaba segura de cómo divertirse. Solo quería olvidarse de todo por un rato. Mientras se sumía en sus pensamientos, un trago apareció delante de ella. Lo sostenía un hombre increíblemente guapo, aunque no al nivel de su marido. Pero tenía un encanto que no podía ignorar.—¿Me vas a decir qué hace una chica como tú sola en un club como este, con tantos tiburones al acecho? —dijo el hombre, con una sonrisa confiada.Liana sonrió de vuelta y bebió un poco de su cóctel, un Cosmopolitan bien frío. Su mirada se desvió momentáneamente hacia su guardaespaldas, que vigilaba de cerca.—No estoy sola —respondió, con un tono despreocupado—. Él viene conmigo.El hombre miró al guardaespaldas y sonrió, asintiendo lentamente mientras tomaba un sorbo de su bebida.—Interesante. Entonces, ¿eres una niña rica de pa
CAPITULO 42: AÚN ESTA POR VERSE.Artem lo taladró con la mirada, sus ojos encendidos por la furia contenida. La rabia consumiéndolo por dentro, su voz salió peligrosa y amenazante.—¡Quita tus putas manos de mi mujer, André!La sorpresa momentánea cruzó el rostro de André al escuchar a Artem referirse a Liana como su mujer. Sin embargo, justo antes de que pudiera procesar completamente lo que significaba, Liana intervino, claramente furiosa.—¿Qué demonios crees que estás haciendo, Artem? ¡No puedes aparecer aquí y arrastrarme como si fuera una posesión tuya! —tenía una mirada de rabia que apenas podía contener.Pero Artem la ignoró por completo, sus ojos seguían fijos en André, como un depredador observando a su presa. André era el ejecutor y mano derecha de Santino D’ Luca.Con un movimiento brusco, tomó la mano de Liana, quien lo miraba con asombro. La arrastró hacia él, colocándola detrás de su cuerpo con una posesividad palpable.—Si vuelves a acercarte a mi esposa, André, no te q
CAPÍTULO 43: ELLA ERA SUYA.Artem abrió la puerta del auto con brusquedad. Sin mirarla, metió a Liana en el asiento del copiloto y cerró la puerta de un golpe seco. Antes de rodear el vehículo, lanzó una mirada afilada al guardaespaldas que observaba nervioso desde la distancia.—Tú y yo hablaremos mañana —le advirtió amenazante.El joven apenas reaccionó cuando Artem ya estaba subiendo al coche. Encendió el motor y arrancó a toda velocidad. Liana, furiosa, miraba fijamente por la ventana, ignorándolo por completo. Artem, por su parte, apretaba el volante con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos, conteniendo mucho más que palabras.Cuando se estacionaron bruscamente frente a la mansión, ella intentó abrir la puerta de inmediato, pero estaba bloqueada. Exasperada, se giró hacia él; la furia irradiando de cada uno de sus gestos.—¡Abre la maldita puerta, Artem! —gritó.Artem, en lugar de obedecer, la miró de reojo con los labios tensos y soltó lo que había estado reteniend
CAPÍTULO 44: PARA SIEMPRE.Liana corrió sin mirar atrás, sus pasos resonaban en el suelo de la capilla. Cuando llegó frente al altar, se detuvo en seco, jadeando. Delante de ella, la imponente imagen de un Cristo en la cruz parecía observarla con ojos tristes y misericordiosos. Los ojos de Liana se clavaron en la figura sagrada, como buscando una respuesta en su silencio.Apretó los labios mientras su mente se llenaba de pensamientos contradictorios. Todo lo que había sentido por Artem, el deseo abrasador que la consumía, las mariposas que se alborotaban en su estómago cada vez que lo veía, ya no podía ignorarse. Pero ahora, allí, de pie frente al altar, comprendía que era mucho más que deseo.Había un dolor profundo, una sensación que no solo ardía en su cuerpo, sino que desgarraba su corazón. Algo que no solo la hacía querer estar con él, sino ser suya completamente.«¿Es esto lo que llaman amor?» pensó, mordiéndose el labio, luchando contra las lágrimas.Pero ese amor no era corres