Mis amores bellos, ¿qué te parece la historia? ¿Te está gustando? ¿Qué te gustaría leer? Las leo. XOXO
CAPÍTULO 1: ¡QUIERO QUE TE ACUESTES CON ÉL!—¡Quiero que te acuestes con él! —Barlow Winchester apretó con fuerza el brazo de su hija y le ordenó con voz dura como el hierro—. Si sabes lo que te conviene, Adeline, te meterás en la cama de Giovanni D'Angelo.Ella lo miró perpleja, sin poder creer lo que su propio padre le estaba pidiendo. ¿Cómo podía pedirle algo tan bajo? La confusión y el horror se reflejaron en sus ojos.—¿Cómo... cómo puedes pedirme algo así? ¡¿Por qué?! ¡¿Para qué?! —exclamó.Barlow esbozó una sonrisa fría y cruel. Sin soltarla, apretó todavía más su agarre, intensificando el dolor en su brazo.—Mis razones no te interesan, Adeline —dijo con desprecio—. Solo ten en cuenta que si no lo haces, tu amado abuelo... —Hizo una pausa y una mueca se formó en su rostro, como si disfrutara al ver la angustia de su hija—. Dejará de recibir atención médica. Y sabes lo que pasará, ¿verdad?El impacto de sus palabras fue como una bofetada. El abuelo de Adeline, el padre de su ma
CAPÍTULO 2: INFIERNO PERSONAL.Adeline Winchester abrió la puerta del coche y respiró hondo, tratando de reunir el valor necesario para entrar en la iglesia. Sabía lo que le esperaba: más rumores y más escarnio. Los murmullos sobre cómo había atrapado al soltero más codiciado de la ciudad ya circulaban, y más aún porque todos sabían que él estaba profundamente enamorado de otra: su hermana, Dayana.Respiró hondo y comenzó a caminar hacia el altar. El sacerdote la esperaba, pero Giovanni no estaba allí. Los murmullos comenzaron de inmediato, como cuchillos afilados en su piel.“Ahí va la cazafortunas...”“¿Cómo logró atraparlo? Todos saben que él ama a Dayana, no a ella.”“Pobre mujer... No sabe lo que le espera.”Los comentarios se mezclaban con miradas de desprecio. Adeline intentaba bloquearlos, pero no era fácil. Buscó a su padre entre los invitados, esperando al menos una mirada de apoyo. Pero Barlow se mantuvo indiferente, concentrado en todo menos en ella.Estaba a punto de lleg
CAPÍTULO 3: ES MI DERECHO. ACTUALIDAD… La puerta se abrió de golpe y sacó bruscamente a Adeline de su sueño. Se incorporó de inmediato, temblando y con el corazón acelerado. En la puerta, estaba Giovanni D’Ángelo, su esposo. Tenía la ropa desarreglada y olía a alcohol. —¿Estuviste… estuviste bebiendo? —preguntó, con voz entrecortada, la garganta seca por el miedo. Él esbozó una sonrisa ladeada, una que no mostraba más que burla. Dio un paso y cerró la puerta detrás de él. Adeline tragó saliva, su pecho subiendo y bajando rápidamente mientras intentaba controlar su respiración. Observó con nerviosismo cómo su esposo comenzaba a desvestirse, desabrochando lentamente los botones de su camisa. Había pasado un año desde que se casaron, pero la sensación de soledad y vacío no había hecho más que intensificarse. Desde el día de la boda, él la había tratado como si no existiera. No la miraba y apenas le dirigía la palabra. Para Giovanni, ella era como un objeto sin valor, una prese
CAPÍTULO 4: NO MERECES LLEVAR A MI HIJO.El corazón de Adeline se rompió en mil pedazos, sintió cómo algo se hundía dentro de ella, como si su pecho se vaciara de golpe. Y aunque quería apartarse, no podía moverse. Todo lo que había sentido, su amor, su entrega, se convirtieron en cenizas. Él la había reducido a nada, a solo un cuerpo. Y ese vacío, esa verdad, fue más de lo que pudo soportar.Giovanni terminó con un gruñido y se apartó con la misma indiferencia de siempre. Se levantó de la cama y se dirigió al baño sin siquiera mirarla. El sonido de la puerta al cerrarse resonó en la habitación, mezclándose con el ruido del agua de la ducha. Adeline permaneció tendida, temblando bajo la delgada sábana que apenas cubría su cuerpo. Sus manos, instintivamente, bajaron hasta su abdomen. Allí, se ocultaba su secreto, su esperanza… el bebé que llevaba dentro. Estaba embarazada.La noticia aún la tenía en shock. Giovanni solo la tocaba una vez al mes, y siempre la obligaba a tomar la pastill
CAPÍTULO 5: VERDAD DEVASTADORA.En el hospital, Adeline cerró el libro y lo dejó a un lado. Se inclinó con suavidad para acariciar el cabello del hombre que yacía inmóvil frente a ella. Era su abuelo, el padre de su madre, el único familiar que le quedaba. Cada semana, sin falta, venía a visitarlo, a pasar tiempo con él. Como tantas otras veces, le leía, esperando con desesperación que él pudiera escucharla. Hacía un año que había sufrido un derrame cerebral, y desde entonces no había mostrado ninguna señal de despertar.—Abuelo —susurró, mientras acariciaba su cabello—, tengo una noticia que darte.Con una mano temblorosa, Adeline llevó los dedos a su vientre, acariciando el lugar donde su bebé crecía. Sus ojos, aunque tristes, brillaban con un destello de esperanza.—Estoy embarazada, abuelo... pronto voy a tener un bebé.De repente, un recuerdo la golpeó con fuerza, trayendo consigo un dolor profundo. Las palabras de Giovanni resonaban amargas en su memoria: "Si llegas a quedar emba
CAPÍTULO 6: YO TAMBIEN QUIERO DIVORCIARME.Adeline despertó tras su desmayo. La luz blanca y fría del lugar la hizo parpadear varias veces antes de reconocer la figura a su lado. Logan estaba allí, con una expresión de preocupación.—¿Cómo te sientes? —preguntó, tomando su mano con suavidad.—No estoy bien, Logan —confesó con la voz ahogada—. No puedo estar bien…Él secó una lágrima con el dorso de su mano.—Me preocupó mucho ver que tu nariz sangraba.—No es nada, seguramente es por todo el estrés que estoy soportando —respondió Adeline, intentando restarle importancia, aunque Logan no parecía convencido.—Voy a ordenar unos exámenes —dijo con firmeza—. Quiero estar seguro de que estás bien.Pero Adeline negó con la cabeza, apretando su mano, buscando un ancla en medio del caos que vivía. Al sentir el contacto de su piel, Logan experimentó una cálida corriente recorrer su cuerpo, un recordatorio de los sentimientos que había guardado en secreto por ella.—No, no hace falta —susurró—.
CAPÍTULO 7: ¿TIENES UN AMANTE?El silencio llenó la habitación. Giovanni, estaba desconcertado por la respuesta de Adeline, dio un paso atrás e intentó ocultar el torbellino de emociones que lo invadía.—¿Así que estás de acuerdo? —preguntó con voz fría.Adeline asintió.—No tiene sentido seguir —dijo, sin dudar—. Está bien, vamos a divorciarnos.Giovanni sintió que algo se rompía dentro de él. Al principio, su mente no registró la gravedad de lo que acababa de escuchar. Había esperado una pelea, tal vez lágrimas o súplicas, pero no esto. No la aceptación fría y calmada que Adeline le ofrecía. Sintió una oleada de sorpresa que lo dejó en silencio por un momento, como si el guión que había imaginado se desvaneciera frente a él.¿Así que ella también quería dejarlo? Esa idea comenzó a enraizarse en su mente y, con cada segundo que pasaba, la sorpresa dio paso a una sensación mucho más inquietante: miedo. Y también rabia. Ver a Adeline tan resuelta, lo descolocó. Las palabras de ella res
CAPÍTULO 8: SEGUIR SIENDO LA SEÑORA D' ÁNGELO.Mientras Adeline empacaba sus cosas, el teléfono sonó, interrumpiendo sus pensamientos. Vio el nombre de su padre en la pantalla y respiró hondo. Sabía que él no recibiría bien la noticia del divorcio, pero esta vez, ella tomaría el control.—¿Papá?La voz de Barlow, fue fría e impersonal.—Ven a casa cuanto antes. Tenemos que hablar.Adeline apretó el teléfono.—Sí, papá. Yo también tengo algo que decirte.En su estudio, Barlow caminaba inquieto. La llamada con Adeline no lo preocupaba tanto como la anterior que acababa de recibir. Bebió de un trago su whisky y se sirvió otro. Necesitaba dinero, y rápido. Había hecho tratos con gente equivocada, y ahora le exigían una suma que no tenía. Los negocios iban mal, las cuentas de las empresas se derrumbaban.El fideicomiso de su suegro era su única salida, pero no podía tocarlo hasta que el anciano muriera. El accidente cerebrovascular había sido una oportunidad, pero el viejo aún resistía.