Mis hermosas perdón por el atraso, pero aquí está el maratón. Ya nos queda poquito y las que me van a preguntar por Zayd, siiiii ese jeque tiene hasta su portada, pero no sabremos de el hasta el proximo año. Habra una serie "JEQUES DESPIADADOS" XOXO
CAPÍTULO 135: HORA CERO.La subasta avanzó y los murmullos en árabe llenaban el aire mientras el Halcón Dorado, una de las criaturas más preciadas, se exhibía con orgullo. Santino, con su mirada afilada, se inclinó hacia adelante, listo para ejecutar su parte del plan.—¿Cien mil? —preguntó el subastador, y un jeque de apariencia imponente levantó la mano sin dudar.—Doscientos mil —replicó Santino, atrayendo miradas sorprendidas de algunos de los otros asistentes.El jeque frunció el ceño y levantó nuevamente la mano.—Trescientos mil.Santino hizo una pausa dramática y luego, con una sonrisa, levantó la mano.—Quinientos mil.Los murmullos se intensificaron en la sala. Algunos de los asistentes intercambiaban miradas incrédulas, pero el jeque no parecía dispuesto a ceder.—Seiscientos mil —dijo con firmeza.Santino, manteniendo la calma, alzó nuevamente la mano.—Un millón.El silencio se hizo profundo en el salón. La cifra era exorbitante, incluso para una subasta como esta. El jequ
CAPÍTULO 136: LA EJECUCIÓN DEL TRAIDOR.Artem apretó los dientes, mientras observaba a Larissa con los ojos entrecerrados, sin apartar la vista del arma que ella sostenía. La furia dentro de él era incontrolable, pero sabía que cualquier movimiento en falso podría costarle la vida a Liana.—Eres una traidora —espetó, con desprecio.Sabía que Larissa estaría allí. La empleada había confesado que Larissa le pagaba por información sobre todo lo que sucedía en la casa. Ella había filtrado cada detalle, desde los preparativos de la boda hasta que Liana estaba en el hospital.Larissa lanzó una risa amarga, una que parecía más de resentimiento que de alegría.—Si tan solo te hubieras enamorado de mí… —murmuró con amargura—. Si me hubieras visto como veías a Susana, o como ves a esa perra ahora… —señaló con un gesto despectivo hacia Liana, que todavía estaba inconsciente—. Pero no. En cambio, me humillaste, me ignoraste, me dejaste sin dignidad. Todo lo que tenías que hacer era amarme, ¡y no
CAPÍTULO 137: MI VIDA, MI DESTINO, MI ETERNIDAD.—¿Cómo está ella? —preguntó Artem con voz grave, su preocupación evidente mientras sostenía la mano de Liana.El médico, un hombre de mediana edad con aire profesional, acababa de revisar a Liana y también era alguien de confianza para Zayd. Se acomodó las gafas antes de responder.—Está deshidratada y bastante agotada, pero no hay nada grave que lamentar —explicó mientras revisaba sus notas—. El bebé está bien. Sin embargo, necesitará descansar al menos un par de días. Es importante que permanezca en reposo absoluto para que su cuerpo pueda recuperarse adecuadamente.Las palabras del médico trajeron un alivio palpable a Artem, quien cerró los ojos por un instante, soltando el aire que llevaba conteniendo desde que habían encontrado a Liana. Sin dejar de sostener su mano, le dio una mirada llena de amor, una mirada que reflejaba tanto la angustia pasada como el profundo agradecimiento de saberla a salvo.A su lado, Zayd y Santino interca
ESCENA EXTRA: UNO, DOS, TRES…Artem, sentado en su oficina, revisaba unos documentos mientras uno de sus hombres le daba los balances de los clubes que eran de su propiedad.—Todo parece estar en orden, jefe. Aunque hay algunos problemas menores con el club en el centro… unos desperfectos en la tubería y un par de quejas por el sonido…Artem lo escuchaba con atención, asintiendo, cuando de repente su teléfono comenzó a sonar. Levantó la mano para detener la charla, contestando de inmediato.—¿Vas a traer tu culo al hospital o tengo que buscarte yo? —la voz de Liana sonó del otro lado, con una mezcla perfecta entre amenaza y diversión—. Vas a pagarlo caro si llegas tarde.Artem abrió los ojos, completamente sorprendido y nervioso, al recordar que ese día era el ecograma de Liana. Se pasó una mano por el cabello, tratando de calmarse.—Lianochka… lo siento, ya voy. ¡Voy de inmediato! No sé en qué estaba pensando… ya estoy en camino, te lo prometo.—¡Mueve tu culo aquí, Vasiliev! Joder,
ESCENA EXTRA: CENA DE COMPROMISO.La mesa estaba dispuesta de forma impecable, adornada con finos detalles dorados y velas que reflejaban una luz cálida y elegante. Los platos eran colocados con precisión mientras un equipo de camareros servía con destreza los manjares que adornarían la cena.Todo en esa estancia hablaba de lujo y poder.—El último envío llegó sin problemas —dijo el hombre inclinándose levemente hacia Artem—. El gobierno no ha podido interceptarlos.Artem asintió lentamente, llevando su copa de champán a los labios. A sus cincuenta y seis años, seguía siendo un hombre imponente, con una presencia que dominaba la sala. Su cabello comenzaba a mostrar vetas plateadas, pero eso solo acentuaba el atractivo que emanaba de su mirada intensa y segura.Aun con las marcas del tiempo, su cuerpo mantenía una firmeza que hablaba de disciplina y fortaleza. Su porte era el de un hombre que ha conquistado mucho, y perdido tal vez aún más, pero que nunca se ha permitido caer.A su lad
ESCENA EXTRA: CARRERAS ILEGALES.El rugido de los motores llenó el aire, acompañado por el chirrido de los neumáticos al tomar cada curva y la música que retumbaba en los autos, vibrando a todo volumen. Vendíamin Vasiliev mantenía sus ojos grises, fijos en la carretera, mientras sus manos sujetaban el volante con firmeza. En su muñeca derecha, un tatuaje ruso tradicional, de intrincados trazos en tinta negra, quedaba al descubierto al ritmo del velocímetro que subía rápidamente, la adrenalina se disparó en sus venas. Al tomar la vuelta final, sintió el control del auto en cada movimiento, su Ferrari avanzaba a toda velocidad hacia la meta.Pero justo cuando estaba por cruzar la última curva, un Lamborghini apareció de la nada, cerrándole el paso. Vendíamin no tuvo más opción que frenar bruscamente, y el sonido del impacto fue inevitable: el choque metálico entre su Ferrari y la barrera de seguridad resonó en sus oídos, los cauchos chirriaron violentamente antes de quedar fuera de la pi
ESCENA EXTRA: FUERA DE LA FAMILIA.Casi una hora después, la reja de la celda se abrió con un chirrido metálico.—Ya pueden irse —dijo un oficial, señalando la salida.Vittorio fue el primero en ponerse de pie, estirándose ligeramente antes de salir, dejando a Vendíamin detrás. Al llegar a la salida, los dos hermanos vieron a José recostado en su auto, con los brazos cruzados, esperando pacientemente. Cuando Vittorio lo vio, su rostro se iluminó y apresuró el paso hacia él.—¡Hermano! Jamás me gustó tanto ver tu cara —dijo Vito, dándole un abrazo efusivo.José suspiró y le palmeó el hombro con suavidad.—Tranquilo, ya pasó —murmuró, antes de que su mirada se posara en Vendíamin, quien caminaba más despacio, con un hematoma visible en el pómulo y el labio partido.—¿Carreras otra vez? —le reprochó, sin dureza, pero con una clara preocupación—. Vendíamin, ¿hasta cuándo seguirá esto? No puedes pretender doblegar a papá…Él lo miró brevemente, pero no dijo nada. Solo trató de subir al auto
ESCENA EXTRA: BIENVENIDA, PRINCESA.Artem caminaba de un lado al otro con las manos en la espalda, su figura alta y varonil destacaba incluso a sus casi 57 años. Había envejecido bien, manteniendo una atracción natural que parecía mejorar con el tiempo.Alexei, sentado cerca, lo observaba con una sonrisa torcida. Siempre enigmático y poderoso, sus 58 años no le quitaban ni un ápice de ese aire intimidante que lo rodeaba. Su cabello negro contrastaba con sus penetrantes ojos azules, que ahora brillaban con diversión.—Esto es un déjà vu —comentó, burlón, mientras lo miraba pasearse como un león enjaulado—. Cada vez que algo importante está por pasar, te pones a caminar como si eso fuera a acelerar el tiempo.Artem se detuvo y lo miró con una ceja levantada.—No sé de qué hablas —respondió, pero Alexei solo se rio, poniéndose de pie para darle una palmada en el hombro.—Tranquilo, todo saldrá bien —dijo—. Pero si realmente no quieres estar en este tipo de situaciones, tal vez deberías a