CAPÍTULO 97: SOLO EL PRINCIPIO.El sonido del agua llenaba el aire y Giovanni sostuvo a Adeline con cuidado en sus brazos. Ahora estaban en la bañera; él la había llevado allí después de haber hecho el amor frente a la chimenea. Con la espuma acariciando su piel y las gotas resbalando por sus cuerpos, Giovanni deslizaba las manos con devoción por el cuerpo de Adeline, limpiando cada rincón con una ternura que lo dejaba expuesto.—Gracias —murmuró suavemente, dándole un beso en el cuello—. Gracias por darme esta oportunidad, por dejarme amarte como mereces. Te prometo, Adeline, que dedicaré cada día de mi vida a hacerte feliz. Nunca te faltará mi amor, lo juro.Ella, con la cabeza recostada sobre su pecho, dejó escapar una risa suave y juguetona. Sus ojos chispeaban de malicia cuando levantó la mirada para encontrarse con los suyos.—Más te vale cumplir tu palabra, D'Angelo —le dijo con una sonrisa divertida—, porque si no lo haces, me aseguraré de que lo lamentes cada segundo. Y créem
CAPÍTULO 98: SOY TU TÍA.Adeline despertó lentamente, parpadeó, acostumbrándose a la luz de la mañana, y entonces notó que el lado de Giovanni en la cama estaba vacío. Miró a su alrededor, buscando algún rastro de él, pero no lo vio. Sin embargo, en lugar de sentirse decepcionada, una sonrisa se dibujó en sus labios. Su corazón seguía ligero, su mente tranquila. Las mariposas que Giovanni había despertado en su estómago la noche anterior todavía revoloteaban, y por primera vez en mucho tiempo, sintió esperanza.Se levantó, se aseó rápidamente y salió al pasillo, dispuesta a preparar el desayuno. Sin embargo, se detuvo en seco cuando escuchó las risas y la conversación que venía de la cocina. Con paso silencioso, se acercó a la puerta, espiando la escena.Giovanni llevaba un delantal torcido y harina en una mejilla, mientras Zoe y Gabriel se inclinaban sobre la mesa. Delante de ellos había un desastre de panqueques quemados y huevos revueltos con un aspecto dudoso.—Papi, esto parece co
CAPÍTULO 99: CONTRAGOLPE.En el prestigioso bufete de abogados, Dayana observaba al hombre frente a ella con una expresión lamentable.—Por favor, doctor Gil —suplicó con voz quebrada—, soy solo una madre que quiere a su hijo a su lado. No sé a quién más recurrir.Se levantó lentamente y se arrodilló frente al abogado, con los ojos llenos de lágrimas.—Tiene que ayudarme —imploró—. Necesito a alguien que luche por esta pobre madre. Sin usted, no tengo esperanza.El abogado tragó con dificultad al ver que su blusa apenas contenía sus pechos. Dayana rozó deliberadamente el brazo del abogado y comentó con una voz suave y tentadora:—Sería un gesto tan noble de su parte, algo por lo que estaría eternamente agradecida.El hombre se tensó visiblemente cuando ella se humedeció los labios.—Por favor, piénselo, ¿de acuerdo? Sé que usted... hará lo correcto.Se levantó y tomó su bolso de manera calculada para dejarle una vista de su figura. El abogado aflojó su corbata mientras la veía caminar
CAPÍTULO 100: SU VERDADERA CARA.Un jarrón de porcelana estalló contra la pared, a escasos centímetros de su rostro. El estruendo resonó en la sala, acompañado por el grito ahogado de Zoe, que se encogió de miedo detrás de su madre.—No te atrevas a hacerte la víctima —escupió Lucien—. Siete años, Adeline, ¡siete años cargando con tu peso! Estando a tu lado, criando a esa niña...Su dedo índice se alzó, apuntando a Zoe, que temblaba, aferrada a la falda de Adeline.—Y tú, ¿qué haces? —continuó él, con desprecio afilado—. Corres a los brazos del hombre que te lastimó. ¿Así es como pagas mi sacrificio?Adeline sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. Intentó hablar, pero las palabras apenas lograban salir.—Nadie te obligó a estar a mi lado durante siete años —dijo, sorprendida por la dureza de sus propias palabras, pero más de las de Lucien—. Nadie te pidió que te quedaras.La expresión de Lucien se torció en furia. Dio un paso hacia ella, sus ojos ardiendo con enojo.—Eres u
CAPÍTULO 101: ESTÁ MURIENDO.De vuelta en la mansión, Adeline limpiaba la herida de Giovanni, mientras él la observaba en silencio. La culpa comenzó a invadir a Adeline, y finalmente rompió el silencio.—Pensé que te habías ido.Giovanni suspiró y respondió con una voz cargada de emoción:—No quería dejarte, amore, y ya ves. Quién sabe qué hubiera pasado si no entro.En el fondo, Adeline aceptó que él tenía razón. Nunca habría imaginado que Lucien reaccionara de tal manera; era como si nunca lo hubiera conocido, como si estuviera viviendo con un extraño los últimos siete años. Aunque lo último que deseaba era involucrar más a Giovanni.—Tienes razón, pero… creo que Lucien se dejó llevar por la ira —añadió Adeline—. No lo estoy justificando, sin embargo, puedo entender su situación. Todo esto es demasiado para él.Giovanni se sintió celoso y rápidamente la envolvió con sus brazos. La sujetó con intensidad por la cintura y apartó suavemente la mano de Adeline.—¿Acaso tienes sentimiento
CAPÍTULO 102: BUEN MOMENTO, MALAS NOTICIAS1 SEMANA DESPUÉS…La secretaria de Adeline ajustó sus gafas mientras leía la agenda del día en voz alta.—A las diez, reunión con el equipo de marketing. A las once y media, conferencia con los inversionistas de Nueva York. A la una, almuerzo con el señor D’Angelo y, por la tarde, revisión del contrato con los abogados.Adeline asintió mientras revisaba algunos documentos en su escritorio, sus dedos tocando distraídamente una estilizada pluma de oro. Pero, de repente, la puerta se abrió sin aviso. Giovanni entró con una amplia sonrisa y un ramo de rosas rojas en la mano. Ella levantó la mirada, sorprendida, pero una sonrisa suave curvó sus labios al verlo.—Eso es todo, señora presidenta —dijo la secretaria, lanzándole una sonrisa cómplice antes de salir rápidamente, dejándolos solos.Giovanni avanzó hacia ella, sosteniendo el ramo como si fuera un trofeo.—Siempre he pensado que estas flores palidecen ante tu belleza. —dijo con un tono aterc
CAPÍTULO 103: MAMÁ A VENIDO POR TI.En la sala de estar, la tensión era palpable. Giovanni miraba a su abogado y a Jonathan King con el ceño fruncido y la mandíbula apretada.—¿¡Me estás diciendo que ella, como madre, tiene más posibilidades de quedarse con mi hijo que yo!?Jonathan cruzó las manos sobre la mesa. Su mirada era calmada, pero su voz llevaba un peso profesional.—Giovanni, entiendo tu frustración, pero debemos analizarlo con objetividad. Dayana tiene derechos como madre, y es cierto que puede solicitar la custodia inmediata. Sin embargo, esto no significa que el juez accederá automáticamente.Adeline, sentada a su lado, le tocó la mano con suavidad, intentando tranquilizarlo.—¿Qué significa eso exactamente? —preguntó.—Significa que el juez evaluará su solicitud en una audiencia preliminar. Ese será el momento en que ambas partes presenten sus argumentos. El tribunal tomará en cuenta varios factores: la estabilidad del entorno actual de Gabriel, su relación con cada uno
CAPÍTULO 104: EL DOLOR DE UN PADRE.—¡No quiero ir contigo! —gritó el niño, aferrándose aún más a Adeline, con los ojos llenos de lágrimas.La tensión se volvió insoportable. Giovanni miró a los policías, luego a la trabajadora social y finalmente a Dayana, su cuerpo entero temblando de rabia.—No puedes hacer esto, Dayana —espetó entre dientes—. Él no quiere ir contigo y lo sabes.Dayana levantó una ceja, su sonrisa creciendo en malicia.—Eso lo decidirá el juez. Además, seguramente lo has puesto en mi contra, por eso ahora mi hijo me teme. ¡Qué cruel eres, Giovanni!Él estaba a punto de replicar cuando Dayana agarró a Gabriel por la mano.—Ven, cielo, no temas… mamá no dejará que sigan llenándote la cabeza con mentiras.Gabriel gritaba y lloraba, mientras Giovanni parecía debatirse entre su impotencia y sus ganas de detener todo aquello a cualquier precio. De pronto, el niño se aferró con desesperación al brazo de su padre, sollozando, su voz rota y cargada de miedo.—¡Papá, no deje