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CAPÍTULO 104: EL DOLOR DE UN PADRE.—¡No quiero ir contigo! —gritó el niño, aferrándose aún más a Adeline, con los ojos llenos de lágrimas.La tensión se volvió insoportable. Giovanni miró a los policías, luego a la trabajadora social y finalmente a Dayana, su cuerpo entero temblando de rabia.—No puedes hacer esto, Dayana —espetó entre dientes—. Él no quiere ir contigo y lo sabes.Dayana levantó una ceja, su sonrisa creciendo en malicia.—Eso lo decidirá el juez. Además, seguramente lo has puesto en mi contra, por eso ahora mi hijo me teme. ¡Qué cruel eres, Giovanni!Él estaba a punto de replicar cuando Dayana agarró a Gabriel por la mano.—Ven, cielo, no temas… mamá no dejará que sigan llenándote la cabeza con mentiras.Gabriel gritaba y lloraba, mientras Giovanni parecía debatirse entre su impotencia y sus ganas de detener todo aquello a cualquier precio. De pronto, el niño se aferró con desesperación al brazo de su padre, sollozando, su voz rota y cargada de miedo.—¡Papá, no deje
CAPÍTULO 105: UNA CONFESIÓN INOCENTE.Esa noche, Gabriel estaba acurrucado en su cama, su pequeño cuerpo temblando bajo las mantas. Podía escuchar desde su habitación las risas de su madre y el tono coqueto de su voz mezclado con las carcajadas graves de un hombre.Apenas llegaron a la casa, Dayana lo había enviado a su habitación, como siempre hacía. Sin embargo, Gabriel alcanzó a ver al hombre que ahora estaba abajo con ella. Era el mismo que había visto aquella vez, el hombre que le daba miedo, el que siempre parecía tener una mirada sucia y burlona.Cerró los ojos con fuerza y se llevó las manos a los oídos, tratando de apagar las risas que lo atormentaban. Se meció en la cama de un lado a otro, como si ese movimiento pudiera transportarlo a otro lugar. Su mente lo llevó a la cabaña de su papá, donde se sentía seguro. Se imaginó corriendo entre los árboles, escuchando las risas de Zoe mientras jugaban. La idea lo llenó de una tristeza tan profunda que un sollozo escapó de su gargan
CAPÍTULO 106: ESCÁNDALO.Al día siguiente, Adeline miraba fijamente a Giovanni mientras estaban reunidos en el comedor. La atmósfera cálida y familiar de siempre se había desvanecido por completo, y ella no podía dejar de pensar en lo que Zoe le había confesado la noche anterior. La revelación la tenía en vilo. Y aunque había pensado en decirle todo a Giovanni, no se sentía lista. Hablarlo significaría confirmar lo que sospechaba… y eso rompería por completo el corazón del hombre que tenía frente a ella. Adeline era plenamente consciente del amor incondicional de Giovanni por Gabriel, y eso lo complicaba aún más.Giovanni rompió el silencio mientras doblaba el periódico.—Adelántate a la empresa. Yo pasaré primero por el bufete de abogados, tengo una reunión con Jonathan.Ella lo miró durante un segundo, luego asintió con una leve sonrisa, fingiendo que todo estaba bien. Desde el otro lado de la mesa, Zoe observaba a sus padres con un aire de tristeza. Finalmente, rompió el silencio c
CAPÍTULO 107: SALA DE JUICIO.UN MES DESPUÉS…La sala estaba llena de murmullos que poco a poco se extinguieron cuando el juez entró. Giovanni se removía inquieto en su asiento, con las manos apretadas en los apoyabrazos y la mandíbula tensa. Su nerviosismo era evidente, y Adeline, sentada a su lado, deslizó su mano sobre la de él con suavidad. La presión de sus dedos buscaba calmarlo.—Tranquilo —susurró, sin apartar la mirada del frente.Él giró hacia ella por un instante. Sus ojos, cargados de preocupación, agradecieron el gesto sin necesidad de palabras. Sin embargo, al otro lado de la sala, Dayana observaba la escena con una sonrisa de suficiencia. Su postura era relajada, confiada. En su mente no había dudas: hoy, ella saldría victoriosa.El juez, un hombre de rostro severo y mirada penetrante, ajustó sus gafas y golpeó ligeramente el mazo para silenciar cualquier murmullo residual. Su voz resonó firme y profesional.—Iniciamos la audiencia del caso Dayana Winchester contra Giov
CAPÍTULO 108: UNA LLAMADA.Jonathan se puso de pie con determinación.—Su señoría, mi cliente jamás ha hecho ni hará diferencias entre sus hijos. Si bien, en el incidente del secuestro, tomó la decisión de rescatar primero a su hija Zoe, no lo hizo porque quisiera menos a Gabriel.Se detuvo un momento, dejando que sus palabras calaran en los presentes. Luego, continuó con convicción:—La decisión que tomó en ese momento fue por estrategia, no por falta de amor. Actuó bajo presión, enfrentando un peligro real, y cualquier padre en una situación tan crítica habría hecho lo mismo. Gabriel no quedó desatendido; mi cliente volvió por él y no descansó hasta asegurarse de que estuviera a salvo.Gil se levantó casi al instante, su silla rechinó contra el suelo, y su voz cortante resonó en la sala.—¡Eso es absurdo, su señoría! Mi colega está tratando de romantizar una irresponsabilidad evidente. Si el señor Giovanni realmente no hace diferencias, ¿por qué su hijo terminó en peligro? ¿Por qué
CAPÍTULO 109: NO ES TU HIJO.Giovanni miró a Adeline con intensidad, frunciendo el ceño. Dio un paso hacia ella y la envolvió en sus brazos, con una mezcla de preocupación y ternura en su voz.—¿Qué pasa, mi amor? ¿Por qué te noto tan... preocupada?Adeline lo abrazó con fuerza, escondiendo el rostro en su pecho como si buscara refugio en su calidez. Cerró los ojos por un momento y respiró profundo, intentando reunir el valor para hablar. Después de un instante, se apartó un poco, tragando con dificultad.—Gio... quiero que sepas que nada tiene por qué cambiar, ¿de acuerdo? Él va a seguir siendo tuyo, porque tú siempre has estado a su lado.Giovanni frunció más el ceño, sus ojos ahora llenos de confusión. Su respiración se aceleró, y una sensación de inquietud empezó a crecer en su interior.—¿Ade? —preguntó, titubeando—. ¿Estás diciendo que vas a dejarme? ¿Es eso? Si es así... por favor, dime.—No —lo interrumpió ella, negando con la cabeza rápidamente. Tomó su rostro entre las manos
CAPÍTULO 110: PRUEBAS. Adeline y Giovanni se sentaron en el despacho de Jonathan. Faltaba un día para el juicio, y el ambiente estaba cargado de tensión, aunque también con un leve rastro de esperanza. Jonathan revisó una carpeta gruesa antes de hablar. —Con la nueva evidencia que hemos conseguido —dijo, mirando a ambos—, tenemos una gran oportunidad de cuestionar la veracidad de las acusaciones de Dayana. Esto no solo afecta su credibilidad, sino también su capacidad para seguir adelante con la demanda de custodia. Giovanni, que hasta ese momento había estado en silencio, dejó escapar un suspiro aliviado y se inclinó hacia adelante. —¿Significa eso que Gabriel podría quedarse conmigo? —preguntó con un destello de esperanza en la voz. Jonathan hizo una pausa, moviendo la mirada de Giovanni a Adeline, quien permanecía impasible. —La situación es complicada. Legalmente, Gabriel no es tu hijo biológico, Giovanni, y eso nos coloca en una posición delicada. Sin embargo, podemos argum
CAPÍTULO 111: NUEVOS TESTIGOS.El ambiente en la corte era tenso, cargado de miradas evitadas y un silencio que pesaba más que cualquier palabra. Adeline permanecía tranquila, sentada junto a Giovanni, cuya postura rígida delataba la tormenta interna que luchaba por contener. Al otro lado, Dayana se inclinaba hacia su abogado, susurrándole algo mientras una sonrisa maliciosa asomaba en sus labios.Giovanni sintió un ardiente deseo de levantarse, enfrentarse a ella y acabar con aquel teatro, pero sabía que no podía permitírselo. No aún.De repente, las puertas se abrieron y el juez entró con su toga negra, avanzando con pasos firmes hacia el estrado.—Todos de pie —anunció el oficial de la corte, su voz resonando en la sala.Todos obedecieron en sincronía. El juez tomó asiento y, tras un momento, indicó con un gesto que podían sentarse.—La corte está reunida en este día para emitir el veredicto en el caso de custodia legal y total del menor Gabriel D’Angelo —anunció el juez, su tono n