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Capítulo 4. Existían otras razas

    

Marcos, que estaba a punto de desnudarse y dejar salir a su lobo para que corriera, escuchó unos gritos de una mujer con desesperación pidiendo ayuda.

Él sinceramente no quería ir a ver quién era la persona que pedía ayuda con tanta desesperación entre el medio del bosque, ya que él mismo tenía obligado a su manada de no ayudar a ningún humano.

Sin embargo, su lobo no pensaba igual que él en ese momento, puesto que no le dio otra opción, sino ir a ver y ayudar a aquella mujer, pero en solo llegar y ver cómo cuatro hombres humanos querían violarla, casi dejaba salir a su lobo y ahí mismo comérselos a todos esos hombres de inmediato.

Sin saber por qué había reaccionado de aquella forma, ya que era un hombre lobo muy paciente y no había motivo de que la furia de su lobo lo consumiera en aquel instante.

No obstante, ahí estaba él con ganas de arrasar con todos esos tipos y solo por una pequeña humana que ni al caso con su raza y mucho menos con él.

Por lo menos se podría decir que controló muy bien la situación, ya que no dejó salir a su lobo, por más que este aullaba dentro de su cabeza para que lo dejara salir y acabar con estos humanos cobardes. Ya que no podía mostrarle a ningún humano de la existencia de su raza, así que solo los noqueó sin hacer ningún esfuerzo alguno.

Pues aquellos tipos eran muy malos para pelear y estaban en muy mal estado físico. La única señal que tenía en ese momento de que no era un humano eran sus ojos que se le habían convertido en llamas como el fuego. Esa era una señal de que estaba al límite de su ira y tenía que buscar un lugar apartado para calmarse, si no quería terminar devorándose a esos estúpidos humanos.

Sin embargo, no esperaba que con solo escuchar la dulce voz de aquella pequeña humana, fuera capaz de calmar su ira, y al verse en paz, solo por ella, le dio más miedo que dejar salir a su lobo delante de esos humanos.

Ya que nunca en la historia de los hombres lobos, había visto que una mujer humana fuese capaz de hacer algo que ninguno en su manada ha podido hacer y mucho menos sabiendo que no era su pareja destinada por la madre luna.

Así que al pensar en esto le entró un pánico terrible, cosa que nunca había sentido antes, ya que los alfas nunca sabían que era sentir miedo, ni siquiera cuando estaban perdiendo la batalla eran capaces de sentirlo.

Y se preguntaba cómo una pequeña humana era capaz de calmar su sed de ira y peor era que esa ira fue provocada al saber lo  que esos hombres le iban a hacer a ella, ya que pudo leer todos sus sucios pensamientos y estaban inundados de malas intenciones.

También se preguntaba cómo era posible que no pudiera llegar a leer los pensamientos de esa mujer, y eso le causaba una gran intriga, como, por ejemplo: ¿quién era esta mujer en realidad?

¿Por qué no podía leer sus pensamientos? Puesto que esa era una de sus habilidades como alfa de su manada, ya que todos los antepasados alfas en su familia habían adquirido esta habilidad y de esta forma sabían quién sería el próximo sucesor.

Este era el gran secreto que guardaba su familia y del porqué a su manada le iba también y era la más próspera y más grande del mundo, ya que todos los que habían sido alfa en su familia, tenían la habilidad de leer las mentes, desde sus antepasados hasta él.

Con esta habilidad habían anticipado innumerables batallas entre las otras manadas que querían derrocarlo y así hacerse al poder que, según las otras manadas, poseía su territorio, sin saber que el poder lo poseía el alfa, ya que antes de que alguien les hiciera algo, ya estaban preparados para todo ataque y así era en los negocios.

Sin embargo, a aquella pequeña humana, le era imposible entrar en sus pensamientos y no sabía cuál era el motivo. Si solo era una simple humana, si fuese otra raza, quizás pensaría que era porque tenía habilidades para bloquear cualquier intrusión en su mente, pero una humana como ella, sería imposible de tener alguna clase de don, ya que estaba en el escalafón más bajo de todas las otras razas que existian en la tierra.

Por este motivo, los humanos morirían pensando que eran la única raza que habitaba en este mundo, sin siquiera saber que eran esclavos de las razas que se mantienen ocultas y escondían su verdadero poder disfrazándose de humanos.

Cómo era posible que ahora una mujer humana, la raza que estaba en el escalafón más baja de la existencia, no le permitía escuchar sus pensamientos, pensando de esta forma se dijo que tenía que llevarla con él y así estando más tiempo cerca de ella, podía saber quién era esta mujer en realidad y así responder a todas esas preguntas que lo estaba matando en su mente.

Después de haber tomado esta decisión, le preguntó: ¿estás bien?

Priscila, al escuchar aquella voz ronca y a su vez suave, la cual contenía un matiz de mandato, le respondió: estoy bien y gracias por salvarme, mientras se agachaba y cogía su blusa que estaba toda destrozada y trataba de cubrirse lo más que podía con ella.

Luego escuchó que aquel hombre le decía: "Me tienes que acompañar, ya que estaban muy cerca de su pueblo, y ahí le daria ropa nueva, para que se vistiera, después de decir estas palabras le mostraba el camino".

Ella, en un principio, no quería ir con aquel hombre, pero lo pensó mejor y se dijo, que más me puede pasar si sigo a este hombre. Además, se dijo, gracias a este musculoso y guapo hombre, estaba bien ahora.

Entonces, por qué no seguirlo y podía aprovechar la oportunidad de convencerlo, para que se hiciera pasar por su prometido, y así poder seguir trabajando en aquel hospital, ya que, si la vieran con aquel hombre, de seguro ninguna de esas bandas que operaban en aquel barrio donde trabaja se meterían con ella.

Pues con una sola mirada de aquel tipo asustaba a cualquiera, pensando en esto, solo dio una pequeña sonrisa y dejó que este hombre la llevara hasta donde él quisiera, porque lo que era ella tenía que convencerlo a como diera lugar para que aceptara su propuesta.

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