—L-Lo siento —¿Miedo? posiblemente, pero la hermosa morena no estaba dispuesta a casarse con un hombre que no amaba.Las tradiciones de su familia eran muy fuertes, inquebrantables, pero ella no sentía amor por Sam, se habían visto por primera vez dos días atrás y ahora estaba a punto de unir su vida a un perfecto desconocido que por obviedad de las circunstancias tampoco la amaba. —¿Qué haces? —preguntó Sam con el anillo en la mano.—No me amas, yo tampoco te amo y prefiero vivir en las calles, ser apedreada por mi propio padre que casarme con alguien a quien no amo. —No… No puedes hacer esto.—¿Por qué no? ¿Quieres vivir una vida infeliz junto a una mujer que ni siquiera conoces? No me amas, no te amo, esto no es lo que quiero para mi vida.—¿Qué quieres? —preguntó curioso, sabiendo que tenían el tiempo en contra, estaban a media hora de tener que salir ante una cantidad incontable de invitados y unir sus vidas para siempre, no supo cómo la chica se coló por su habitación pero all
365 días, con sus horas completas, un verano, un invierno, un otoño y una primavera. Pero Emma no podía arrancar de su piel a Derek, no supo nunca más de él, excepto lo que le contó su madre en una llamada no mucho después de que ella se marchó de su país natal. —Dejó de ser conductor, se fue de casa. Eso fue todo lo que su madre le dijo y también fue todo lo que ella quiso saber. En su cabeza la idea de que se hubiese alejado de casa era buena, pues a su regreso no tendría que verlo. Chicos con poder y dinero se acercaron y lo intentó, Emma intentó con una fuerza desmedida darse una oportunidad con cada uno de sus pretendientes, pero fue imposible para ella. Mirarlos solo le recordaba lo desafortunada que era y le hacía extrañar esa soltura de Derek, no debía compararlo con nadie, pero era inevitable para ella sentirse así por un hombre que nunca le dio ni la hora. Recordó la madre de Derek y le dieron ganas de visitarla, tal vez en el día sería más fácil porque Derek estaría
Me quedo de pie mirando la puerta, entran y salen personas del edificio, todos elegantes y muy formales, mientras que estoy aquí con mi casco en la mano y con la ropa no tan formal como debía haber usado para presentarme ante mi padre luego de 4 años de ausencia.Se que mi padre no se va a molestar por verme así, siempre supo que no era la clase de chica que usaba tacones o faldas.Pero se que cuando Stan me vea, se pondrá tan molesto como un troglodita y aunque no quiero subir, mi deber es el cargo de todo lo que mi padre ya no quiere, debo ser adulta aunque llevo siéndolo hace un tiempo una adulta muy ocupada y muy comprometida con mi vida, una que no quiere ser lastimada, pero que se que va a sufrir al final de todo esto.—¡Señorita Alice, qué placer verla! —veo a Susanita, la asistente de mi padre desde que tengo uso de razón— Sus ojos brillan como siempre, esa alegría, la extrañe tanto, no tenía a quién darle los dulces de café.—¿Aún los tienes?—Una bolsa, siempre guardé la esp
—¿Qué hiciste? ¿Por qué le dijiste?—Porque no decirle, que razón tengo para ocultarle a mi hijo que tiene un sobrino.—Porque no es tu hijo, es mío. Y yo no quiero que haga parte de este mundo.—Ese niño es parte de este mundo desde el día que nació. Pero lo más importante Alice es que ese niño es parte de nuestra familia y tú nos has negado durante 4 años, verlo, abrazarlo, jugar con él y me quitaste a tu madre y a mi, ese derecho a ser abuelos. No me digas que no tengo derecho, porque si lo tengo.—Debiste decirme que eso era lo que querías, pero no exponerme de esta forma.—¿Acaso crees que para tu hermano esto no es importante?Me quedé en silencio y aunque intente decirle muchas cosas a mi padre, intente decirle la verdad, intente ser honesta y soltar todo eso que me estaba oprimiendo el pecho. Pero no quería que mi padre siguiera sumando decepciones.Desde que tengo uso de razón, he sido una hija muy desgastante, siempre estaba en conflicto con mis maestros, en conflicto con mi
Durante la cena mis padres le hicieron cientos de preguntas a Ismael, preguntas que iban de lo básico a lo más complejo, preguntas que él respondía con toda la inteligencia de la que era dueño.Mis padres quedaron sorprendidos por su habilidad y carisma, parecía un niño frío o poco sociable pero una vez que se sentía en confianza era demasiado alegre y relajado.—Queremos mostrarte algo.—Claro.Se pusieron de pie y los seguimos, varias puestas después estaba allí una habitación solo para jugar, llena de todo tipo de juguetes y videojuegos, tenía una pequeña casa allí adentro y el piso era como el cielo, el techo como el espacio y casi parecía que estábamos en otro lugar.Por primera vez en mi vida, vi a mi padre ponerse de rodillas ante alguien y fue ante mi pequeño.—Ismael, eres inteligente y sé que comprenderás que esto no compensa el tiempo que estuvimos lejos y no pudimos ser tus abuelos, pero esto es una muestra mínima del amor que sentimos por tu y de lo que estamos dispuestos
Mi primer ataque de pánico lo tuve a los 7 años, fue Stan quién me ayudó, luego de esos, llegaron muchos más. Y siempre estuvo allí para mi, se que hacerme a la idea de que Stan tiene una vida, una vida propia y aparte de mi es lo normal, es como debían ser las cosas, pero me cuesta porque de alguna manera estar lejos me hizo creer que él estaba igual que yo, solo.Abro la puerta de la que siempre fue mi habitación y enciendo la luz, limpió las lágrimas que salen dolorosas de mis ojos y queman en mis manos que están temblando, lo veo en todas partes.Cada cosa sigue intacta, el cuarto es tan grande que parece un pequeño departamento.Veo las paredes, el piso, la cama, los tendidos, el armario, los posters, miro todo y siendo que todo me está dando vueltas, me sostengo de la cama con fuerza y sin darme cuenta estoy de rodillas en el suelo, llorando de nuevo. Llorando por él.Lloró porque de alguna manera lo deje ir, lloró porque me duele saber que pudo seguir sin mí, lloró porque ante
Nuestras frentes están unidas y el calor de su mano, no me abandona, no entiendo ni sé y tampoco quiero entender ni saber, porque Alice no ha quitado su mano de allí, porque se siente malditamente bien.—¿Stan? ¿Estás aquí? —La voz de Paris hace que Alice me suelte y la magia se rompa por completo.Me siento impotente, verla y tenerla tan cerca, sentirla aunque fuese en una mínima parte de su cuerpo, me llevo al cielo, me llevo al pasado, mis pies se despegaron del suelo y escape por un segundo a ese lugar seguro que eran estar entre sus brazos.—Debo irme —la escucho decir y la veo perderse en medio de los amplios jardines de mi padre.Sin embargo su aroma queda en mi.—¿Por qué sigues aquí? —siento los brazos de Paris rodearme.—Estaba mirando unos detalles de la construcción.—Entiendo —dice Paris, mientras me rodea con sus largos y finos brazos por la espalda.—¿Pero qué? —La conozco muy bien y sé que su escueto comentario viene acompañado de una parte racional que yo no he visto.
Voy caminando por el parque, es un parque bastante alejado de la bulliciosa y caótica ciudad, cada día que salía del colegio venía hasta acá para tener algo de paz y calma. Fue doloroso venir, pero necesario. De esa manera evitaba destruirme de maneras menos ortodoxas, como vomitar todo lo que comía o golpearme el cuerpo con mis propias manos, todo para sentirme menos sucia.Porque en esa época de mi vida, siempre me culpe de todo lo que me había sucedido.Inclusive cuando los terapeutas que pagaba Stan a escondidas de nuestros padres, me decían que no.Venir y pararme frente al lago y lanzarle comida a los patos me daba cierta paz que no encontraba ni siquiera en sus brazos. Tal vez porque estaba sola y no tenía miedo, aquí en este lugar no tengo miedo, me siento en la banca que siempre me sentaba y sonrío recordando a Aiden. Sus finos modales y la gracia con la que me hablaba eran admirables, parecía que nada le daba pena y a nada le tenía miedo.Excepto claro, a Stan, que siempre e