Estaba frente a la casa de la familia Harper, las rejas eran tan imponentes como las de la casa en la que yo había crecido. No sabía si me dejarían entrar luego de anunciar mi llegada, habían pasado dos días desde mi encuentro en el parque con Alice. Casi parecía que los años no habían pasado, sus ojos brillaban con esa chispa que me había enamorado desde el primer día que la vi, allí mismo sentada y lanzando comida a los patos.Cuando las rejas se abren, para que podamos ingresar a la enorme propiedad, mi corazón late muy deprisa. No sé qué va a suceder.Al bajarme del auto, veo en la puerta al señor Harper, con esa sonrisa tan amable y cálida de siempre.—Aide, hijo, que placer volver a verte luego de tantos años.—Señor Harper, es un gusto verlo.—No me digas señor, sabes que puedes llamarme por mi nombre.—Gracias por la confianza.—Sigue, sigue. Tenemos mucho que conversar.Ingresamos y la casa es muy diferente, pasamos por las puertas y reconozco la que era la habitación de Alic
Cuando vi entrar a Aiden a la piscina, me imagine lo peor, busque a mi pequeño y lo tomé en brazos, me aferre con fuerza a su frágil cuerpo, pero luego me di cuenta que Aiden estaba calmado y venía solo, así que no iba a intentar una locura allí mismo.Sentí como sus ojos recorrieron mi cuerpo, me sentí como una adolescente y algo en mi interior se calento, 4 años sin sexo y sin ser tocada por un hombre, estaban pasando factura.Con Aiden y Stan a mi alrededor, tal vez sería cuestión de tiempo para caer en las redes de alguno de ellos dos. Estaban jugando sucio conmigo y yo soy demasiado débil.Verlo hablar con Ismael, fue fascinante, tienen la misma actitud, honestos y francos al hablar, lo que para los demás parece una ofensa para ellos no es más que un mal chiste. Tiene más cosas en común de lo que yo misma podía recordar y sobre todo esa sonrisa tan tranquila.Pregunté por Stan, que también había entrado a la piscina y me dijeron que había decidido salir a tomar el almuerzo con Pa
La noche llega a mis ojos, estoy sentada en una silla frente a la ventana, tengo una taza de té entre mis manos y contemplo desde mi habitación la única luz encendida en la casa de Stan, son casi las 12 de la noche, tengo que madrugar para iniciar con mi entrenamiento, pero no puedo dormir.Estoy mal de la cabeza y lo sé, pero de mi cabeza no sale la imagen de Stan sobre mi, sus labios casi los puedo seguir sintiendo. Mi pecho se acelera, pero entonces esos labios se cruzan con los de Aiden, que son casi como un algodón, cierro mis ojos y no puedo evitar fantasear con besarlos y estar de nuevo entre sus brazos.Tomó una bocanada de aire y mis recuerdos son más fuertes, me voy hasta esa noche en la que salí de aquí y aprieto con algo de fuerza las sabanas.Muerdo mis labios y aprieto mis piernas, me quedo en esa posición, buscando un poco de calma, pero no la encuentro. Simplemente no puedo sacar los recuerdos de Stan desnudo debajo mío, no puedo olvidar esos tatuajes tan bien cubierto
—¿Qué haces aquí?—Llevas dos semanas sin ir a terapia.—¿Y? —digo ya fastidiado.—No puedes faltar y lo sabes —lo escucho suspirar, está cansado y yo igual—. Aunque te hagas el desentendido.—No, no te equivoques. No puedo faltar porque tu así lo quieres. Pero no necesito ir a terapia.—Eso no dice tu terapista.—Y nunca te va a decir lo contrario, pagas una alta suma de dinero. Eres como un cajero automático para esa mujer.—Aiden, hijo. Es por tu bien. Es porque te amamos, tu madre está preocupada y ahora más.—¿Por qué?—Alice regresó.—¿Y?—Y eso no es bueno para ti, para nadie en la familia en realidad.—¿Qué tanto sabes de su regreso? —pregunto intrigado, aunque ya se la respuesta, conozco a mi padre perfectamente y es más controlador que yo.—Aiden —me dice de manera recriminatoria.—Papá —le digo aburrido y mirando por la ventana de mi apartamento.—No queremos volver a pasar por lo mismo, no lo mereces. Ni tu, ni tu madre, ni mucho menos yo.—Ya sé que soy una carga para ust
Desde esa noche, Alice y yo nos veíamos a escondidas, hasta que descubrimos que nuestros padres eran amigos, no quise preguntarle sobre su tatuaje y la influencia de su hermano en su vida, que era obvio importaba y mucho. Quería que ella me contará cuando se sintiera cómoda.—¿Y si nuestros padres dicen que no?—¿Por qué dirían que no? —la sigo besando mientras ella está sobre mí—. Ya no somos niños Alice, el único que se opone es tu hermano y aún no entiendo porque.—Solamente me está cuidando.—Ni siquiera me conoce, sabes que te quiero y no te haría daño, coneja.—¿Nunca? —me pregunta mientras sonríe y se quita la blusa, ver sus pecho en ese pequeño y delicado top transparente hace que mis pantalones comiencen a estorbar.—Nunca, Alice.—Quiero estar contigo, Aiden.La sonrisa se me borra de la cara, porque no estoy listo, me refiero a que deseo a Alice con muchas ganas, pero al mismo tiempo siento esa necesidad de poseerla de forma correcta y no impulsivamente.—Alice, te deseo pe
Estoy más nervioso de lo que debería estar, pero no puedo evitarlo, le envíe un ramo de rosas rojas a Paris, son sus favoritas y se que me las va a devolver porque odia que intente disculparme con regalos, pero por esa razón lo envíe. Es la única forma de que acepte verme.No tuve una buena noche, no pude dejar de pensar en Alice, en su cuerpo, en sus besos, en todo lo que pasó entre nosotros y mi pantalón empieza a incomodar, tengo que hacer algo para sacarla de la cabeza.Hoy empiezan las clases en la oficina y aunque no quiero tenerla tan cerca, porque no pienso controlar mis impulsos, tengo miedo de que sea ella la que me rechace nuevamente.Quisiera que el amor tuviese fecha de vencimiento como lo tienen los productos en el supermercado, pero contrario a lo que yo creía, mi amor enfermizo y corrupto por Alice no se acaba. Es intenso y profundo, sin embargo está demasiado mal y no pienso hacer que nuestra familia cambie o se dañe. Sin embargo la sonrisa de Ismael no sale de mi cab
No estoy tan segura de poder seguir con esta locura, la presencia de Stan es demasiado para mi, su aroma masculino, su cuerpo, sus labios, mi mente y mi corazón no ayudan en nada, pero lo peor es que no paro de pensar en Aiden y la emoción que siento por verlo en el almuerzo es más grande que yo.Tengo miedo de lastimarlo de nuevo y tengo miedo de lastimar a Stan. Por alguna razón dejo de pensar en mí y en lo único que pienso es en ellos dos.Estoy mal de la cabeza, pero desde que llegué no puedo evitar pensar en lo mucho que los deseo a ambos. Cada uno tiene algo que me atrapa y me hipnotiza, algo que hace que me rinda a sus pies de formas muy diferentes.Muerdo mi labio y aprieto mis piernas, mientras recuerdo el candente sueño que tuve, se sintió demasiado real y satisfactorio.—Alice, ¿me estás escuchando?—Si, claro —me siento tan estúpida—. Dijiste que yo debo encargarme de informar cada cosa que suceda a la junta, finalizando cada mes.—Exacto, el viernes es la próxima reunión,
Una semana después y yo continuaba trabajando como loca, aprendiendo de manera desenfrenada y al ritmo acelerado que Stan me estaba imponiendo, de alguna manera me sentía frustrada, porque no podía lidiar con todo. Mi pequeño estuvo más tiempo con sus abuelos que conmigo, algunas noches salimos tarde de la oficina y al llegar a casa ya estaba profundamente dormido.—Hoy vamos a trabajar hasta tarde, ya le avisé a nuestros padres.—¿Paris no se molesta por esto?—Ella sabe que mi trabajo es demandante. No tiene problemas por eso.—Cualquier mujer quisiera dormir con su pareja.—Eso no es tu incumbencia, Alice.—Stan, crees que ella se merece esto.—¡Estoy trabajando por un futuro para ella y para mi, para la familia que queremos tener! —su respuesta es un grito frustrado y me sobresalto de mi lugar.—Lo siento, no quería ser imprudente.—Alice, de verdad lo intento, pero esto es…Me quedo callada y mirando al piso, no se exactamente que decirle, no quiero terminar de arruinar todo.—Qu