CAPÍTULO 108: UNA LLAMADA.Jonathan se puso de pie con determinación.—Su señoría, mi cliente jamás ha hecho ni hará diferencias entre sus hijos. Si bien, en el incidente del secuestro, tomó la decisión de rescatar primero a su hija Zoe, no lo hizo porque quisiera menos a Gabriel.Se detuvo un momento, dejando que sus palabras calaran en los presentes. Luego, continuó con convicción:—La decisión que tomó en ese momento fue por estrategia, no por falta de amor. Actuó bajo presión, enfrentando un peligro real, y cualquier padre en una situación tan crítica habría hecho lo mismo. Gabriel no quedó desatendido; mi cliente volvió por él y no descansó hasta asegurarse de que estuviera a salvo.Gil se levantó casi al instante, su silla rechinó contra el suelo, y su voz cortante resonó en la sala.—¡Eso es absurdo, su señoría! Mi colega está tratando de romantizar una irresponsabilidad evidente. Si el señor Giovanni realmente no hace diferencias, ¿por qué su hijo terminó en peligro? ¿Por qué
CAPÍTULO 109: NO ES TU HIJO.Giovanni miró a Adeline con intensidad, frunciendo el ceño. Dio un paso hacia ella y la envolvió en sus brazos, con una mezcla de preocupación y ternura en su voz.—¿Qué pasa, mi amor? ¿Por qué te noto tan... preocupada?Adeline lo abrazó con fuerza, escondiendo el rostro en su pecho como si buscara refugio en su calidez. Cerró los ojos por un momento y respiró profundo, intentando reunir el valor para hablar. Después de un instante, se apartó un poco, tragando con dificultad.—Gio... quiero que sepas que nada tiene por qué cambiar, ¿de acuerdo? Él va a seguir siendo tuyo, porque tú siempre has estado a su lado.Giovanni frunció más el ceño, sus ojos ahora llenos de confusión. Su respiración se aceleró, y una sensación de inquietud empezó a crecer en su interior.—¿Ade? —preguntó, titubeando—. ¿Estás diciendo que vas a dejarme? ¿Es eso? Si es así... por favor, dime.—No —lo interrumpió ella, negando con la cabeza rápidamente. Tomó su rostro entre las manos
CAPÍTULO 110: PRUEBAS. Adeline y Giovanni se sentaron en el despacho de Jonathan. Faltaba un día para el juicio, y el ambiente estaba cargado de tensión, aunque también con un leve rastro de esperanza. Jonathan revisó una carpeta gruesa antes de hablar. —Con la nueva evidencia que hemos conseguido —dijo, mirando a ambos—, tenemos una gran oportunidad de cuestionar la veracidad de las acusaciones de Dayana. Esto no solo afecta su credibilidad, sino también su capacidad para seguir adelante con la demanda de custodia. Giovanni, que hasta ese momento había estado en silencio, dejó escapar un suspiro aliviado y se inclinó hacia adelante. —¿Significa eso que Gabriel podría quedarse conmigo? —preguntó con un destello de esperanza en la voz. Jonathan hizo una pausa, moviendo la mirada de Giovanni a Adeline, quien permanecía impasible. —La situación es complicada. Legalmente, Gabriel no es tu hijo biológico, Giovanni, y eso nos coloca en una posición delicada. Sin embargo, podemos argum
CAPÍTULO 111: NUEVOS TESTIGOS.El ambiente en la corte era tenso, cargado de miradas evitadas y un silencio que pesaba más que cualquier palabra. Adeline permanecía tranquila, sentada junto a Giovanni, cuya postura rígida delataba la tormenta interna que luchaba por contener. Al otro lado, Dayana se inclinaba hacia su abogado, susurrándole algo mientras una sonrisa maliciosa asomaba en sus labios.Giovanni sintió un ardiente deseo de levantarse, enfrentarse a ella y acabar con aquel teatro, pero sabía que no podía permitírselo. No aún.De repente, las puertas se abrieron y el juez entró con su toga negra, avanzando con pasos firmes hacia el estrado.—Todos de pie —anunció el oficial de la corte, su voz resonando en la sala.Todos obedecieron en sincronía. El juez tomó asiento y, tras un momento, indicó con un gesto que podían sentarse.—La corte está reunida en este día para emitir el veredicto en el caso de custodia legal y total del menor Gabriel D’Angelo —anunció el juez, su tono n
CAPÍTULO 112: OBSTRUCCIÓN DE LA JUSTICIA.La enfermera tomó asiento en el estrado y juró decir la verdad. Jonathan comenzó con sus preguntas de inmediato.—Señora Rivera, ¿puede explicar a esta corte el incidente relacionado con la prueba de ADN ordenada por el médico del hospital donde trabaja?La enfermera tragó saliva, sus manos entrelazadas sobre su regazo mientras hablaba con voz temblorosa pero decidida.—Sí, puedo. —Hizo una pausa para tomar aire—. Fui sobornada por la señora Dayana para que no realizara la prueba de ADN. Me ofreció una suma considerable de dinero a cambio de falsificar los registros y evitar que el análisis se llevara a cabo.Un fuerte murmullo recorrió la sala. Dayana se hundió en su asiento, su rostro ahora de un tono ceniciento, mientras su abogado se levantaba de golpe, rojo de furia.—¡Protesto, su señoría! Esto es inadmisible. ¡No hay pruebas que sustenten estas acusaciones!El juez golpeó el mazo contra la mesa con fuerza, imponiendo silencio inmediato.
CAPÍTULO 113: LEJOS DE TERMINAR.Dayana se quedó helada, sus ojos abriéndose en incredulidad. Su piel, que ya había perdido el color, se tornó casi translúcida. Intentó abrir la boca para decir algo, pero las palabras murieron en su garganta. El abogado de Dayana se levantó de golpe, pidiendo permiso para hablar, pero el juez lo interrumpió con un gesto firme.—No hay nada más que discutir, abogado. Este tribunal ha visto suficiente. Oficial, por favor, proceda a escoltar a la señora Winchester fuera de esta sala.Los murmullos en la sala aumentaron en intensidad mientras los oficiales de seguridad se acercaban a Dayana. Ella se levantó lentamente, temblando visiblemente, y lanzó una mirada feroz y desesperada hacia Jonathan y Giovanni, como si buscara culparlos de su caída.—Esto no puede estar pasando —murmuró.El juez volvió a golpear el mazo.—Orden en la sala. Este juicio continuará en lo que respecta a la custodia del menor, pero las acciones de la señora Winchester no quedarán
CAPÍTULO 114: UNA VERDADERA FAMILIA.Después de que los oficiales se llevaron a Dayana y a su abogado esposados, la tensión en la sala seguía palpable. La atmósfera se sentía pesada, y todos los presentes parecían estar procesando el caos que acababan de presenciar.Jonathan se acercó al estrado. —Su señoría, con su permiso… —comenzó a hablar, pero el juez, aún recuperándose del escándalo que Dayana había desatado, lo interrumpió con un tono cortante.—Abogado, creo que hemos tenido suficientes sorpresas por hoy —dijo, levantando una mano para detenerlo—. Este no es el mejor momento para más intervenciones.Jonathan, sin embargo, no se dejó intimidar. Con calma, mantuvo la mirada firme en el juez y, tras un momento de silencio, continuó hablando, ignorando el tono cortante.—Su señoría, sé que el momento no es el ideal, pero lo que voy a decir es importante. Se trata del niño. —El juez suspiró, pero no lo interrumpió esta vez—. Estoy profundamente preocupado por su bienestar. Él ha es
CAPÍTULO 115: NO ME HAGAS ESPERAR.La puerta de la habitación se abrió lentamente, y Giovanni se dio la vuelta solo para encontrarse con Adeline.—¿Se quedaron dormidos? —preguntó, acercándose con una sonrisa cómplice.—Sí —respondió Adeline, rodeándole el cuello con los brazos y devolviéndole la sonrisa—. Zoe estaba muy contenta y Gabriel no dejaba de darme las gracias.Giovanni se inclinó y le dio un pico en los labios antes de susurrar:—Para Gabriel, esto debe ser la libertad absoluta. No sé qué habría sido de él si Dayana no estuviera tras las rejas ahora.Adeline suspiró, dejando que sus dedos jugaran con el cabello de la nuca de Giovanni.—Esa pesadilla ha quedado atrás, mi amor —dijo con un tono esperanzador—. Ahora sólo nos queda ser felices.Él bajó lentamente sus manos por las caderas de Adeline y, con una voz baja y ronca, le confesó:—Otro motivo por el que estoy feliz es saber que nunca toqué a Dayana mientras estuvimos casados. De alguna manera, eso me hace sentirme lig