CAPÍTULO 132: COMIDA PARA GUSANOS.Después de la conversación, Santino y Alexei se fueron a afinar los detalles. Aunque Alexei no podría ir debido a su recuperación, quería ayudar en todo lo que pudiera. Mientras tanto, Artem estaba en su estudio, acompañado de su hombre de confianza.—Aquí está lo que pidió, señor —dijo el hombre, dejando un archivo en el escritorio.Artem, con el rostro inexpresivo, abrió el archivo y alzó una ceja al ver la fotografía. Era la chica nueva del servicio, la que habían contratado después del incidente de Víctor Rossi. La misma que había pasado desapercibida… hasta ahora.—Hice la tarea —continuó el hombre, con una expresión seria—. La chica tiene una identidad falsa. Pertenece a una célula conectada con un tal “Yamal”, y todo parece indicar que estos están unidos a la mafia de los Emiratos.Artem apretó los labios, y la ira cruzó su mirada. Las venas en sus manos sobresalían mientras cerraba el archivo de golpe.—¡Perra! —exclamó con desprecio—. Nos ha
CAPÍTULO 133: UNA TIERRA ANTIGUA.El avión privado descendió suavemente sobre la pista del aeropuerto de Abu Dhabi. A lo lejos, la majestuosidad de la ciudad se desplegaba con rascacielos resplandecientes y palacios blancos como perlas, deslumbrando entre las vastas arenas del desierto. Una vez todo estuvo en su lugar, Artem y Santino descendieron por la escalerilla del avión. Esperándolos, se encontraba un hombre de imponente presencia. Vestía una dishdasha blanca inmaculada, y sobre su cabeza un keffiyeh sujeto por un agal negro, destacando su porte real. Su mirada oscura y penetrante irradiaba una intensidad que hablaba de poder y peligro. A su alrededor, un grupo de guardaespaldas vestidos de negro vigilaban con rigidez, sus rostros severos y atentos.El hombre se apartó con elegancia de su Rolls-Royce y caminó hacia ellos y, extendió la mano primero a Santino y luego a Artem.—Bienvenidos —dijo con un ligero movimiento de cabeza.Artem y Santino respondieron con un asentimiento
CAPÍTULO 134: SUBASTA DE HALCONES.La noche había caído en el palacio y Artem y Santino fueron conducidos a sus habitaciones. Era un lujo que cualquier persona apreciaría, pero no Artem. Nada lograba distraerlo de la realidad desgarradora de saber que el amor de su vida estaba en manos de un hombre cruel y despiadado.Incapaz de conciliar el sueño, se levantó de la cama, vistiendo solo un pantalón de chándal, y se dirigió al balcón, donde las estrellas brillaban en el cielo como pequeños diamantes sobre el vasto manto oscuro del desierto. Sus ojos grises se posaron en la belleza del horizonte nocturno, pero su mente estaba lejos.La amargura y la desesperación lo consumían.—Resiste, krasota… Resiste. Iré por ti, aunque tenga que descender al mismo infierno para traerte de vuelta.Su pecho se contrajo al recordar la felicidad que había sentido al escuchar a Liana hablar de su hijo, de los sueños que tenían juntos. Pero ahora, esos sueños parecían tan lejanos, casi inalcanzables.De rep
CAPÍTULO 135: HORA CERO.La subasta avanzó y los murmullos en árabe llenaban el aire mientras el Halcón Dorado, una de las criaturas más preciadas, se exhibía con orgullo. Santino, con su mirada afilada, se inclinó hacia adelante, listo para ejecutar su parte del plan.—¿Cien mil? —preguntó el subastador, y un jeque de apariencia imponente levantó la mano sin dudar.—Doscientos mil —replicó Santino, atrayendo miradas sorprendidas de algunos de los otros asistentes.El jeque frunció el ceño y levantó nuevamente la mano.—Trescientos mil.Santino hizo una pausa dramática y luego, con una sonrisa, levantó la mano.—Quinientos mil.Los murmullos se intensificaron en la sala. Algunos de los asistentes intercambiaban miradas incrédulas, pero el jeque no parecía dispuesto a ceder.—Seiscientos mil —dijo con firmeza.Santino, manteniendo la calma, alzó nuevamente la mano.—Un millón.El silencio se hizo profundo en el salón. La cifra era exorbitante, incluso para una subasta como esta. El jequ
CAPÍTULO 136: LA EJECUCIÓN DEL TRAIDOR.Artem apretó los dientes, mientras observaba a Larissa con los ojos entrecerrados, sin apartar la vista del arma que ella sostenía. La furia dentro de él era incontrolable, pero sabía que cualquier movimiento en falso podría costarle la vida a Liana.—Eres una traidora —espetó, con desprecio.Sabía que Larissa estaría allí. La empleada había confesado que Larissa le pagaba por información sobre todo lo que sucedía en la casa. Ella había filtrado cada detalle, desde los preparativos de la boda hasta que Liana estaba en el hospital.Larissa lanzó una risa amarga, una que parecía más de resentimiento que de alegría.—Si tan solo te hubieras enamorado de mí… —murmuró con amargura—. Si me hubieras visto como veías a Susana, o como ves a esa perra ahora… —señaló con un gesto despectivo hacia Liana, que todavía estaba inconsciente—. Pero no. En cambio, me humillaste, me ignoraste, me dejaste sin dignidad. Todo lo que tenías que hacer era amarme, ¡y no
CAPÍTULO 137: MI VIDA, MI DESTINO, MI ETERNIDAD.—¿Cómo está ella? —preguntó Artem con voz grave, su preocupación evidente mientras sostenía la mano de Liana.El médico, un hombre de mediana edad con aire profesional, acababa de revisar a Liana y también era alguien de confianza para Zayd. Se acomodó las gafas antes de responder.—Está deshidratada y bastante agotada, pero no hay nada grave que lamentar —explicó mientras revisaba sus notas—. El bebé está bien. Sin embargo, necesitará descansar al menos un par de días. Es importante que permanezca en reposo absoluto para que su cuerpo pueda recuperarse adecuadamente.Las palabras del médico trajeron un alivio palpable a Artem, quien cerró los ojos por un instante, soltando el aire que llevaba conteniendo desde que habían encontrado a Liana. Sin dejar de sostener su mano, le dio una mirada llena de amor, una mirada que reflejaba tanto la angustia pasada como el profundo agradecimiento de saberla a salvo.A su lado, Zayd y Santino interca
ESCENA EXTRA: UNO, DOS, TRES…Artem, sentado en su oficina, revisaba unos documentos mientras uno de sus hombres le daba los balances de los clubes que eran de su propiedad.—Todo parece estar en orden, jefe. Aunque hay algunos problemas menores con el club en el centro… unos desperfectos en la tubería y un par de quejas por el sonido…Artem lo escuchaba con atención, asintiendo, cuando de repente su teléfono comenzó a sonar. Levantó la mano para detener la charla, contestando de inmediato.—¿Vas a traer tu culo al hospital o tengo que buscarte yo? —la voz de Liana sonó del otro lado, con una mezcla perfecta entre amenaza y diversión—. Vas a pagarlo caro si llegas tarde.Artem abrió los ojos, completamente sorprendido y nervioso, al recordar que ese día era el ecograma de Liana. Se pasó una mano por el cabello, tratando de calmarse.—Lianochka… lo siento, ya voy. ¡Voy de inmediato! No sé en qué estaba pensando… ya estoy en camino, te lo prometo.—¡Mueve tu culo aquí, Vasiliev! Joder,
ESCENA EXTRA: CENA DE COMPROMISO.La mesa estaba dispuesta de forma impecable, adornada con finos detalles dorados y velas que reflejaban una luz cálida y elegante. Los platos eran colocados con precisión mientras un equipo de camareros servía con destreza los manjares que adornarían la cena.Todo en esa estancia hablaba de lujo y poder.—El último envío llegó sin problemas —dijo el hombre inclinándose levemente hacia Artem—. El gobierno no ha podido interceptarlos.Artem asintió lentamente, llevando su copa de champán a los labios. A sus cincuenta y seis años, seguía siendo un hombre imponente, con una presencia que dominaba la sala. Su cabello comenzaba a mostrar vetas plateadas, pero eso solo acentuaba el atractivo que emanaba de su mirada intensa y segura.Aun con las marcas del tiempo, su cuerpo mantenía una firmeza que hablaba de disciplina y fortaleza. Su porte era el de un hombre que ha conquistado mucho, y perdido tal vez aún más, pero que nunca se ha permitido caer.A su lad