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MALA ESPINA.

Después de horas estudiando por fin terminaron,ya eran las 14:00 lo que significaba hora de la comida.

Sam recogió todas su cosas escolares y lo puso en un cajón de estudio.

—Diego vamos a comer.

Él seguía tumbado encima de la cama de Sam.

—No me puedo levantar por tu culpa.

Él no había planeado estudiar hoy, quería tomarse un descanso de la universidad pero como no le podía decir que no a Sam, terminó agotando su energía en es estudio,en vez de en fiestas o sexo.

—De qué estás hablando?

Sam tenía los brazos cruzados,levantado delante de Diego,viendo cómo no se movía de la cama como un perezoso.

—No te hagas el tonto sabes de qué estoy hablando—dijo Diego con tono cansado.

Sam suspiró pensando en cómo este vago sacaba buenas notas.

Aunque Sam sabía a qué se refería Diego,no tenía energías para estar discutiendo con él.

—No seas exagerado, levántate.

Sam agarró sus manos intentando levantarle, pero no pudo ni hacer que se medio levantara por lo menos.

La diferencia de fuera era evidente, pese a que tenían la misma edad, a diferencia de Sam que era prácticamente un esqueleto, Diego era corpulento y por ende tenía más fuerza.

Sam dejó de intentar hacer que se levantara,no quería tener dolor muscular por levantar a un grandulón,ya suficiente tenía con tener una indigestión ahora que tenía que comer con Eva.

—O te levantas o te quedas aquí?

Pese a que a veces le parecía lindo la actitud de bebé grande de Diego, esta vez se sentía agotado no sólo por haber estudiado durante horas,sino por estirar sus enormes músculos,le echó un ultimátum para que reaccionara.

La amanezca resultó ya que  él se levantó de la cama, aunque no parecía gustarle.

Cuando se levantó se abalanzó sobre la espalda de Sam como si quisiera que lo cargara.

—Al menos ayúdame a bajar—susurró Diego.

Verle comportarse de esa manera pareció tierno a Sam, era como ver a bulldog fingiendo ser un chihuahua.

—Está bien.

Finalmente Sam se resignó, además se lo debía por haberle ayudado con las tareas de la uni.

Sam pensaba que quizás Diego tenía algún plan ya que era popular, y que quizás se lo hubiera arruinado presionándole para que le ayude a estudiar.

En realidad Diego no tenía planes, para él era más entretenido y cómodo pasar tiempo con su amigo, que andar de coqueto.

Después de minutos arrastrando al grandulón, llegaron al comedor y para la sorpresa de Sam estaba toda la familia.

Esto era muy raro para Sam, ya que mayoritariamente desayunaban todos juntos, pero en las tardes o en las noches casi nunca estaban sus hermanos por el trabajo.

Y eso sólo hizo pensar a Sam.

Me da muy mala espina.

—Hola a todos—dijo Sam con una sonrisa forzada, casi cargando a Diego en su espalda como si fuera un bebé.

—Hola—dijeron casi todos.

Eva no dijo nada seguía con su cara seria, Daniel estaba viendo algunos informes de su trabajo en el móvil, sin prestar atención al resto, y los demás contestaron al saludo de Sam.

—Buenas a todos también—expresó Diego, todavía tumbado en la espalda de Sam.

Todos les miraron cuando lo vieron,cada uno tenía una reacción diferente.

Laura sonrió por esa escena, la hacía recordar a cuando Sam era pequeño y estaba todo el tiempo pegado a Diego, como ahora.

Daniel ni se inmutó, sólo seguía mirando su móvil como si no hubiera nada más importante que eso.

Damián sonreía mirando fijamente a Sam y Diego, se imaginaba que serían una excelente pareja.

Blanca se reía sonrojada mientras ponía sus manos en su boca, se comportaba igual que cuando veía a Eva y Laura besarse.

Pese a sus reacciones la única que no agradó a Sam fue la de su madre Eva.

—Diego apártate de él y sentaos—ordenó Eva, con venas que estaba empezando a aparecer en su rostro pálido, parecía estar molesta.

La sola idea de tener a un macho cerca de su pequeño la aterraba, aunque fuera Diego como parte de la familia no podía permitir tanta cercanía.

Sam no entendía su frialdad hacia Diego que no había hecho nada, solo se estaba apoyando en su espalda, no es que estuvieran teniendo sexo ni nada por el estilo.

Diego se apartó de Sam algo apenado por la frialdad de Eva, aunque ya estaba acostumbrado, notó que esta vez era diferente.

Se sentó con rigidez en silencio al lado de Damián, sintiéndose incómodo.

Y Sam se sentó en su sitio.

En la mesa cada uno tenía un sitio asignado.

Eva iba en la parte principal,osea en el asiento que estaba delante en medio de todo.

Laura en la otra parte principal, es decir al diablo de la mesa, desde ese asiento podía ver fijamente a Eva.

Daniel el mayor estaba en el lado derecho, cerca de Eva.

Damián en la parte izquierda cerca de Eva también, Blanca y Sam estaban al lado de Laura.

La mesa del comedor era de mármol, grande pero no demasiado, sólo tenía diez sillas ya que en la familia había seis miembros, y a Eva no la gustaba las visitas así que no era necesario algo más grande.

Empezaron a comer en un silencio incómodo, era sofocante tanta tensión.

Aprovechando que Diego estaba junto con toda la familia, quería pedir disculpas por todo lo sucedido.

—Tía quería disculparme por haber hecho que Sam llegara tarde ayer, fue todo culpa mía.

Dejó de mascar para hablar, pero seguía sosteniendo un cuchillo y un tenedor.

—Lo hecho,hecho está—dijo Eva con cara inexpresiva, metiéndose a la boca el trozo de pescado.

Pese a lo que dijo Eva, Diego no estaba satisfecho, seguía sintiéndose culpable por eso.

—De verdad lo siento mucho, prometo que no volverá a pasar.

Diego estaba desesperado por el perdón de Eva,no quería que por su culpa Sam fuera golpeado otra vez.

—Pues claro que no volverá a pasar porque Sam se tomará un descanso de las clases.

Sam parpadeó varias veces creyendo haber oído mal, pensó que su madre estaba bromeando y que no hablaba en serio.

—No lo dirás en serio, verdad?—preguntó Sam.

Mostraba una sonrisa sarcástica sintiendo haber oído mal, aún sostenía el tenedor.

Toda la familia e incluido Diego se quedaron en silencio por lo que acababa de anunciar Eva.

El aire estaba tenso y todos tenían miedo de decir algo.

La única que seguía comiendo plácidamente era Blanca en su silla de bebé, no le daba importancia a los asuntos de los adultos y vivía en su mundo.

—Lo digo en serio—afirmó Eva.

Su expresión y tono de voz no cambiaron en absoluto, era una voz tranquila y fría a la vez.

Sam no sabía si reír o llorar, una sonrisa amarga apareció en sus labios, dejó caer sus cubiertos en el suelo, y se quedó en silencio unos instantes mirando al suelo.

Apretó sus puños para no explotar en ese mismo momento y sin darse cuenta ya tenía los ojos húmedos.

Sin poder controlar sus emociones que estaban hecho una montaña rusa, se levantó de su asiento y se fue corriendo por las escaleras hacia su cuarto.

—Cariño espera—gritó Laura.

Blanca miró por donde se fue Sam sin entender lo que pasaba y gritó.

—Hermanito?

La culpa comenzó a carcomer a Diego, pensando que si no hubiera abierto la boca, quizás Eva no habría ordenado tal cosa.

Sin embargo Eva estaba decidida desde hace tiempo en tomar esa decisión, por el bien de Sam.

Laura miró a Eva fulminándola con rabia por hacer llorar a su hijo.

Eva correspondió a su intensa mirada y la respondió.

—Sabes que es por su bien.

Luego de decir esas palabras Eva siguió comiendo como si nada, y no le dió importancia las lágrimas de Sam.

Para ella era mejor eso que otra cosa peor.

Damián y Daniel prefirieron no intervenir, pues opinaban igual que Eva y sólo quería lo mejor para Sam.

Laura suspiró impotente, le echó una mirada a Diego que se había quedado callado y asombrado, y le pidió con una sonrisa.

—Diego porfavor puedes subir y ver cómo está?

—Claro tía.

Diego se levantó de su asiento y subió por las escaleras,siguiendo a Sam.

Al llegar Sam a su cuarto se dejó caer rendido en su cama, cogió su almohada y la tiró al suelo con rabia.

Sam sólo podía pensar:

Todo esto es una m****a,toda mi m*****a vida es una m****a.

Se preguntaba si hizo algún mal en su vida pasada para merecer esto.

Si era un castigo por haber llegado tarde ayer, y si fuera así pensaba que era excesivo.

Sam estaba harto del trato que recibía de parte de su madre, y la idea de ser adoptado pasó por su cabeza otra vez.

Toc Toc

El sonido de la puerta siendo golpeada hizo que la mente de Sam volviera a la tierra.

—Quiero estar sólo—gritó con furia.

Alguien abrió la puerta y entró.

—Sam lo siento, si no hubiera sacado el tema nada de esto hubiera pasado.

Diego agachó la cabeza encogiéndose de hombros, se sentía más culpable que antes, y quería recompensar de alguna manera a Sam, por haberle pasar por todo esto.

Sam se giró para verle el rostro, se secó las lágrimas con sus manos y se sentó en la cama.

—No es culpa tuya.

Sam intentó minimizar su culpa, porque pese a todo sabía que no lo era. Sólo que le tocó una madre complicada.

Ya decía yo que me daba mala espina que me pidiera que bajara cuando quien lo suele hacer son mis hermanos o mamá.

Algunas cosas seguían rondando la cabeza de Sam.

—Aún así me siento mal por tí.

Sam negó con la cabeza.

—No quiero ser grosero, pero prefiero estar sólo ahora.

Sam detesta que le vean en un estado tan lamentable, más aún si se trata de su mejor amigo.

No quería dar pena,además su estado sólo haría sentir a Diego más culpable de lo que ya se siente.

En cambio Diego quería seguir estando con él porque sabía que había metido la pata hasta el fondo, y quería buscar alguna manera de solucionarlo.

No quería dejarle sólo en momentos como este, sin embargo quería respetar el dolor de Sam y decidió no insistir.

—Entiendo, llámame si necesitas algo.

Diego le dió un beso de despedida a Sam en la frente, luego salió de su habitación cerrando la puerta.

Sam se dejó caer en la cama otra vez, y se puse a llorar de rabia e impotencia hasta quedarse dormido.

***

Luego de horas durmiendo Sam se levantó, ya eran las 21:15.

Al mirar a través de la ventana vió que estaba oscuro, durmió más de lo que pensaba.

Se tumbó en la silla que estaba cerca de su armario, ya que el dolor de cabeza le estaba matando ya ni se diga del frío.

Decidió bajar para tomarse algunas medicinas para el dolor, y para su jodida desgracia se topó con la persona que menos quería ver.

Como Eva estaba en el salón él decidió dar marcha atrás, fingiendo no haberla visto.

Prefirió aguantar el dolor de cabeza que ver su cara.

No obstante Eva olió su aroma, y escuchó sus pasos por lo que le ordenó.

—Detente!!!

M****a!!!

Maldijo Sam en su cabeza.

pese a que la había oído decidió ignorarla caminando sin parar,no quería hablar con ella, menos verla.

—He dicho que te detengas—ordenó Eva, ahora con un tono de voz más elevado.

Su tono de voz hizo que todo el cuerpo de Sam temblara como si un miedo se apoderara de él, y se giró mirándola.

—Qué quieres?

A Sam ya no le importaba los modales,si su madre le obligaba a hacer lo que no quería, él tampoco tenía porqué ser educado con ella.

Eva frunció el ceño molesta y se quejó.

—A mí no me hables así.

Sam parpadeó y chasqueó los dientes irritado y gritó.

—Entonces cómo debería hablarte?

Eva quería darle otra cachetada a Sam por su atrevimiento, no obstante prefirió calmarse porque lo menos que quería hacer ahora, era discutir.

Respiró hondo y bajó su tono de voz, aunque sonaba frío.

—Tenemos que hablar.

—Si es sobre no ir a la universidad olvídalo, pronto tendremos exámenes y no pienso perderlo porque lo digas.

Los exámenes de la universidad era la excusa perfecta para que no le castigaran, no iba a echar por la borda todos sus estudios sólo porque a su madre le dió por fastidiarle.

—Ya me encargaré de eso.

Sam abrió los ojos,no podía creer lo que acababa de oír.

—Qué,cómo?,es imposible. 

—No hay nada imposible para mí, y sabes que lo que digo va a misa.

La excusa de la universidad tuvo que ser descartado, y Sam volvió a chasquear los dientes sin saber qué inventarse para zafarse de las órdenes de su madre.

—Harás tus exámenes como de costumbre, y cuando se acaben te tomarás un descanso de todo.

—Y si no lo hago?—preguntó Sam con descaro.

Eva le fulminó con la mirada como si quisiera estrangularle en ese mismo momento, hasta Sam sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

La paciencia que había tenido Eva, Sam consiguió acabarla con su atrevimiento e insolencia.

—Qué están haciendo?

Interrumpió Laura, salvando a Sam de ser golpeado otra vez.

Laura estaba sosteniendo a Blanca que estaba rendida en sus brazos.

—Nada cariño, sólo estaba hablando con Sam.

La repentina aparición de Laura hizo que el rostro de Eva volviera a la normalidad.

Y esa actitud sólo hizo pensar a Sam:

Dios porqué no le dan su Óscar a la actriz del año.

Hace unos segundos tenía los ojos inyectados en sangre a punto de matar a Sam, y ahora hasta se veía amorosa.

Laura miró a Eva y Sam sospechando de que estuviera pasando algo entre ellos.

—Espero que no estén peleando otra vez.

—No es nada de eso cariño, verdad Sam?

Eva miró a Sam con una cara seria mientras le preguntaba, a Sam le dió ganas de joder a Eva negándose, sin embargo Eva volvió a preguntar esta vez más amenazante.

—Verdad, Sam?

Eva hizo un énfasis en "verdad,Sam".

—Así es mamá.

Sam mintió fingiendo una sonrisa frente a Laura.

—Menos mal... Amor ten a Blanca,cada vez más pesa.

Laura la entregó a Eva para que la sostuviera, dió un beso en la frente a Sam y se subió al primer piso, junto a Eva y Blanca dejando a Sam sólo en el salón.

***

Al día siguiente Eva no fue a trabajar lo que significaba que Sam tenía que encerrarse en su cuarto para no toparse con ella.

—Sam es hora del desayuno—dijo Laura, detrás de la puerta de Sam.

—No tengo hambre—contestó Sam tumbado encima de su cama.

Él preferiría morirse de hambre que estar con Eva en la misma mesa.

—Dónde está Sam?—preguntó Eva mirando a Laura que estaba bajando por las escaleras.

—Dice que no tiene hambre.

Ella frunció el ceño y sintió una sensación extraña dentro. Ya ni ganas de tragarse el té de manzana que estaba tomando tenía.

—Sigue enfadado?

Laura no dijo nada, sólo miró a Eva como si dijera,"no es obvio?".

Eva suspiró para calmarse, Sam siempre conseguía sacar lo peor de ella, y se preguntaba porqué no podía ser dulce como su madre,y susurró para sí misma.

—A quién habrá salido?.

Eva seguía pensando que todo lo que hacía era por su bien, aunque la viese como su enemiga o la peor persona del mundo.

Ella prefirió dejar de pensar en eso, algún día Sam se lo agradecería, para ella era mejor que Sam la odiara a ponerle en peligro.

Laura dió a Eva un beso en la mejilla al notar su malestar e intentó consolarla.

—No te preocupes, algún día él entenderá todo.

Ella siguió besando a Eva en la mejilla mientras la sonreía.

Eva se sintió realmente afortunada de tener a Laura como esposa, la adoraba,ella siempre conseguía consolarla. Ella era la única capaz de notar sus cambios en ese rostro frío,casi inexpresivo.

—Qué hay para desayunar?—preguntó Daniel que apareció de repente.

Daniel tenía la misma cara fría y casi inexpresiva de Eva, eran calcados físicamente.

—Tarta de manzana caramelizada,pancakes Integral y yogur,tortita de avena con plátano,frutas,etc.

Ella mostraba los platos que había preparado con orgullo,señalando con el dedo.

—Otra vez comida rara...digo sana?

Apareció Damián que acababa de levantarse,forzaba una sonrisa rígida al darse cuenta que había metido la pata con la comida de su mamá Laura.

Su cabello estaba hecho un desastre,tenía enormes y oscuras ojeras.

Otra vez no había dormido lo suficiente, había tenido que operar a varios pacientes y llegó hasta la madrugada,pues también tenía guardia.

Laura miró a Damián con ojos inquisitivos y le preguntó con tono frío y una sonrisa.

—Cómo que comida rara?

Pese a la sonrisa que mostraba,su tono era frío,su sonrisa era espeluznante y estaba irritada por dentro.

Daniel y Eva se miraron como si le estuvieran dando el pésame.

—Mamá...no es lo que quise decir.

Damián intentó excusarse y añadió.

—Ya sabes que cuando me levanto temprano digo muchas tonterías.

—Es así? —dijo Laura,agrandando aún más su sonrisa,cerrando sus ojos.

Oh oh, está muy cabreada.

Pensó Eva.

Ella desvió su mirada cuando notó que Damián le estaba mirando para que le ayudara, Eva bebió su taza de té mirando a otro lado,haciendo como si no le hubiera visto.

Laura puso sus manos en su cintura con una sonrisa y susurró.

—Ya que nuestro querido Damián dice que mi comida es rara él cocinará mañana, y ya veremos qué tal sabe.

—Pero mamá-

Damián fue interrumpido por la sonrisa espeluznante de Laura.

—Está bien mamá—Damián dió su brazo a torcer.

Nadie podía con la sonrisa de Laura,ni si quiera Eva, esa forma pasiva agresiva que la caracterizaba era aterradora.

Lo siento mucho hijo pero tú te lo has buscado,con la comida de tu mamá no se mete nadie,aunque sea rara. Una cosa era pensarlo y otra decirlo.

Pensó Eva.

Damián se sentó con la expresión de cansancio,se veía más cansando, parecía que hubiera sido poseído por algún demonio o espíritu maligno.

Mientras que Daniel estaba revisando sus informes de trabajo en su móvil.

—Ya que están todos empecemos con el desayuno—ordenó Laura.

Se sentó en su sitio.

—Pero mamá Blanca y Sam?—preguntó Damián.

—Blanca sigue dormida,es mejor dejarla descansar y Sam...—Laura se quedó en silencio unos segundos antes de decir—no tiene hambre.

—Seguro es por culpa de madre—murmuró Damián.

—Tienes razón,es por culpa de tu madre.

Laura le mostró una sonrisa a Eva, pero no de la forma amorosa que hizo anteriormente sino esa forma espeluznante.

—Cállate —ordenó Eva a Damián,pero fue demasiado tarde.

—Y por eso, vuestra madre lavará todos los platos cada vez que comamos durante una semana—hasta que Laura lo soltó.

Laura intentó persuadir a su esposa para que no la castigara de esa forma,porque no la daría tiempo.

Ahora mismo estaba ocupada con el trabajo por ende debía levantarse temprano,y si ahora se paraba a lavar los platos cada mañana no la daría tiempo.

—Pero cariño-

—Lo harás verdad? —murmuró Laura,forzando aún más su sonrisa,lo que impedía a Eva decirla que no.

—Como ordene mi señora.

Parecía un soldado que le contestaba a un general.

Era realmente aterradora.

Damián dejó escapar una risita,hasta que Eva le echó un mal ojo fulminándole.

Y se preguntaba porqué Damián no podía ser como su hermano,tan difícil era mantener la m*****a boca cerrada?

—Serán dos semanas—afirmó Laura

—Qué?—gritó sin entender a qué se refería.

—Lavarás los platos durante tres semanas.

—Porqué...qué hice?—tartamudeó

—Cuatro semanas.

Eva seguía sin entender la actitud de su esposa,cada vez que habría la boca aumentaba el castigo.

—Qué?

—Cinco semanas.

Cuando Eva iba a preguntar porqué decía todo eso Daniel la iluminó.

—Madre será mejor que dejes de cuestionar a mamá,cada vez que lo hagas te aumentará el castigo,y la razón por la que te aumentó a la segunda semana es por la mirada que le echaste a Damián,o eso creo.

Daniel seguía escribiendo en su móvil sin quitar los ojos del aparato.

Eva se quedó callada y la risa de Daniel no hizo más que aumentar.

Como Eva no quería que aumentaran su castigo,no la quedó más remedio que maldecir en su cabeza.

Demonios un mes lavando platos.

A Daniel le divertía la cara molesta de Eva,para él su mamá Laura era mucho más temible cuando ponía esa sonrisa.

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