Mis amores mañana maratón.
CAPÍTULO 100: SU VERDADERA CARA.Un jarrón de porcelana estalló contra la pared, a escasos centímetros de su rostro. El estruendo resonó en la sala, acompañado por el grito ahogado de Zoe, que se encogió de miedo detrás de su madre.—No te atrevas a hacerte la víctima —escupió Lucien—. Siete años, Adeline, ¡siete años cargando con tu peso! Estando a tu lado, criando a esa niña...Su dedo índice se alzó, apuntando a Zoe, que temblaba, aferrada a la falda de Adeline.—Y tú, ¿qué haces? —continuó él, con desprecio afilado—. Corres a los brazos del hombre que te lastimó. ¿Así es como pagas mi sacrificio?Adeline sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. Intentó hablar, pero las palabras apenas lograban salir.—Nadie te obligó a estar a mi lado durante siete años —dijo, sorprendida por la dureza de sus propias palabras, pero más de las de Lucien—. Nadie te pidió que te quedaras.La expresión de Lucien se torció en furia. Dio un paso hacia ella, sus ojos ardiendo con enojo.—Eres u
CAPÍTULO 101: ESTÁ MURIENDO.De vuelta en la mansión, Adeline limpiaba la herida de Giovanni, mientras él la observaba en silencio. La culpa comenzó a invadir a Adeline, y finalmente rompió el silencio.—Pensé que te habías ido.Giovanni suspiró y respondió con una voz cargada de emoción:—No quería dejarte, amore, y ya ves. Quién sabe qué hubiera pasado si no entro.En el fondo, Adeline aceptó que él tenía razón. Nunca habría imaginado que Lucien reaccionara de tal manera; era como si nunca lo hubiera conocido, como si estuviera viviendo con un extraño los últimos siete años. Aunque lo último que deseaba era involucrar más a Giovanni.—Tienes razón, pero… creo que Lucien se dejó llevar por la ira —añadió Adeline—. No lo estoy justificando, sin embargo, puedo entender su situación. Todo esto es demasiado para él.Giovanni se sintió celoso y rápidamente la envolvió con sus brazos. La sujetó con intensidad por la cintura y apartó suavemente la mano de Adeline.—¿Acaso tienes sentimiento
CAPÍTULO 102: BUEN MOMENTO, MALAS NOTICIAS1 SEMANA DESPUÉS…La secretaria de Adeline ajustó sus gafas mientras leía la agenda del día en voz alta.—A las diez, reunión con el equipo de marketing. A las once y media, conferencia con los inversionistas de Nueva York. A la una, almuerzo con el señor D’Angelo y, por la tarde, revisión del contrato con los abogados.Adeline asintió mientras revisaba algunos documentos en su escritorio, sus dedos tocando distraídamente una estilizada pluma de oro. Pero, de repente, la puerta se abrió sin aviso. Giovanni entró con una amplia sonrisa y un ramo de rosas rojas en la mano. Ella levantó la mirada, sorprendida, pero una sonrisa suave curvó sus labios al verlo.—Eso es todo, señora presidenta —dijo la secretaria, lanzándole una sonrisa cómplice antes de salir rápidamente, dejándolos solos.Giovanni avanzó hacia ella, sosteniendo el ramo como si fuera un trofeo.—Siempre he pensado que estas flores palidecen ante tu belleza. —dijo con un tono aterc
CAPÍTULO 103: MAMÁ A VENIDO POR TI.En la sala de estar, la tensión era palpable. Giovanni miraba a su abogado y a Jonathan King con el ceño fruncido y la mandíbula apretada.—¿¡Me estás diciendo que ella, como madre, tiene más posibilidades de quedarse con mi hijo que yo!?Jonathan cruzó las manos sobre la mesa. Su mirada era calmada, pero su voz llevaba un peso profesional.—Giovanni, entiendo tu frustración, pero debemos analizarlo con objetividad. Dayana tiene derechos como madre, y es cierto que puede solicitar la custodia inmediata. Sin embargo, esto no significa que el juez accederá automáticamente.Adeline, sentada a su lado, le tocó la mano con suavidad, intentando tranquilizarlo.—¿Qué significa eso exactamente? —preguntó.—Significa que el juez evaluará su solicitud en una audiencia preliminar. Ese será el momento en que ambas partes presenten sus argumentos. El tribunal tomará en cuenta varios factores: la estabilidad del entorno actual de Gabriel, su relación con cada uno
CAPÍTULO 1: ¡QUIERO QUE TE ACUESTES CON ÉL!—¡Quiero que te acuestes con él! —Barlow Winchester apretó con fuerza el brazo de su hija y le ordenó con voz dura como el hierro—. Si sabes lo que te conviene, Adeline, te meterás en la cama de Giovanni D'Angelo.Ella lo miró perpleja, sin poder creer lo que su propio padre le estaba pidiendo. ¿Cómo podía pedirle algo tan bajo? La confusión y el horror se reflejaron en sus ojos.—¿Cómo... cómo puedes pedirme algo así? ¡¿Por qué?! ¡¿Para qué?! —exclamó.Barlow esbozó una sonrisa fría y cruel. Sin soltarla, apretó todavía más su agarre, intensificando el dolor en su brazo.—Mis razones no te interesan, Adeline —dijo con desprecio—. Solo ten en cuenta que si no lo haces, tu amado abuelo... —Hizo una pausa y una mueca se formó en su rostro, como si disfrutara al ver la angustia de su hija—. Dejará de recibir atención médica. Y sabes lo que pasará, ¿verdad?El impacto de sus palabras fue como una bofetada. El abuelo de Adeline, el padre de su ma
CAPÍTULO 2: INFIERNO PERSONAL.Adeline Winchester abrió la puerta del coche y respiró hondo, tratando de reunir el valor necesario para entrar en la iglesia. Sabía lo que le esperaba: más rumores y más escarnio. Los murmullos sobre cómo había atrapado al soltero más codiciado de la ciudad ya circulaban, y más aún porque todos sabían que él estaba profundamente enamorado de otra: su hermana, Dayana.Respiró hondo y comenzó a caminar hacia el altar. El sacerdote la esperaba, pero Giovanni no estaba allí. Los murmullos comenzaron de inmediato, como cuchillos afilados en su piel.“Ahí va la cazafortunas...”“¿Cómo logró atraparlo? Todos saben que él ama a Dayana, no a ella.”“Pobre mujer... No sabe lo que le espera.”Los comentarios se mezclaban con miradas de desprecio. Adeline intentaba bloquearlos, pero no era fácil. Buscó a su padre entre los invitados, esperando al menos una mirada de apoyo. Pero Barlow se mantuvo indiferente, concentrado en todo menos en ella.Estaba a punto de lleg
CAPÍTULO 3: ES MI DERECHO. ACTUALIDAD… La puerta se abrió de golpe y sacó bruscamente a Adeline de su sueño. Se incorporó de inmediato, temblando y con el corazón acelerado. En la puerta, estaba Giovanni D’Ángelo, su esposo. Tenía la ropa desarreglada y olía a alcohol. —¿Estuviste… estuviste bebiendo? —preguntó, con voz entrecortada, la garganta seca por el miedo. Él esbozó una sonrisa ladeada, una que no mostraba más que burla. Dio un paso y cerró la puerta detrás de él. Adeline tragó saliva, su pecho subiendo y bajando rápidamente mientras intentaba controlar su respiración. Observó con nerviosismo cómo su esposo comenzaba a desvestirse, desabrochando lentamente los botones de su camisa. Había pasado un año desde que se casaron, pero la sensación de soledad y vacío no había hecho más que intensificarse. Desde el día de la boda, él la había tratado como si no existiera. No la miraba y apenas le dirigía la palabra. Para Giovanni, ella era como un objeto sin valor, una prese
CAPÍTULO 4: NO MERECES LLEVAR A MI HIJO.El corazón de Adeline se rompió en mil pedazos, sintió cómo algo se hundía dentro de ella, como si su pecho se vaciara de golpe. Y aunque quería apartarse, no podía moverse. Todo lo que había sentido, su amor, su entrega, se convirtieron en cenizas. Él la había reducido a nada, a solo un cuerpo. Y ese vacío, esa verdad, fue más de lo que pudo soportar.Giovanni terminó con un gruñido y se apartó con la misma indiferencia de siempre. Se levantó de la cama y se dirigió al baño sin siquiera mirarla. El sonido de la puerta al cerrarse resonó en la habitación, mezclándose con el ruido del agua de la ducha. Adeline permaneció tendida, temblando bajo la delgada sábana que apenas cubría su cuerpo. Sus manos, instintivamente, bajaron hasta su abdomen. Allí, se ocultaba su secreto, su esperanza… el bebé que llevaba dentro. Estaba embarazada.La noticia aún la tenía en shock. Giovanni solo la tocaba una vez al mes, y siempre la obligaba a tomar la pastill