Sam frunció el ceño por la irritación que le provocaba el haber sido secuestrado, y porque sabía que ese "necesitamos hablar" sólo podía significar algo malo.—Estoy bien, gracias por preguntar—murmuró Sam con sarcasmo.Todos los presentes se miraron como si estuvieran preguntándose si es que Sam quería morir en manos de la temible Eva.—Me gusta—murmuró la señora mayor sonriendo.Tenía el cabello largo muy negro pero con algunos mechones blancos, con ojos negros como la noche, la piel un poco bronceada, y se podía notar su avanzada edad por sus arrugas que sobresalían.Los dos señores que la acompañaban se veían parecidos, ya que eran familia. Ellos eran los hermanos de la señora.Ella puso su mano en el espacio que había en el sofá, moviéndola de arriba a abajo diciéndole a Sam.—Ven, siéntate aquí.Sam se fijó en todos los que estaban y la tensión se puso peor.Él fue a donde estaba la señora ya que estaba sentada alejada de Eva, además a Sam parecía agradarle la señora aunque no la
Aunque Eva siempre conseguía sacar de quicio a Sam esta vez sus palabras le conmovieron, e hizo que quisiera confiar en sus palabras, se sintió seguro. Sam volvió a asentir con la cabeza, puso su mano en el pelaje de Damián temblando como un cervatillo recién nacido. Al acariciarlo sintió calidez, su pelaje era muy sedoso y blandito. Se sentía bien al tacto y Sam quiso acariciarlo más. —Me haces cosquillas—dijo Damián a carcajadas. Para Sam era imposible no acariciarle con ese pelaje sedoso, pero se tuvo que detener porque era su hermano y no su mascota. Le echó una mirada a Daniel para que se dejara acariciar por él, sin embargo Daniel mostró sus dientes gruñendo y su mirada se volvió aún más fría que de costumbre. Daniel no quería ser tratado como una mascota al igual que Damián, ni aunque fuera su hermano. Sentía que ese acto hería su orgullo de alfa, tampoco quería quedar en ridículo. Ya que cuando acarician a los lobos suelen hacer ruidos extraños, y él prefiriría evitarse
Sam entendía que su madre hubiese muerto en el parto ya que era normal, pero qué había de su padre?. Tecleó en el móvil otra vez y se lo mostró a Eva. Cuando Eva vió que Sam estaba preguntando por su padre biológico su cara cambió drásticamente, sus ojos se pusieron rojos brillantes, frunciendo el ceño y gruñendo al teléfono. Por miedo a que Eva le lastimara como la vez anterior, Sam apartó el teléfono de golpe sin entender la reacción de su madre, se quedó perplejo. A Michael le impresionó tanto la cara que puso su amiga Eva que quiso saber la causa. —Qué mostraste? Michael puso la misma cara que Eva cuando vió lo que estaba escrito en el móvil. Tan malo era que Sam quisiera saber o preguntara sobre su padre biológico, porqué todos ponían esa cara? —Él está muerto, es lo único que tienes que saber—dijo Eva con un tono frío y seco. —Porqué? Eva no respondió a la pregunta de Sam sólo le fulminó con la mirada para que dejara de hacer preguntas que no debía. Inconscientement
La voz de Sam estaba temblorosa aguantándose las ganas de llorar, temiendo la respuesta que iba a dar Laura. Primero Laura abrió los ojos asombrada mirando a Sam como si hubiera oído mal, luego miró a Eva y puso su mirada en Sam otra vez. —De qué hablas? Claro que eres mi hijo. Como Laura no estaba segura de lo que dijo Sam, o simplemente lo decía por lo que él había oído en el pasada, decidió hacerse la desentendida. —No hace falta que sigas fingiendo, ya lo sé todo. Sam se irritó un poco por la hipocresía de su mamá Laura, y no pudo evitar levantarla la voz asustando a Laura y Blanca que se acurrucó en los brazos de Eva. —Cómo... cómo lo sabes? La voz de Laura estaba temblorosa. Cuando ella hizo esa pregunta Sam simplemente miró a Eva en silencio, en respuesta a su pregunta. Laura también miró a Eva, recibiendo una mirada de ella que la decía que le había contado. Habiendo recibido la respuesta de Eva sobre el origen de Sam, murmuró. —Así que tu madre te contó toda la v
Desde que Alexander ordenó que buscaran a su Luna no ha sabido nada, ordenó a su manada que le buscaran en todos los países posibles, e incluso en el mundo no humano sin resultados. La espera estaba matando a Alexander, sentía que se iba a volver loco si no le tenía a su lado, quería matar a quien fuese que se hubiese atrevido a alejar a lo que era suyo. Sólo le quedaba una opción, pulsó algunos números de su móvil y cuando se conectó lo puso en su oído. —Lumier quiero que pongas micrófonos en las casas de todos los conocidos de mi luna, sean profesores, compañeros de la escuela, amigos, quien sea que haya tenido alguna relación con él quiero que lo mantengáis bajo vigilancia, sin olvidar hackear todos sus aparatos. Después de dar esa orden Alexander colgó el teléfono de golpe, se sentó en su asiento y se puso a beber para olvidar que alguien se atrevió a alejar a Sam de su vida. Él estuvo varios días esperando noticias de su luna, sentía que cada vez que el tiempo pasaba sin sab
Sam abrió los ojos de par en par pensando haber oído mal, segundos después de parpadear intentando asimilar todo esto dijo. —Cómo que tú eres yo?, no entiendo nada. —Entiendo su preocupación pero ahora no puedo explicárselo, no tenemos mucho tiempo. Algún día entenderá a qué me refiero. Eres el siguiente, pasarás por momentos difíciles pero no te rindas... Sam quería seguir hablando con el misterioso lobo, pero no podía ya que se estaba alejando de él cada vez más hasta que dejó de verle. Él se cayó al suelo ya de vuelta su conciencia, se rasgó toda la ropa que tenía hasta quedarse completamente desnudo, volvió a sentir como si sus huesos se estuvieran rompiendo pero esta vez era más doloroso que antes. —Aaahhhh duele. Las cadenas volvieron a sujetar a Sam esta vez interviniendo Eva, al ser ella una alfa extremadamente dominante su tremenda fuerza iba a ayudar a contener a Sam. A ella la parecía extraño que la transformación de Sam fuera tan difícil cuando normalmente no suele
Estuvieron corriendo en el bosque durante horas, admirando la hermosa luna llena, sintiendo el aire recorrer todo el cuerpo de cada uno. El olor a hierba invadió la nariz de Sam, era refrescante y placentero. Tiempo desde estaba empezando a amanecer y Eva le dió a Sam algo de espacio, y fue a tomar agua del manantial del lugar. Como casi todos los lobos fueron a beber agua por el cansancio de estar corriendo durante toda la noche, Sam pensó en huir así que se puso en marcha. Corrió lo más fuerte que pudo para ir donde estaba Alexander y estar con él. Luego de tanto correr Sam encontró la salida, sintiéndose aliviado respiró hondo, cuando él puso su pata para salir sintió que había algo enfrente que impedía que saliera. En el bosque había una barrera que impedía que entraran lobos intrusos, siempre y cuando no tuvieran una fuerza descomunal que fuese incontrolable. La barrera era transparente, sólo se podía ver usando los ojos dorados, es decir que sólo los lobos de alto nivel
—Aauuu!!!. Los aullidos de Sam se volvieron más fuertes y constantes haciendo que las cadenas que antes le detenían se rompieran, salió corriendo de la casa persiguiendo el olor de su alfa. Salió de esa casa rompiendo la barrera yendo a donde estaba él. Al llegar Sam, vió a Alexander que estaba en el suelo jadeando con el cuerpo enrojecido y sudoroso, él estaba con su manada. Cuando le vió fue corriendo a donde estaba para olerlo más de cerca, pero la m*****a barrera se lo impidió. Alexander estaba tan cerca de Sam y tan lejos a la vez. Puso su pata en la barrera lamiendo el lugar para sentirle, pero cuando Sam notó que no podía tocarle se enfureció aún más. —Aaauuu!!! Quería matar a todos por impedir que su alfa entrara, lo quería dentro de él, sentía que se quemaba por dentro, lo quería... Sam sacó toda la fuerza que pudo y ladró a la barrera haciendo que se rompiera en mil pedazos. Como Sam estaba en un estado prácticamente animal ya que ya no pensaba con claridad, su