GINEBRA.—¿Y quién es Monic?—pregunté, dando un sorbo a mi café.—Es una amiga tuya de toda la vida—respondió mirándome a los ojos.—Mm, no recuerdo.—mentí. Si la había recordado, había experimentado una especie de flashback, en el avión. —Ya la recordaras—dijo amistoso, había algo en él que no acababa por convencerme. —, ¿Por qué escogiste Suiza?—preguntó.—Siempre me gusto y alguien me dijo que era tranquilo para vivir.—respondí con simpleza.—¡Increíble!—respondió—, ¿A qué te dedicas?—preguntó.—Soy redactora para una revista—respondí limitada, no sentía confianza en el para poder contarle a detalle mi vida privada.—, ¿Y tú? ¿Por qué tardaste tanto en contactarte conmigo? —No fue porque no quise buscarte, el terapeuta dijo que necesitabas tiempo para aclarar tu mente y no atosigarte—respondió—, Debía darte el tiempo necesario, pero no resistí más tiempo sin saber de ti.—Mm, no lo sé.—respondí.— , Se me hace extraño que nunca aparecieras, además casi me asesinan.—conté.—¿Qué? ¿c
Termine de tomar mi café matutino mientras leía la revista, mi trabajo estaba muy bien hecho. Se leía fácilmente y la redacción les hacía honor a los increíbles diseños, sonreí satisfecha mientras acariciaba mí ya notoria pancita. Hoy tenía cita en la clínica y estaba dispuesta ir con Dom, después de todo si era el padre de mi bebe merecía conocerlo. Así que le diría que fuésemos, claro que me daba un poco de miedo confiarle algo tan importante. Pero desde el café que compartimos y la pizza con Nutella, habíamos desarrollado una amistad bastante afable, me gustaba conversar con él y su compañía. Comenzaba a gustarme, me hacía sentir muy bien, querida y cuidada. Tome una ducha, relajante como tanto me gustaba. Había llenado la tina, con pétalos de rosas que me envió Dom en estos días, coloque mis sales y esencias favoritas, al bebé también le gustaba porque se enloquecía en mi pancita y me pateaba tanto como un futbolista a su pelota, mientras me relajaba en la tina coloque una pelícu
PIERO SANTORINI.Llegue al departamento que le había asignado a Harry, Pierina venia conmigo, habíamos dejado a Alessandro con su niñera. Al subir lo encontré en su ordenador tecleando muy rápido y moviendo sus manos con mucha agilidad. Lo cual me pareció admirable, saludé a Dan, uno de mis hombres que de momento lo había puesto como niñero del hacker.—Buenas tardes, señor—saludó levantando su mirada de la pantalla hacia mí, al fijarse en Pierina su rostro cambio—, Ah, señora buenas tardes también.—¿Qué encontraste? —pregunté.—Según las cámaras internas del aeropuerto y la externa de la pista de aterrizaje.—dijo mientras nos enseñaba unos videos.—, detecte el idioma en el que están escritos los avisos instructivos que se ven al fondo, es retorrománico. Una lengua nativa de Suiza.—¿Eso quiere decir que está en Suiza?—pregunté.—Sí es muy probable, no encontré accesos a las cámaras externas, las del estacionamiento para ver a donde se dirigía. Pero es una gran posibilidad que este e
—¿Le duele?—preguntó la doctora, al presionar mi costilla superior.—No, estoy bien. Solo fue el susto—respondí.—¿Segura? Estando embarazada, usted está más frágil.—interrogó.—Lo sé señorita, pero en serio estoy bien.—respondí sentándome en la camilla.—, ¿sabe usted que fue lo que sucedió en el edificio?—pregunté.—Sí, un estallido de una bomba. Por alguna razón no fue de mucho radio, era específica para un piso y departamento. —respondió—, un atentado, que desafortunada esa chica.—¿Esa chica? ¿Acaso hubo un herido?—pregunté nuevamente.—Sí, murió una chica rubia. Su nombre si mal no recuerdo era Monic, según el reportaje—respondió y sentí helar mi sangre.—, ¿se encuentra bien? ¡Esta pálida!—Estoy bien, gracias.—respondí.Mi mente se nublo, ese atentado era para mí. No para ella, había pagado unos platos rotos que no debía, la pobre a pesar de que era intensa y muy irritante no tuvo que haber muerto por mi culpa. Me sentía responsable y ni hablar de cómo me dañaba la conciencia. N
PIERO SANTORINI.Había aparcado en el estacionamiento de la residencia en la que vivía Ginebra, había sido acordonada, estaban policías y agentes de la interpol investigando supongo, también estaban los bomberos y muchos reporteros. Intente acercarme, pero Pierina me detuvo, me recordó que podrían estar vigilándonos. Le pregunté a la auxiliar que fue quién la sacó del ascensor, la había visto en el noticiero.—Disculpe señorita, ¿A dónde llevaron a la joven que sacaron del ascensor?—pregunté.—Esa es información clasificada, señor—respondió.—Señorita, soy su esposo. Vengo llegando de viaje, necesito saber en dónde se encuentra—respondí.—En ese caso, está en la clínica particular Santa Bernardita de la paz.—respondió—, si le preguntan, no lo supo por mí—respondió guiñándome el ojo.Asentí y regresé a donde me esperaba Pierina y mis hombres, les dije que buscaran la dirección de esa clínica. Nos subimos al auto y sentía como mi corazón iba a mil por hora. La sentía tan cerca que no po
El sol se había posado en lo más alto, por la pequeña rendija de la ventana se filtraban ciertos rayos que caían sobre mi rostro. Me removí incomoda y mis alarmas se activaron al sentir el peso al otro lado de la cama, me levanté asustada y lo vi dormido. Era Dom, no recordaba que se había quedado conmigo. Suspire con tranquilidad, me levanté rápidamente y tome una ducha rápida, me vestí con ropa cómoda y recogí mi cabello. Me coloque el gorro de silicón y encima la peluca de color rojo, era una caballera sumamente larga. Me coloque mis gafas de sol y junte mis cosas, guarde el arma en mi bota derecha, resguardándolo con la bota del pantalón que llevaba puesto, la aseguré aún más con el cordón de la bota. Me sentía muy extraña, era como si una fuerza extraña había tomado el control de mi cuerpo. Actuaba por impulso, pero mi conciencia se sentía tranquila.Desperté a Dom, le pedí que se alistará. Viajaríamos en tren, así no habría registro de nuestros nombres. Tiempo después habíamos d
PIERO SANTORINIHarry había encontrado unas imágenes de Ginebra saliendo de la clínica y tomando un taxi. Intentamos seguirle el rastro, a través de las cámaras de seguridad de los semáforos. Pero lo habíamos perdido en una esquina que no tenía cámara alguna. Pero para nuestra suerte, Harry logro encontrar patrones similares en la red, donde coincidían con el rostro de Ginebra. Se había quedado en un supermercado, era imposible acceder a las cámaras del mismo. Así que esperamos a que saliera, tomo otro taxi y continuamos siguiéndola hasta perderla en una carretera a las afuera de la ciudad. Golpee la pared con fuerza, estaba harto de tanta amargura y mierda. Mataría con mis propias manos al responsable de todo esto, Lenac estaba muerto. Ahora faltaba encontrar a su socio, al tal Doménico. Harry seguía buscando pistas, Pierina dormía al bebe y yo estaba muy estresado. Así que salí con Damián a buscar a Georgiano quien había venido al enterarse todo lo sucedido y sobretodo que habíamos
GINEBRA.Me encontraba congelada ante lo que había escuchado, ¿A quién le pasaba información Dom? ¿Acaso el pertenecía a los malos? Pero si así fuera, ha tenido la oportunidad de matarme. ¿Por qué no lo ha hecho? ¿Qué debía hacer? ¿Lo enfrentaba? ¿Hacia como que no escuche nada? Deje que el agua corriera por mi cuerpo, necesitaba pensar con claridad. No podía exponerme, no podía continuar tampoco con él. Era peligroso, tenía secretos. Enjuague mi cabello y termine por retirar la espuma, lo mejor sería evitar que él se enterará que había escuchado toda su conversación. Lo más prudente sería hacerle creer que no sé nada, que todo continúa igual. Recordé ese dicho “Mantén cerca a tus amigos y a tus enemigos aún más cerca” podría sacar ventaja a la situación, solo debía tener paciencia. Mantenerme alerta y evitar a toda costa que me descubriera, podría aprovecharme de la situación, le haría creer que “lo recordé” y que estoy locamente enamorada de él.Quizá así podría mantenerme a salvo,